Utopia Medieval
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 Dinero, oraciones y un gato blanco.

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Kairet

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MensajeTema: Dinero, oraciones y un gato blanco.   Dinero, oraciones y un gato blanco. EmptyJue Ene 20, 2011 9:37 pm

Tras adentrarse en los senderos de los Montes Helados, Nathan llevaba ya cerca de una semana de viaje en busca del cargamento perdido de Madamme Pompadour. Su precio valía la travesía, aquella avariciosa mujer pagaría bien la suma a él y su compañera, quien repelida por sus diferentes formas de tratar, había marchado dejándolo solo.

Aunque ella no contaba con la aparición muy oportuna del monje Soho, quien peregrinaba errante por las tierras de Aloria en busca de ese misticismo que no le daba la vida de predicación. A esas alturas de la ruta, Nathan conocía ya la historia de tan curioso personaje: venía de un ermitaño convento en medio de la nada, perdido de toda comunicación con el resto del mundo... Allí, Soho meditaba y aprendía artes adivinatorias que los monjes utilizaban como oradores con los dioses, oráculos.

Sin embargo al conocer este poder, y debido a una curiosa infancia, el anciano monje había decidido abandonar la vida de oración y marcharse a recorrer mundo, donde según él pudiese usar con mejores intenciones sus dones de visionario. Pudo percibir el vampiro que era un poco truhán, aficionado a los juegos y muy interesado en la política de los lares, su perfil parecía rehuir la palabra sacerdote. A pesar de todo ello, era un hombre afable que había dicho la verdad, conocía el camino y nunca faltaba un detalle o comentario que aportara sobre cualquier nuevo pueblo que se colocase frente a ellos.

Se dirigían hacia Norokor, una pequeña aldea de agrarios que suministraban a sus vecinos más elevados sobre las cumbres de las montañas. Durante el invierno, se dedicaban a labores textiles, cada habitante tenía en su vivienda un telar, y con la lana de sus ovejas (las más famosas de Aloria) confeccionaban tapices y ropaje para las altas esferas. Se encontraba en un pequeño valle, y sobre él, las montañas se alzaban escalonadas, grandes terrazas creadas por los deshielos surgían en sus laderas, un lugar idílico donde fomentar su plantación.

Se encontraban Russel y Soho en un abrigo cercano a dicho pueblo, aunque aún no lo divisaban pues el camino era alto, debían descender por el valle. La lluvia les había impedido continuar, un gran diluvio anunciante de la llegada del invierno calaba los huesos y nublaba los caminos, “ies múi pelik'roso k'haminar con iesta liuvia” había dicho el monje.

Durante el torrente, ambos alrededor de una lumbre que el buen viajero había preparado. Sobre ella se alzaba un trípode de hierro finalizado con un plato del mismo metal, estaba apoyada sobre él una extraña olla donde hervía el arroz. El anciano no dejaba de sorprender con los artículos que llevaba en su enorme bulto enmantado, ahora sacaba condimentos para hacer de esa sopa aguada un manjar digno de dioses. El caballo se encontraba más cercano a la salida, aliviado de su peso por unas horas.

Nathan se había alimentado llegada la noche. Era sencillo hacerlo por esos lares, la sierra era una flora y fauna constante, en cualquier lugar se abría un bosque o risco donde encontrar una presa que llevarse a la boca. El negocio con Soho funcionaba, parecía no importarle su condición de vampiro, si no le molestaban, él se limitaba a sonreír y aportar su ayuda al pálido aventurero.

Iluminado su rostro por las llamas amortiguadas, el monje miró a su acompañante, jugando como siempre con una pulsera de cuentas en su mano.

_ Ia estiamos cerrc'ha, anteis de aciercarrnos mais, ¿tui éstas sec'huro de quie querres continuaer?

