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 EL HIJO DE LA BRUJA

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Estrella Goss

Estrella Goss


Cantidad de envíos : 33
Fecha de inscripción : 22/05/2009

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MensajeTema: EL HIJO DE LA BRUJA   EL HIJO DE LA BRUJA EmptyLun Mar 14, 2011 6:51 pm

Las brujas siempre hemos sido incomprendidas, maltratadas, torturadas y asesinadas por tratar de encontrar remedios para enfermedades que podían matar o dejar inútil a alguien para el resto de su vida sin sernos agradecido por nadie en ninguna parte y eso, de veras, entristece nuestro corazón sin que nadie lo sepa. Vivíamos entre la gente plebeya, gente que no tenía ningún poder. Éramos pobres como la mayoría del pueblo. Muchas veces teníamos que huir a otros pueblos, o al mismo bosque, donde encontrábamos plantas para nuestros ungüentos, pociones y medicinas. Otras eran capturada y colgadas en la horca, quemadas en la hoguera o morían mientras eran torturadas en esos horribles aparatos que servían al diablo.

Siempre soñé con ser bruja, pero nunca entendí la razón por la que el hombre puede ser tan cruel con sus semejantes. Nosotras siempre hemos intentado ayudar, hemos intentado evitar el dolor que produce la muerte de un ser querido, pero nadie parece darse cuenta, y todo gracias a la Santa Iglesia, que creó la Santa Inquisición para destruirnos. Tratamos de curar esas enfermedades que pueden matar y curar las heridas de la guerra, que también pueden matar, aún no pareciendo muy graves. Estas heridas también cicatrizan mejor con nuestros y nuestros brebajes calman el dolor.

Muchas de nosotras ya han muerto, otras están en la cárcel y las que hemos sobrevivido no escondemos en los lugares más insospechados.

Cuando todo esto empezó a ocurrir yo tan solo era una niña que era demasiado pequeña como para comprender lo que estaba ocurriendo, una niña indefensa que ignoraba cual era su destino y el porque de ese destino que Dios tenía guardado y que, por el momento, estaba escondido para ella. Pero un día, aunque sólo fuera por un breve instante, soñó y creyó que seguiría los pasos de su padre, que era un gran hombre aunque toda su vida había sido un don nadie que no tenía ni donde caerse muerto.

Pero no fue así. Por el contrario, seguí los pasos de su madre, convirtiéndome así en una gran bruja y hechicera, sin saber que algún día sería perseguida por la Santa Inquisición y por casi todos sus fieles seguidores.

No sabía porque la llamaban la Santa Inquisición si había matado, seguía matando y seguiría matando a tanta gente inocente durante tantos siglos. Los Hombres Santos mataban a pobre mujeres por el mero hecho de saber un poco más que ellos sobre cosas que no podían explicar mediante su Dios. No lo podían permitir como tampoco podía permitir que el saber se extendiera entre las mujeres, que para ellos tan pecadoras eran y lo seguirían siendo siempre.

Desde que era joven, muy joven, soñé con que esta institución desapareciera, pero que yo recuerde lo hizo demasiado tarde para poder salvar a mis amigas, hermanas y a la gente que yo más quería. Entra la Cruzadas, la Inquisición y otras muchas absurdas excusas la Iglesia había hecho matar a muchas almas inocentes, tan inocentes como la de un niño que no sabe nada de este cruel mundo en el que ha de crecer y sobrevivir.

En aquellos tiempos, en que la crueldad del hombre estaba ya tan extendida, yo tenía el cabello tan rubio como el trigo que recogían los campesino en verano y los ojos tan azules como el cielo despejado de la primavera. Era de escasa estatura y muy delgada. Tenía una gran sonrisa y cuando sonreía unos bonitos hoyuelos aparecían en mis mejillas. Me encantaba lo que estaba aprendiendo y amaba tanto aquel bosque como a los seres que lo habitaban. No conocía a todas las especies que allí vivían, pero sin saberlo y sin quererlo ya las amaba casi tanto como a mi propia vida. Nadie lo comprendía muy bien. Creo que ni yo misma lo he comprendido nunca.

