La Lista [EN DESARROLLO] Fecha limite posteo: 05/02/11 - ACTUALIZADA

Habian pasado varios dias desde que Ledtawa habia llegado a la region de Arendia, el guerrero transitaba los senderos frondosos cubiertos de vegetacion a una gran velocidad, corriendo, cada tanto, cuando sus piernas cansadas no le permitian desplazarse a tal velocidad, caminaba, pero nunca se detenia..estaba algo exhausto. Pero lo sabia, tenia que llegar a la ciudad de Vo Mmibre, donde se encontraba su primer objetivo.

Despues de tres dias de viaje, el Lord Oscuro observo como el bosque empezaba a desaparecer lentamente, sus ojos ya no veian pesadas ramas colgando de troncos gigantescos, tampoco sentia la humedad bajo sus pies ni el sofocante calor, caracteristica principal de estos paisajes tropicales. Vio entonces, despues de subir una pequeña colina, los primeros indicios de poblacion. A lo lejos se divisaban lo que parecian ser las torres mas altas de la ciudad de Vo Mimbre, se acercaba a su destino.

Ledtawa miro lo mas lejos que sus ojos le permitieron, pero el ardiente sol del mediodia lo incandilo, bajo la cabeza y se refrego los ojos con un gesto de desagrado. Tapando el sol con su mano derecha volvio a elevar la vista y vio las gigantescas murallas que protegian la ciudad. Sabia que la luz no era su mejor aliado, y decidio que lo mejor seria esperar unas horas hasta que oscuresca, mientras tanto, podria descansar del agotador viaje, y repasar sus planes.

Fue asi que el guerrero se retiro del sendero y dejo caer su peso contra el borde de unas rocas aledañas al camino. Bastante grandes por cierto y cubiertas de una vegetacion densa, propia del paisaje . Desenfundo su espada y la apoyo a un lado. Saco la lista, la escondia bajo el protector del antebrazo izquierdo de la armadura, era un pequeño pedazo de papel, su textura se asemejaba a la de un papiro, con nueve nombres escritos en ella..una vez mas se dispuso a leer esos nombres, los sabia de memoria, pero tenia por costumbre repasar una y otra vez esas nueve almas que lo tenian en vilo desde pequeño.

Despues de un momento, la guardo.

Entrecruzo sus manos, cerro los ojos y entro en meditacion.

La noche estaba cayendo, mas alla de las murallas de la ciudad se divisaba una pequeña luz, posiblemente una fogata, como era comun en estas tierras, viajeros de todas partes, paraban a descansar a orillas del rio sintiendose resguardados por semejantes muros de piedra maciza y con la posibilidad de refrescar su sed en las aguas del rio.

Era una noche tranquila, corria un aire levemente frio que hacia danzar las copas de los arboles a su gusto, aun asi, esta ventisca no incomodaba en lo mas minimo. Cada tanto, mas alla de las montañas se escuchaba algun que otro trueno, pero los lugareños sabian que no lloveria puesto que el viento provenia del Sur.

Dentro de las murallas, en la parte pobre de la ciudad, el dia o lo que quedaba de el, estaba llegando a su fin, algun que otro resagado quedaba en alguna taberna, pero el mismo dueño lo retiraba del lugar, es que todos sabian, que a estas horas la guardia de la ciudad comenzaba su ronda nocturna, feroces soldados con hambre de golpes salian a patrullar las despobladas calles y los oscuros callejones.
Quien cayera en sus manos, seria presa del abuso de estos hombres, robustos y con mal caracter. Portando orgullosos en el pecho la insignia de Vo Mimbre.

Por el contrario, los altos mandos y burgueses del palacio, seguian bebiendo y festejando con sus mujeres sin preocuparse por nada en realidad, era una noche como cualquier otra y no veian porque dejar de tomar.
Reian mientras un juglar les relataba historias que alguna vez vivio, ellos, contentos e inhibidos por el alcohol soltaban carcajadas a mas no poder, estas historias carecian de humor en absoluto.



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OFF ROL:
- Si no se completan los primeros posteos de los jugadores faltantes hasta el dia 23/01/11 a las 20:00 HS (Hora Argentina) la partida continua.

Vo Mimbre, curioso nombre, había leído mucho sobre aquel lugar, nada de eso era de mi importancia. Solo iría para buscar un curso, un destino y con suerte alguna forma de ganar dinero en lo que era buena y en lo que soy buena es...asesinando. Ya había probado mis habilidades en esta área, aquel encapuchado me había enseñado bien y de vez en vez salíamos de caza, se podría decir.