Spoiler:
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Russel

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MensajeTema: Re: Dinero, oraciones y un gato blanco.   Dinero, oraciones y un gato blanco. EmptyVie Ene 21, 2011 9:20 am

De alguna forma seguía caminando pese al bloqueo mental que había tenido, tuve un lapsus donde me perdí, solo seguía al anciano ese por pura inercia, no supe bien lo que paso, no entendía bien l o que le pasaba a mi cuerpo
Pero el dolor me despertó

Luego de pasar la curva del desengaño, me acorde lentamente de todo, la sensual vampiresa, madame pompadour, las luces el altar, el cargamento, luego el adivino o monje Soho y el guante negro... ¿quien es el guante negro? No, no eso es otra cosa, era el adivino estaba siguiéndolo, me había impresionando bastante en nuestro primer encuentro, posteriormente, fue fascinante su peregrinar y sus historias sobre como aprendió oscuras artes

Pero ya me estaba impacientando y es que le viaje había sido largo ya, aunque mi mirada se regocijaba con aquellos agrestes parajes, mis pies no estaban muy de acuerdo en prolongar el viaje y para colmo empezó a llover
Lo que comenzó como un leve chipi-chipi se convirtió en una recia e intensa tormenta, ambos estuvimos de acuerdo, en buscar hacernos un improvisado albergada Con mantas y un ingenioso artilugio que traía llevaba montamos un pequeño reducto, el saco sus provisiones yo solo lo mire comer, mientras lo veia recordaba lo feliz que era probando nuevos horizontes gastronomicos y lo repulsiva que me resultaba ahora la comida

Y ahora que no estaba la blanca Vampiresa, extrañamente también mis pensamientos se desviaban ocasionalmente a ella, me hubiese gustado tomarla prisionera ¿que estará haciendo ahora?

La lluvia se bajo, mire al Monje y con la mirada le dije que era mi momento de salir de cacería, ahora yo buscaría mi cena, el asintió de forma cómplice, me pregunte si acaso podía leer mis pensamientos

Salí de caceria…
A mi regreso seguía rezando, me acerque lo mas silenciosos que pude paran o importunarlo pero el se dio cuenta de mi presencia

_ Ia estiamos cerrc'ha, anteis de aciercarrnos mais, ¿tui éstas sec'huro de quie querres continuaer?

Era una buena pregunta, no me la habia hecho ¿De verdad queria continuar? Porque lo estaba haciendo? Dinero, el maldito dinero de eso se trataba todo, lo necesitaba, aun un vampiro, aun me acrodaba del olor a colonia barata y arruinar al imbecil ese que me habai jugado una mala pasada, no… me gustara o no necesitaba el dinero, la frustración de no poder una vida normal sin el, mas alla de los poderes y el poder tomar lo que deseaba, el dinero siempre hacia falta

La verdad no quisiera, pero pienso en semejante cantidad de dinero que vale ese cargamento, y pienso que vale la pena… Sigamos

Le ayude a recoger las cosas y luego seguimos con el viaje

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Kairet

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MensajeTema: Re: Dinero, oraciones y un gato blanco.   Dinero, oraciones y un gato blanco. EmptySáb Ene 22, 2011 7:48 pm


Pues, Soho y Russel continuaron su ruta descendiendo los precarios caminos que llevaban al valle Norokren, donde se encontraba la ciudad.

La lluvia había cesado, pero el cielo estaba tan encapotado, que cuando amaneció ni un solo rayo de sol penetró entre las nubes; como siempre, el monje se apresuró a explicarle tal fenómeno al vampiro:

_ Ási siera tok'do el iverno, tui puiedes éstar segiurro quei, dúrrante el tchiempo quei sorc'tees las móntagñas, tui kaminio no tiendrá quei detenerse k'ando el ah'ba despcunte, todo séra muchio más k'homodo.