Mi padre murió en la guerra cuando yo era muy niña y mi madre y yo tuvimos que sobrevivir como pudimos hasta que encontramos un lugar donde las brujas vivián en armonía, un lugar un poco destartalado y sucio pero en el que nos acogieron y nos trataron mejor que en cualquier otro sitio en el que habíamops estado antes y, sobre todo, con mucho amor, por primera vez desde que mi padre había partido hacia la guerra en la que había encontrado su tan buscada, ansiada y esperada nuerte.

Aprendí todo lo que pude aprender sobre brujería (a leer, a escribir, a cocinar, a preparar ungüentos y medicinas, a distinguir todos los síntomas de cada enfermedad y a esconder las plantas que pueden curar de las que te matan en un breve espacio de tiempo), como mi madre quiso y mi padre hubiera querido, si hubiera vivido, y he de decir que me ha servido de mucho y muchas veces me ha salvado de una muerte casi segura.

Algunos años pasaron de largo casi sin darme cuenta. Mi madre murió de una enfermedad extraña que mis hermanas y amigas no pudieron o no supieron curar.

Una noche de tormenta, apareció un hombre, un poco extraño, que no era mucho mayor que yo y que volvía de la guerra. Tenía una fea cicatriz que cruzaba su mejilla y una espesa barba oscura y mojada. Llevaba un sombrero con la intención de esconder su cara y su cicatriz que en ella se hallaba. Me asomé a la ventana y vi un caballo negro, que más tarde supe que se llamaba Relámpago. Era el caballo del mejor espadachín, mejor arquero y del mejor guerrero que jamás conocí y conocería. Iba vestido bastante mal y pensé que sería por los años de la guerra y el viaje, pero cuando se arreglo era bien distinto y hasta me pareció bastante guapo. También pensé que podía ser un malhechor que escapaba de la ley pero resulto ser el hijo de una de las brujas, el hijo de la bruja que se encargo de mí cuando mi querida madre murió años atrás. Ella nos presentó y nos dijo:
- Éste es mi hijo Johan, a partir de este momento es tu hermano. Fue a la guerra y pensé que había muerto pero aquí está, ha vuelto con esa fea cicatriz en la cara.
- Madre, ¿ésta muchacha es ni hermana? – preguntó él.
- No, no es tu hermana exactamente. Es la hija de una bruja que murió hace varios años. Quedó huérfana y desamparada y, por eso, yo me encargué de ella como si fuera hija mía. Y eso es lo que la convierte en tu hermana pequeña. Sé que os llevaréis bien y sé, Johan, que tú cuidarás de ella cuando yo ya no esté en este mundo que nos rodea y que tanto amo.
- ¿Tenías un hijo? – pregunté atónita.
- Sí, pero no te lo conté porque hay pocas brujas y como eras todavía una niña pensé que lo ibas a gritar a los vientos. Entonces, me echarían de aquí y no tendría donde ir. Aquí no se admiten brujas con hijos.
- ¿Y por qué con hijas sí?
- Porque ellas algún día se convertirán en mujeres y podrán continuar el camino que su madre o el destino eligió para a ellas. El camino de ser una buena bruja como lo fueron sus madres antes que ella.
- ¿Y por qué los hombres no podemos seguir ese camino? Podemos aprender todo sobre la brujería y ser igual de poderosos que vosotras.
- Porque el destino de un hombre no es convertirse en brujo, aunque pueda ser tan poderoso como nosotras. Puede que más. Pero no es su destino.
- Pero los brujos de nuestros antepasados eran hombres, no mujeres.
- Y ellos tampoco eran torturados y asesinados en la horca o en la hoguera. Esta conversación se acabó para siempre, mi querido hijo. Y no me lo discutas. Sabes que tengo razón.
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Estrella Goss

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MensajeTema: Re: EL HIJO DE LA BRUJA   EL HIJO DE LA BRUJA EmptyLun Mar 14, 2011 6:52 pm

Esto solo es un trozo, cualquier día de estos os cuelgo algo mas, si no os importa
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Aleksandr Petrovsky

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MensajeTema: Re: EL HIJO DE LA BRUJA   EL HIJO DE LA BRUJA EmptyLun Mar 14, 2011 6:56 pm

Muy interesante relato y tiene muchas cosas que si son ciertas
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MensajeTema: Re: EL HIJO DE LA BRUJA   EL HIJO DE LA BRUJA Empty

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