Viajaba ligera, un saquito con monedas atado a mi cinturón, un estuche negro atado a mi pierna izquierda. La ballesta reposando en mi espalda y su carcaj en mi cintura, este de vez en cuando golpeteaba mi trasero con cada paso que daba, nada molesto. Las correas de ambos elementos atravesaban mi cuerpo de extremo a extremo, la correa de cuero café de la ballesta partía en mi hombro derecho y terminaba en la parte izquierda de mi cintura, la del carcaj -mismo material, mismo color- atrasaba mi cintura casi horizontalmente y por debajo de mi suelto cinturón decorativo.

Podía ser una novata viajando sola por un mundo que no conocía más que en dibujos, sólo muy pocas veces había salido de mi hogar y en aquellas ocasiones era de noche y como ya dije sólo eran para realizar algunos trabajitos. Ahora era todo distinto, si bien sabía atacar y luchar, no tendría a ese centinela que me dijese que hacer donde apuntar y en que había fallado, esperaba que su adiestramiento fuese efectivo.

Desde que puse un pie fuera de la casa supe que ese mundo había estado esperándome o quizá yo había esperado mucho para conocer ese mundo. Los olores del día eran maravilloso parecían una seda acariciando mi nariz revoloteando mi cuerpo y haciendo estremecer, era muy distinto a la noche, el sol ardía y el estar mucho tiempo bajo su vigilancia hacía que mi piel se calentara y mis vista se cansaba, pero hasta eso era agradable. Sin embargo, nada superaría el cobijo y la protección que me otorgaba el manto oscuro de la noche.

Y así, disfrutando cada nueva sensación, cada nueva criatura que se cruzaba en mi camino, emprendí rumbo hacia Vo mimbre. Cuando logré divisar el muro mis ojos se dilataron, jamás había visto tal calidad arquitectónica, aunque algo se alzaba más alto que aquella construcción, no estaba muy lejos, era un delgado hilo de humo que provenía desde fuera de la ciudad, cerca de un río, uno que no había visto y que al divisarlo me hizo humedecer los labios con la lengua, la piel rota de los labios me rozó el músculo húmedo, tenía sed. Empecé a acercarme al río con precaución, pensando en que estúpido hombre haría una fogata a las afueras de una ciudad, qué acaso no s ele habría cruzado por la cabeza la idea de que los guardias de la mismo podrían ir a su posición y no necesariamente no buenas intenciones. A casa paso que deba y que se enterraba entre el pasto, empezaba a anochecer, eso era un alivio, pero un helada brisa que golpeó mi cuerpo mientras me acercaba al río me hizo sentir un poco de frío, así que abroché mi traje de cuero reduciendo el escote nada al llegar mi traje hasta el cuello.

Por fin, luego de un tiempo caminando llegué al lugar, me agaché y junté mis manos. Me arrodillé y sumergí mis manos unidas en la gélida agua, luego, acercando mi rostro a la superficie subí mis manos, sorbiendo el agua que quedaba entre ellas y que no se escapaba por entremedio de mis delgados dedos, algunas gotitas escurrieron por mi fina barbilla y se dejaron caer de vuelta al agua. Levanté un poco la cabeza y la volteé hacia el lugar de donde salía el hilo de humo, mis cabellos entonces casi tocaron el agua al dejarse caer hacia un lado. No muy lejos se podía apreciar un figura de hombros anchos disfrutando el calor de aquel fuego junto a su corcel. Con solo imaginarme su sexo torcí un gesto con mis labios. Esperaba no me viera, me gustaba mantenerme oculta, de todas formas mis ropas me ayudaban aunque mi rojizo cabello podía delatarme bajo el fulgor de las lunas.

-¿Acaso no desea poseer bienes de sobra, bella dama?

Su tono de voz se me antojaba áspero y odioso, más sus palabras me
incitaban a quedarme un momento más. ¿La razón? Aquellos regalos que me
ofrecía. Nada en el mundo me hace más dichosa que poseer, poseerlo todo,
todo lo que yo quiera...
¿Es de locos querer siempre más de lo que se puede tener? para mí no.
Mis ansias, mi avaricia.. ¡Ja! No me importa cómo me juzguen, sólo vivo para mi...
Aquel carruaje vibraba a medida que avanzaba sobre las piedras de aquel desolado sendero. Me incomodaba, la espera se me hacía larga y desagradable, debido a mis enormes ganas de ver nuestro lugar de destino a la terrible compañía que me llevaba allí.
Un simple y viejo señor adinerado, que por casualidad habíame encontrado en las calles de una pequeña ciudad. Fue inmediatamente marcado como mi nueva "víctima", lo seduciría y le sacaría incluso la última monedilla que quedase en sus finos pantalones.

