Amor ciego
que tiñes de dorado el cielo,
e insuflas tu fuego en mi pecho
lanza mi canto a los cuatro vientos,
para que la dulce estrella de mis sueños
sienta en su regazo el calor de mi voz
y el suave resplandor
de mis manos de seda.
Acúname en la suave brisa de otoño
y guía la fuerza de mi ser,
porque quiero ser el dulce mensajero
de tus poemas eternos,
de tu magia perenne,
y de tus lazos de lava,
para abrazar al cuerpo de mi amada
entregando su piel encantada
al placer salvaje de mis caricias alocadas
y al río loco de mi pasión desatada...