Con el clima a su favor, pudo hacer el descenso mucho más calmado, como debía ser. El sendero no tendría más de metro y medio de ancho, el monje caminaba tranquilo sobre sus altos zancos, como si estuviese acostumbrado a hacer ese tipo de trayectos. Con una mano le daba vueltas a su pulsera mientras la otra tiraba de las riendas del caballo que, prudente e instintivo, se negaba a avanzar.

Por ello fue que con cierto retraso llegaron a lo que sería el medio día a la entrada del valle, desde donde la vista era panorámica, perfecta para trazar el itinerario próximo:

Se abrían campos de cultivo a ambos lados de una única senda que dividía el valle en dos longitudinalmente, al lado de un río. Como podía ver el vampiro se trataba de cosechas frescas, parecía todo ello un enorme huerto, aunque en una sola parra o un solo surco encontrábase fruto alguno, debían haberse recolectado ya...

Se alzaban algunas casas salpicadas por las zonas más altas, mientras que el núcleo era claramente visible en la vega del río. Las terrazas de cultivo se alzaban precipitándose al vacío desde toda la ladera de las montañas, como tribunas del consejo que observaban con ojos demoledores a quienes osaban adentrarse en ese remanso de paz y aislamiento. Caminando por la piedra hacia la aldea de Norokor, el sacerdote Soho suspiro.

_ Iesto mei regüerda a me monk'hasterío, pero muicho maes crande.

Duró poco la ensoñación de paz, se percataron de que sobre los tejados de la aldea comenzaba a alzarse una columna de humo tras otra, un humo negro que corrompía la imagen idílica del valle.

Desde lejos se podían distinguir ya los primeros almacenes, grandes graneros de color gris que se confundían con el cielo como telón de fondo. Cuando estaban lo suficiente cerca para discernir que se encontraban con sus puertas abiertas, vieron cómo desde uno de ellos salía una persona corriendo, y alguien le seguía con una vara en la mano. Observaron cómo rápidamente alcanzaba al perseguido y le apaleaba con el objeto, no pudieron escuchar los gritos, aún se encontraban muy lejos...

Pero no faltó mucho para escuchar el fragor de la lucha, los gritos de los aldeanos, el metal, maderas que se venían abajo... fuego, tejados en llamas. El anciano se detuvo y con él hizo parar al caballo.

_ ¿Iuna batalia?

Pudieron ver cómo algunos hombres y mujeres que iban armados corrían detrás de aquellos que por su aspecto no podían ser más que oriundos de Norokor. Nadie quería hacerles frente, todos huían.

_ No, iuna masacrre... Serai meyor que demos media vúelta y...

A lo lejos se escuchó una voz, pudieron ver un soldado a caballo que desde las afueras del pueblo los observaba, señalándolos con una tea encendida.

_ ¡En el camino hay un guerrero, señor!

_ ¡¡Traedme su cabeza!!

Al momento unos tres jinetes emprendían rumbo a los nuevos visitantes, haciendo sudar a sus caballos con los látigos para hacerles galopar a toda velocidad al que creían una amenaza para su ataque.

Soho:
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Russel

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MensajeTema: Re: Dinero, oraciones y un gato blanco.   Dinero, oraciones y un gato blanco. EmptyDom Ene 23, 2011 8:09 am

El viejo me empezó a explicar, no le había prestado mucha atención muy bien pero deduje lo que no había entendido al parecer pro la ubicación en la que estábamos la noche se prolongaría mas, tenía miedo de moverme y que de buenas a primeras saliera el sol, pero de alguna forma la seguridad de aquel anciano me brindaba confianza, de otra forma no me hubiese aventurado a que mi cuerpo fuese transformado en cenizas ni por todo el oro del mundo

Afortunadamente no hubo tal, la noche fue oscura, con mares y mares de nubes, asi como un raro eclipse permanente, quitaron posibilidad de que la luz del sol me tocase, todo el trayecto fue tranquilo, tomando en cuenta que las excentricidades del monje se podían calificar de normales sus excentricidades y susurros para si
Habíamos dejado ya atrás los altiplanos de Khardam e imperceptiblemente comenzábamos a subir y subir, los cambios se hicieron cada vez más notables, los caminos andados eran cada vez más accidentados y serpenteantes, así como la presencia de asentamientos y granjas