Sus brillosas canas resaltaban aquellos años... Sus grises y opacos ojos, la fatiga... Pero aquella mirada y aquella sonrisa avisaban un alma joven y terrible, un alma pícara y lanzada que no tardaría en caer a mis redes.
Dicho y hecho, la delicada silueta de mi cuerpo y la belleza de mi rostro y mis andares le habían cautivado, por lo que pude aprovecharme...
¡Que cargaba en ese momento? lo usual. Mi fiel y delicado vestido negro, mis hermosas botas, quizás un par de collares... Mi bolso, mi látigo... Aquellas cosas que me hacían estremecer al pensar en que pudiera perderlas... Significaban tanto para mí... Mas no por quien me las hubiese dado o por cómo las habría conseguido, no.
Las adoraba por lo útiles que eran para mi, por el placer de usarlas...

-Por supuesto... Sabe que me gustan las comodidades... Se ve que me conoce.

Una falsa sonrisa brota de mis rojos labios, mientras mis castaños ojos se posan en los suyos, escrutando aquellos orbes... Intentando visualizar sus intenciones... ¿Que pretendía? ¿Acaso en verdad le había conquistado, o tan sólo la usaría, engañandola con falsas promesas?
Brillantes, carnosos, finos... Se curvaron en una mueca que despojó a la sonrisa de sus humildes terrenos. ¿La razón? Comenzaba a dudar del hombre que tenía en frente.

Por la ventanilla los árboles pasaban con cierta velocidad. Podía contemplarse la majestuosidad de la naturaleza... Pero en ese momento, no era algo que importase demasiado, o mejor dicho, nada.
Mis manos esperaban pacientemente en mi regazo, mientras mis ojos se desviaban de un sitio a otro, bastante inquietos, bastante desconfiados...
Hacía mucho que debíamos de haber llegado, y un cierto nerviosismo nacía en mi pecho...
-Maldición, ¿Ahora que?

Aquel pensamiento había sido casi instintivo. No tuve tiempo de notar el súbito cambio en la mirada de mi acompañante cuando de repente el coche dio un giro inesperado. Me sobresalté y no pude disimularlo, por lo que aquel intentó calmarme con bobas palabras, excusando un atajo.
Pero yo no me comería tales cuentos.
Hice un ademán de "adiós" con la mano, y articulé unas palabras al cochero, insistiendo en que detuviera el móvil. No hubo respuesta.
-¡Exijo que se me permita bajar del coche!

Una estrambótica risa confirmó mis sospechas, y al girar mi rostro para contemplar al viejo, tan sólo tuve tiempo de apartarlo con mis brazos justo cuando intentó abalanzarse sobre mi.
Su intento de aprovecharse de mi situación pronto se vio frustrado, el coche se detuvo de improviso.

(...)
Mis botas pisoteaban fuertemente la maleza mientras de mi boca brotaba una sarta de improperios.
¿Quien se creía? Nadie me toca sin mi permiso, y mucho menos en esas condiciones. ¿Que planeaba? ¿Secuestrarme? ¡Ja! nadie es capaz de burlarse de mí en esa forma y salir tan resuelto como si nada hubiese sucedido.
A medida que avanzaba a través del bosque, la escena del "trágico accidente de coche" se perdía, y la sangre no tardó en desaparecer de la suela de mi calzado. Volví a guardar mi látigo en su lugar, no sin antes enrollarlo como solía hacer, y comprobé que me llevaba mis pertenencias.
Andve bastante rato, no puedo recordar cuanto, lo que sé, es que ya me empezaba a agotar, y necesitaba un lugar donde detenerme... Aquel maldito me había llevado a las profundidades del bosque, y era mi meta salir, o por lo menos, hallar sendero o río que me guiase a la civilización.

Levanté mi diestra y acaricié mis cabellos, ellos, lacios como siempre, se deslizaron como seda entre mis dedos. Era una lástima que por realizar mis retorcidas acciones tan hermosa cabellera tuviera que empaparse, pero era un sacrificio que correría.