Lentamente las casas comenzaban a ser más numerosas, campos y campos de frutos donde solo en estos climas podían darse, contemplaba con asombro el mutismo de aquel lugar, que sorprendente era todo aquello, que inexplorable y vasto era todo el continente pudiera pasar años y años y nunca dejaría de impresionarme

_ Iesto mei regüerda a me monk'hasterío, pero muicho mas crande.

Esta vez entendí mejor su balbuceo, creo que de estar tanto con el ya podía entender perfectamente sus palabras, ya había aprendido las letras que no podía pronunciar y las letras que usaba para cambiarlas me pregunte como seria su monasterio

La magistral quietud se vio interrumpida abruptamente, todo era un caos, el zafarrancho cada vez fue más notorio, hasta que fue demasiado evidente, estaban invadiendo la aldea, no parecían soldados de Khardam debía de ser una especie de guerrilla local, estuve de acuerdo con la sugerencia del viejo de irse, pero evidentemente alguien se fijo en nosotros sobretodo en mi

_ ¡En el camino hay un guerrero, señor!

_ ¡¡Traedme su cabeza!!

Los jinetes avanzaban no entiendo porque, se fijaron en mi y no en el, quizás era porque yo era joven y portaban una espada, aunque wquizas mi acompañante también lo pasara mal de momento, solo había una cosa sensata que hacer y era correr no había muchas oportunidades hacerles frente, tampoco de esconderse si ya estaban sobre nosotros, así que me gire y corrí lo más rápido que pude
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Kairet

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MensajeTema: Re: Dinero, oraciones y un gato blanco.   Dinero, oraciones y un gato blanco. EmptyDom Ene 23, 2011 4:10 pm

La huida comenzaba a convertirse en una carta muy recurrente para el vampiro, sin embargo una vez más su compañía en el viaje no le siguió. Soho, quien había demostrado ser inmune a las sorpresas, continuaba de pie en medio del camino, mirando cómo los tres jinetes se acercaban cada vez más. A su lado, el corcel manoteaba nervioso, pero el monje sostenía férreamente sus riendas como para dejarlo marchar.

Estaban ya sobre él cuando de repente sacó de un bolsillo interno de su kimono una pulsera idéntica a la que usaba para rezar, solo que sus cuentas eran de un curioso color negro. La estiró hasta que la cuerda cedió y todos los abalorios salieron rodando por el camino en dirección a los caballeros y, entonces, las esferas estallaron en una explosión de humo con un ruido agudo que atemorizó a los caballos de los atacantes. Hicieron cabriola y tiraron a sus jinetes, no veían nada por el humo y el ruido los había agitado, no tenían más instinto que salir huyendo de allí.

A pesar de que Soho había calculado perfectamente hacia dónde correrían las cuentas, teniendo en cuenta la pendiente del valle, también su caballo se agitó, tiró de las cuerdas y comenzó a correr en la misma dirección que Russel, el anciano se giró hacia ellos, colocó las manos en forma de embudo y le gritó a su compañero.

_ ¡Tui parec'ses galina a punc'to de póner güevo! ¡Si vais a ségir corriendó al mienos ac'arra el cabalio!

El humo comenzaba a disiparse, y tras él, tres hombres confundidos por su repentino cambio de suerte, miraban al monje con una sonrisa burlesca, dudando seriamente de su capacidad para defenderse, y qué menos: con esa oronda panza y sus cejas blancas, Soho daba el aspecto de un anciano frágil... Nada más lejos de la realidad.

Por su parte, los que ellos habían creído soldados parecían más bien simples bandoleros. Con suerte reunían entre los tres media armadura a base de piezas sueltas, y su aspecto antihigiénico y olor nauseabundo les advertía que poco sabían ellos de la disciplina militar. Si quedaba alguna duda, sus armas dieron la sentencia: uno de ellos llevaba una espada mellada y con su hoja medio oxidada, otro una cadena con sendas bolas de metal en sus extremos, un arma hecha clandestinamente. El tercero, algo más fornido que los escuálidos de sus compañeros, parecía el más amenazante con sus dos hachas de una mano, esperando que el viejo saliese huyendo.

Lejos de cumplir sus expectativas, el anciano monje sacó de su kimono dos abanicos rojos y los abrió. En sus varillas brillaban las puntas de acero, y en sus ojos la malicia. Al verlo, el gandul de la espada se abalanzó sobre él con una finta ruda y sin meditación, algo que pronto pagó. Soho colocó uno de sus abanicos en su trayecto, y la punta de la espada rasgó la tela. Sin embargo el acero era tan duro o más como el arma al que se enfrentaba, y pudo desviar el ataque para que no tocase ni el punto más álgido del barrigón del monje. Con su otra arma lanzó un tajo al cuello del bandolero, haciéndole un corte profundo que pronto empezó a devolver sangre; uno estaba fuera de combate.

El monje reía, parecía disfrutar de las caras de estúpidos que pusieron los otros dos atacantes, incluso se permitió el lujo de mirar hacia atrás en busca de la figura de Russel

_ ¡Vaimos servatilio! Hac'ta tui púedes vencerrles

Soho:
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Russel

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MensajeTema: Re: Dinero, oraciones y un gato blanco.   Dinero, oraciones y un gato blanco. EmptyMar Ene 25, 2011 7:24 am

Resultaba sorprendente como aquel insufrible anciano estaba siempre lleno de sorpresas, nada parecía alterarlo mucho, aunque tampoco nada parecía impórtale del todo. Su caballo en cambio compartía mas mi apreciación que la suya pero no podía correr

Entonces escuche una explosión atrás de mi, voltee y vi como los jinetes caían ante el, en medio del humo y el caos, entonces vi como su caballo comenzó a huir y el detrás de el

Se empezó a burlar de mi, aquel viejo era el despego en todas sus presentaciones pero al parecer estaba de acuerdo conmigo sobre seguir huyendo asentí y como pude, me monte intrépidamente sobre el caballo que huia a todo galope, intente disminuir su velocidad para darle oportunidad al viejo de subirse también pro tres maleantes mas salieron a atacarnos entonces el monje dejo de correr para hacerles frente, era algo mas que valentía y seguridad, mas allá de eso, era como si le divirtiera combatir y hacer desatinar a los atacantes

De forma estrafalaria, y contraatacando con raras artes que desconcertaban tanto a mi como espectador como a sus agresores dio cuenta del primero

El monje recreándose visiblemente de esto, me animo a atacar, en cualquier otra circunstancia habría huido pero uno sabía que el monje iba a terminar venciéndolos y no vería bien que lo dejara solo y dos bueno aprovechando su temporal perplejidad, seria interesante atacarlos así que gire el caballo y aprovechando la coyuntura me lance trepidantemente sobre ellos, pàra atropellarlos con el corcel

Además seria una oportunidad, con suerte una vez derrotados podríamos apropiarnos de sus pertenencias

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Kairet

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MensajeTema: Re: Dinero, oraciones y un gato blanco.   Dinero, oraciones y un gato blanco. EmptySáb Feb 05, 2011 1:19 pm


Russel había decidido ayudar al monje en su batalla personal y, en un gesto rápido y casi imperceptible para los humanos, montó sobre el corcel y arrancó contra los bandoleros en una carrera frenética.

Soho tuvo tiempo de mirar hacia atrás y apartarse en una sencilla evasiva, pero los otros dos no tuvieron los mismos reflejos. El que portaba la cadena la tiró rápidamente al suelo y se arodilló haciéndose un rebujo de ropas sucias, intentando que el caballo no le pisotease. El portador de las hachas tuvo un poco más de iniciativa y dispuso las hojas esperando a que el animal estuviese lo suficientemente cerca para asestarle un cuchillazo en las patas.