Muchos me llamarán antisocial y otros loca, pero la verdad era que sentía que aquella figura tenía algo que yo no, comida. Podría haberme acercado hacia él o ella y haberle pedido algunas sombras pero habían dos cosas que me perturbaban de aquella situación; la primera era que no comería sobras jamás en mi vida, prefería devorar un humano aunque entre ambas cosas no hay mucha diferencia. La segunda era que estaba casi 100% segura de que era un macho, y eso no podía ser bueno bajo ningún concepto. Así, pues prefería agresiva y persuasiva al mismo tiempo.

Dejé de mirar hacia el lugar de la fogata para poder observar mi reflejo deformado por el cauce del agua, la luna le daba a mi piel una tonalidad aún más blancuzca. Coloqué mis manos el el borde de la tierra que me separaba de la cuenca del río -esto sería helado- pensé. Me deslicé sobre el borde de la tierra y penetré el río con mi cabeza, para luego terminar sumergiendo mis pies. Un escalofríos recorrió mi espina como una descarga y terminó en mi trasero, lo cual no se sintió mal pero sí un poco raro.

Nade bajo el agua grácil como cualquier pez hasta que calculé que ya había llegado a destino, claro está asomaba la mitad de mi cabeza para poder respirar a ratos, cuando el aire pedía a gritos salir de mis pulmones. Me detuve y me acerqué a la orilla, coloqué lentamente mis manos en la tierra y asomé la parte superior de mi cabeza, ahí estaba, mirando cualquier lugar menos el río. Salí de aquel cauce de agua que me helaba el cuerpo y de inmediato pude sentir el abrazo del calor de su fogata, no me había equivocado, era macho. Sin realizar ruido alguno empecé a rodearlo, media agachada, para que no me viera, y al llegar a su espalda desplegué la daga oculta en mi brazalete.

Leviatan no era un hombre de sentidos agudizados, sus sentidos eran tan comunes y corrientes como los de un humano ordinario, de ahí que no detectara que algo salía del agua y comenzaba a rodearle. La mujer que lo asechaba era sigilosa, sus pisadas se confundían con la brisa nocturna, su respiración parecía haberse coordinado con la del lord. Parecía que las cartas habían sido volteadas y la suerte desvelada. Sin embargo si aquel Lord fuera fácil de asesinar estaría bajo tierra desde hacia ya mucho tiempo.

Si bien era cierto que el nunca se hubiese percatado de la presencia de la asesina, contaba con notables reflejos y una agilidad mental bastante sobresaliente, aunado a que aquella noche la suerte le sonrió pues su compañero de viaje gozaba con mas empatía con el entorno y hubo de detectar a la intrusa cuando se acercaba. De tal manera que el caballó se levantó precipitadamente relinchando y agitando su cabeza.

Es verdad, el sonido de la daga saliendo de su estuche corto el silencio de aquella noche, la hoja de acero brillo jugando con la mismisima luna que yacia blanca en el firmamento, Samantha sin motivo aparente asesinaria a un hombre hasta el momento inocente, al fin y al cabo, corria por sus venas, era una asesina..pero, un hombre dije?, esta Dama Oscura no se habia percatado que aquella silueta en medio de la noche no era un simple humano, fue entonces cuando sus ojos se cruzaron con los de el y pudo distinguir su condicion, tenia frente a si un guerrero de alma, alquien que no se rendiria sin ganar algo a cambio, se enfrentaba a un Señor Oscuro..

El contacto de la espada con la daga hizo un fuerte chasquido, Leviatan habia logrado contener parte del impacto, pero no habia sido suficiente, se levanto rapidamente e hizo un salto hacia atras, levanto la mirada, enojado, paso su mano sobre su cuello y alli estaba, un hilo de sangre rojo oscuro corria por los pliegues de la palma, la dama oscura sonrio, algo frustada igualmente por no poder cumplir on su objetivo: Destruir.

Entonces sucedio, los dos atacaron, Leviatan un poco mas torpe, haciendo impactar su espada contra la tierra y volviendola a levantar rapidamente, la mujer era rapida, se movia como un felino, hacia fugaces pasadas dando giros que impedian al caballero oscuro acestar golpe alguno, fue entonces cuando en un descuido de Samantha recibe un empujon que la hace tambalear y luego caer, estaba tirada en el suelo y aquel señor de la noche venia a toda furia..