Por cuestiones del destino que se divertía con la situación, el caballo sobre el cual montaba el vampiro saltó burlando el ataque del canalla y continuó su camino, encabritado. El plan de Nathan salió como esperaba, y los cascos del negro ejemplar fueron a parar contra el cuello del cobarde arrojado al suelo, quebrándolo de un pisotón.

Al ver que estaba perdido, el hombre de las hachas las soltó y salió a todo correr hacia la aldea, perdiéndose entre el humo. En la escena solo quedaron los muertos y el silencio... Unas palmas secas y graves rompieron la espera y Soho se acercó al caballero.

_ Mei has sorrprendido amic'ho, tei créia mais cop'arde

Le dio una palmada en el cuello al animal y suspiró tirando de sus riendas para hacerle dar media vuelta.

_ márchemos si no...

De repente se puso rígido, sus ojos se abrieron de par en par y miró hacia atrás, donde un dardo le había alcanzado justo entre los dos omóplatos. Se apoyó en las riendas para mantenerse en pie, pero el caballo manoteaba intranquilo, sabía que estaban de nuevo en peligro. Y así era..

Pronto, un grupo mucho más nutrido de asaltante les atacaba con cerbatanas desde la entrada de la ciudad, mientras algunos montaban en sus caballos dispuestos a darles su merecido. Los dardos silbaron en el aire, no tenían muy buena puntería y la distancia era nefasta para ellos, pero eran muchos, era cuestión de tiempo que acertasen.

El monje se arrancó de cuajo el dardo con un gruñido y miró inquieto hacia atrás

_ Siera meior quei nos séparemos.. suerrte chik'ho

Dicho esto palmeó con todas sus fuerzas la grupa del caballo, quien se alzó sobre sus patas traseras y salió a todo correr alejándose de la ciudad. Soho se perdió en el camino, apenas unos segundos y ya no había rastro de él.

Los relinchos de otros caballos se escuchaban cerca, los cascos aplastando el suelo a su galope. Aunque el ejemplar de Russel era increíblemente potente, estaba ya cansado del viaje, y pronto fue alcanzado por los otros dos.. y sobrepasado. Era una extraña estrategia, quizás fuesen a cortarle el paso.

Fue muy rápido, de repente frente a ellos había una cuerda a la altura del pecho del caballo, tensa y horizontal, estaba tan cerca que el caballo impactó contra ella y del impulso cayó, llevándose consigo al jinete.

Caballo y vampiro rasparon en el camino, derrapando y dando vueltas, los dos golpeados y magullados. Nathan fue a parar de lleno contra una piedra en su cabeza, y pronto comenzó a verlo todo borroso... Vio dos sombras sobre él y sus ojos se cerraron desmayado.

Al despertar, la cabeza aún le daba vueltas, tenía la sensación de que todo se movía aunque.. no, no era una sensación. Estaba atado de manos y pies, pero una soga le rodeaba los brazos a la altura de los codos, colgándolo del techo. Era como una crisálida en medio de la nada.

Estaba oscuro, aunque algunos rayos de luz plomiza entraban por ventanas superiores, podía ver sin problemas dónde se encontraba. Era uno de los almacenes, una estructura de madera bien sólida, las vigas atravesaban el techo, todas apoyadas sobre vigas maestras. El techo era altísimo, la cuerda era bien larga.

Los pilares se sucedían como una columna vertebral a lo largo del edificio dividiéndolo en dos. Las puertas estaban cerradas, olía a heno mojado y a quemado.. por algunas de las ventajas entraba aún algún extracto de humo, pero parecía que ya había sido la quema de la ciudad, fuera el silencio asustaba.