-"Pareceis humanos.." escucharon de entre las sombras, el lord aminoro la marcha y apunto su espada rapidamente hacia la voz, estaba agitado y no le importaba la chica que estaba tendida en el suelo, no era una amenaza en ese estado. Por su parte, ella, sorprendida, giro su cabeza y miro hacia la oscuridad esperando ver quien o que era lo que los acechaba...


OFF ROL: Primero que nada, les quiero pedir disculpas a todos por tardarme tanto, es que mi pc se averio y la estan arreglando, calculo que para este fin de semana estara de nuevo (05/02/2011).

En cuanto a la partida, ahora entra Ledtawa que observaba como luchaban, ustedes no lo detectaron por el fulgor de la batalla.

Un saludo!.

[OFF: lamento la demora, y por cierto te equivocaste de personaje, yo soy Natasha no Samantha ;D]

Di vuelta mi cabeza y con ella mi torso entero quedando de espaldas a la rasposo césped que estaba bastante crecido. La luz de la fogata empezaba a extiguirse sin el cuidado de su dueño, sin embargo, alumbraba lo suficiente como para ver el cuerpo de quién había intentado matar hace un rato y del cual estaba ahora a su merced. Apoyé mi cuerpo en mi trasero y con mis codos para inclinar mi cuerpo hacia adelante. Intentaba agudizar mis sentidos, afinar mi vista, todo en busca de aquel de quién provenía esa voz.

Un escalofríos recorrió mi espina, me levanté lo más rápido que pude, mientras llevaba una mano a mi pierna derecha en la cual tenía un estuche con cuchillas, saqué una y la deslicé por mi cuerpo hasta que me levanté y mi mano llegó a mi cintura. Hice un amago de querer sacarla de ahí para lanzarle la cuchilla que tenía en mi poder la diestra, no obstante, no lo hice un ligero buen presentimiento me decía que no debía atacar a ninguno de los dos aún y que debía esperar y ver que tan bueno era lo que intentaría comunicarnos esa voz que nacía de las tinieblas, porque quizá aquello tendría un ligero significado que cambiase el curso de nuestras acciones. Aunque bajo ningún concepto guardaría en el brazalete la daga y ni mucho menos soltaría la cuchilla.

Las brisas parecían haberse detenido, eso era bueno pues no sentiría más frío, podía enfermarse si sumamos la acción del agua fría y el aire raudo y gélido recorrer cada recoveco de mi cuerpo.

Miré atentamente al Lord Oscuro, lo reconocí inmediatamente al ver su mirada, pero mis armas ya estaban tomadas y por eso no me había detenido, pero ahora que alguien nos había interrumpido y ya que sabía la naturaleza de mi antigua víctima, era ahora factible entrar en conversación, así pues con la zurda y a pesar del frío, abrí mi traje en el cuello dejando abierto gran parte del traje, hasta el ombligo más o menos, para que formase un gran escote. La voz parecía ser masculina, y hasta los mejores guerreros tienden a distraerse con el incentivo adecuado.

"..un dama y un señor oscuro en medio de la noche peleando por el simple hecho de sentir correr la adrenalina por sus venas? ver correr la sangre?, diversion?, no los culpo, es su escencia, pero..acaso no habeis leido nunca el Presagio de Bairack, supongo que conoceran a su Dios, o es que realmente debo decir que son simples humanos en la coraza de un Lord Oscuro, me cuesta entenderlos - el nuevo individuo en esta conversacion sonaba tranquilo, pero tendia a enroscar sus palabras, no era muy claro, pero sabia de lo que hablaba -, me presento, - salio de las sombras entonces, un encapuchado bastante alto y fornido, cuando la luz dejo ver parte su atuendo, se quito lentamente con la mano derecha aquella tela que le cubria el rostro y pronuncio: Ledtawa, procedente del templo de Tiomoid, tierras de Latveria.. Mensajero de Bairack"

Aquel caballero de la noche portaba orgulloso un simbolo rojo con una calabera negra en el centro, con la leyenda "Mensajeros de Bairack", estaba incrustado en su armadura, en la parte izquierda de su pecho, sobre el corazon. Dificilmente aquellos señores de la noche conociesen esta organizacion, ya que uno de los principios de la misma es la no agresion entre los de la raza Oscura.

"Puedes guardar tu espada guerrero, si alguna vez lo fuiste, ya no lo eres, no cargues mas con tu pasado" Ledtawa se dirijio a Leviatan como si en su locura, lo entendiese.

"En cuanto a ti mujer, esos trucos de callejuela no funcinan conmigo, ponte algo que te vas a enfermar.." - Pareciera como si aquel hombre no le importara tener a una mujer casi desnuda en frente de sus ojos.
Natasha lo miro de forma despectiva e intento atacar instintivamente, pero una mano en su pecho la detuvo, Leviatan dijo en voz baja:" shhh, tranquila, veamos que quiere." Como si aquellos dos guerreros que hasta hace menos de 5 minutos estaban luchando por ver quien le quitaba la vida a quien ahora se pusiesen de acuerdo. A Leviatan le resonaban en su cabeza las palabras que el desconocido le habia dirijido.

Ledtawa observo a Natasha, y al ver que su compañero la detuvo, marco una sonrisa ironica en su cara, no pronuncio palabra, luego dio unos pasos, se acerco al fuego, lo rodeo mientras lo miraba, echo unas ramas que estaban por alli y dijo:
"ahora que me conocen, puedo preguntar quienes son y que buscan en Arendia?"



OFF ROL:

Señoras y señores, volvio mi PC, para un mejor orden del la aventura los proximos posteos seran de esta manera:

-Samantha Trinity
-Leviatan
-Natasha
-Regnier
- Ledtawa

Si hiciese falta masterear entre alguno de los posts, entonces Mastereo.

Saludos!

¡Oh! ¡Que indignación!
¿Cómo han osado tratarme de esa manera?.. ¡Intentar llevarme por la fuerza!
Yo jamás dejaré que me dominen, es imposible.

Caminé por varios minutos, desafiando la maleza y la bondad del cruel destino una vez más, a través de aquel solitario lugar, a través del profundo silencio, el cual sólo mis pisadas y el rozar de mi cuerpo con la maleza se atrevía a romper. La luz de la brillante Deoir bañaba mi cuerpo uniformemente, dándole algo de luz a mis sombrías vestimentas, a mi vestido negro, a mi atrevida silueta...

Me fastidiaba la obvia carencia de comodidades, y el sólo pensamiento de tener que pasar la noche allí me llenaba de una sensación horrible... de un malestar.
No soy niña de campamento, nunca lo he sido, y eso se notaba con tan sólo verme allí, en aquel lugar, recientemente engañada, actualmente perdida...

¿Perdida? Sí, definitivamente estaba perdida... Que más da, no había vuelta atrás... Tan sólo contaba conmigo y con nadie más para "sobrevivir" aquella noche. Por lo menos, mi fiel látigo me brindaba confianza y protección en caso de que cualquier fiera criatura quisiese encontrarse conmigo.
Tropecé en un par de ocasiones, pero sin llegar a caer... Alguna piedrecilla o raíz contra la punta de mi bota, quizás algun montoncillo de tierra que no veía...

Incómodo, sí, y tambien molesto... Pero por lo menos algo de esperana llegó melodiosa a mis oídos, en forma de agua corriente...
Un suave pero reconocible murmullo que me avisaba de la cercanía de una fuente de agua... Quizá me convenía llegar a ella, por lo que tomé el rumbo que creí más acertado, para acercarme.

Cuando casi pensé que me había desviado del rumbo, pude divisar el brillo de la luna en la superficie de la cristalina agua. Suspiré, sonreí con la picardía que ya me caracterizaba, y me acerqué a la orilla. Contemplé el río y, cuando estuve a punto de llegar al límite de sus dominios, ciertos ruidos me alertaron, causando que diera varios pasos hacia atrás, para esconderme tras de un par de árboles, y mirar atentamente en derredor... ¿Quién o qué estaría allí?

Oí sonidos metálicos... ¿Acaso un combate? Aún estaba lejos para poder observar detenidamente e identificar la situación, por lo que, lo más cautelosamente que pude, di varios pasos en aquella dirección.
Al estar lo suficientemente cerca como para distinguir un par de siluetas y no ser descubierta, desde la otra orilla, presté atención a lo que veía; efectivamente, se trataba de una especie de lucha, la cual fue de repente "interrumpida" por una voz...

De un momento a otro, todo fue bastante confuso para mí... ¿Quienes eran? ¿Que hacían allí?, no soy de naturaleza curiosa en extremo... Pero de cierta forma, me intrigaba. Tuve cuidado de no hacerme notar, por lo menos, no quería quedar de repente entre la espada y la pared... No soy cobarde, pero tampoco idiota, y tres contra una no es nada equilibrado o ventajoso, para mi caso...