Estaba él colgando junto al frontal izquierdo, casi en una esquina. En las paredes se enganchaban hoces, rastrillos y palas, serretas y otros artilugios de albañilería. Pero nada más. No había nada en aquel lugar; ni animales ni personas, ni un indicio de que el peligro hubiese pasado, tampoco de si pronto vendrían a por él. Definitivamente, estaba solo.

Soho:
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MensajeTema: Re: Dinero, oraciones y un gato blanco.   Dinero, oraciones y un gato blanco. EmptyDom Feb 06, 2011 8:51 pm

Cobarde no, simplemente previsor-- pensé para mis adentros


Pense luego de que aquella ofensiva había terminado y sido enteramente satisfactoria, la verdad es que me sorprendía después de toda la racha de infructuosos sucesos que por fin las cosas estuvieran bien, cuando menos lo esperas va el diablo y se pone de tu parte

La escena por su parte seguía siendo desoladora ¿Qué habria pasado ahí? Por que esos rufianes atacaron la aldea? Solo era para poder saquearla? ¿O había algo mas? Aunque en mi experiencia los seres humanos eran perversos y estúpidos por naturaleza y siempre andaba buscando excusas para hacer la guerra, pensaba que ahí debería de haber un motivo para que masacraran a tanta gente inocente

Ya marchábamos de regreso, avanzando entre los cadáveres y las ruinas delo que había sido una pintoresca y tranquila aldea… bastardos humanos, y luego se quejan porque los cazamos

Entonces el caballo comenzó a manotear y a pifiar, al principio pensé que se había astillado una pezuña o quizás solo tenía hambre, pero los quejidos y el nerviosismo del animal era cada vez más palpable

Entonces lo capte, nuevos forajidos con cerbatanas flechas y hondas nos volvió a atacar, parecía que aquellos sujetos tenían órdenes de no dejar a nadie de pie, ningún sobreviviente, tal vez no querían que hubiese testigos

Afortunadamente eran inexpertos y comenzaron a atacarnos antes de que nos acercáramos más... Aunque su apabullante numero compensaba con creces su falta de pericia, entonces el viejo huyo ¿Quién era el cobarde ahora? Pero antes de irse golpeo mi caballo haciendo que este corriera, no lo detuve, no tenía sentido seguir ahí…

Comenzó la persecución, la verdad es que ese caballo había sido bueno, habíamos recorrido bastante y aun seguía dando de sí, pero todo por servir se acaba y desafortunadamente ya había dado de sí, no supe cómo pero al parecer se golpeo con algo haciendo que cayera pro el barranco y yo con él, aquella furtiva persecución había terminado muy mal

Cuando me desperté me sentía enloquecer, nada se despejaba, estaba atado ¿porque me habían dejado con vida? Al parecer no estaba lastimado, pero me habían dejado bien asegurado y suspendido en el aire, malditos bastardos ¿en manos de que mente enferma había caído?

Intente ver a i alrededor que me ayudara con mi situación pero nada, había unas cajas y costales lejos, además habían asegurado bien las cuerdas, supuse que sería alguna bodega de alguna granja, cuartel o fortificación cerca de la aldea de la que seguramente ahora solo quedaban cenizas, y algo me decía que las respuestas a mis preguntas no tardarían en aparecer pronto

Pero mientras esperaba mi frustración crecía, sabía que no se habían olvidado de mi, pero evidentemente estaba muy ocupados haciendo otra cosa, como desee tener telepatía, telequinesis o alguna otra cosa, quizás pudiera usar quimerismo para causar un problema haya afuera si supiera cómo era haya afuera, también lo podría usar para fingir que me he escapado disolviéndome en niebla, pero el problema era que no había niebla, no definitivamente no había salida, estaba acorralado…

La noche seguía silenciosa, sin ofrecer respuestas, por primera vez en décadas trague saliva y luego vino un largo episodio de desesperación seguido por otro de furia

¡Mhezock, escúchame! ¡Escúcheme también, poderes de la oscuridad y del dolor! ¡Encontraré al autor de esta injusticia! ¡Lo destrozaré! ¡Que su castigo recaiga sobre mí porque tendré las manos mancilladas, pero no me nieguen la venganza!


Ni en mis noventa años de no-muerto, ni en mis veinte seis como ser vivo me había expresado jamás con semejante angustia. El odio y la amargura impregnaba mi plegaria
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Kairet

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MensajeTema: Re: Dinero, oraciones y un gato blanco.   Dinero, oraciones y un gato blanco. EmptyDom Feb 13, 2011 5:25 pm

Había pasado mucho tiempo ya desde que Russel despertara, medio día quizás, y nadie había aparecido por allí. Ningún ruido le había advertido que la aldea siguiese estando habitada.

De repente se escuchó la madera de la puerta rechistando al ser empujada. Sonó como caía una tabla, y entonces una de las hojas se abrió, dando paso a un único hombre quien, al entrar, dejó la puerta encajada tras de sí. Se quedó allí de pie, observando al vampiro como si se tratase de una caza disecada. Se metió las manos en los bolsillos y sonrió con malicia.

_ Parece que alguien ha despertado. ¿Qué? ¿Cómodo?

Soltó una risotada ahogada mientras caminaba muy tranquilamente hacia una de las cajas cercanas al cautivo. Saco de ellas un bulto del que sobresalía una katana; su katana. Después sacó una mandarina y se la metió en el bolsillo. Por último tomó una silla que estaba colgada del revés sobre otro cargamento y la puso frente al vampiro, lo suficientemente lejos para que no le alcanzase, pero cerca; dejando mostrarse.

Era un hombre menudo, de raza seguramente gitana por su tez morena. Su cabello era rizado, negro y grasiento, recogido en una cola prieta en su nuca. La sombra de una barba se adivinaba en la mitad inferior de su rostro, y sus ropas consistían en una blusa blanca y sucia, un chaleco sin mangas de cuero y unos pantalones de tela azul oscura.

Dejó junto a las patas de la silla el bulto y lo desplegó; Nathan pudo ver perfectamente todas sus pertenencias, sólo le habían dejado la ropa. El gitano dejó que las reconociese y se sentó entonces en la silla, cruzando las piernas muy bastamente, mientras de su bolsillo sacaba la mandarina. Hundió una uña negra de mugre en su centro y comenzó a retirarle la cáscara.

_ Nos has dado muchos quebraderos de cabeza, mis camaradas no sabían que hacer contigo...

Mientras despellejaba la mandarina, el ratero miraba de arriba abajo al vampiro como si se tratase de un animal agonizante. Sonrió, y dejó ver un colmillo de plata que había sido incrustado en la encía de forma brutal, causándole una repugnante gengivitis.

_ Te vi luchando, antes. No lo haces mal la verdad, aunque se te veía un poco atolondrado.

Sacó un gajo de la mandarina y lo mordió. El jugo chorreó por su barbilla manchando su camisa, pero a él pareció darle igual.

_ Mira ¿sabes qué? He venido a sacarte de aquí; porque soy buena gente, y se dar segundas oportunidades. Aunque claro está que no vas a salir con tus patitas libres... Nah.

Se comió otra pieza, esta vez metiéndosela entera en la boca, y le señaló con un dedo brillante de jugo.

_ Tenemos un trabajito para ti. Como ves estamos muy ocupados y no podemos movernos de aquí, así que irás tú. Nos han robado uno de nuestros botines, un cargamento bastante importante de sedas y otros productos de lujo; se dirigía a Syael.

Alguien asaltó a mis colegas que venían hacia aquí con él, y ahora no sabemos dónde narices está. Tú nos lo vas a traer, como buena recompensa por tu libertad, ¿Te parece? Tú decides, quedarte ahí colgado, o mover un poco el cuerpo y buscar ese cargamento...
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