Los Guardianes del Oremar

La ciudad estaba en problemas, la organización para defenderla llamada El Circulo estaba celebrando concilio para tomar sus decisiones sobre el estado actual y decidirse de una vez por todas que diantres harían para quitarse al enemigo de encima. El Circulo lo presidían sólo tres antiguos: Alvar, Archias que no era viejo pero tenia mucho poder, y Chogas, que no era tan viejo pero sí más viejo que Archias.

-Akaoni: ¿Por qué no podemos entrar?
-Oasget: La reunión es a puerta cerrada, los muy desgraciados no quieren que nos enteremos de nada…
-Akaoni: Joder, somos los mejores guerreros que hay en la maldita ciudad, tenemos derecho al menos…
-Gato: Ya déjalo Akaoni, no te emociones, necesitaremos esa emocionen para la batalla. –Dijo, con una voz baja y seca, casi como un susurro peligroso y amenazante.

Gato había aparecido de pronto mientras Akaoni y Oasget hablaban frente a la puerta de la sala del concilio, una puerta doble de madera y cerrada con unos cuantos candados, Akaoni estaba sentado en el suelo con la espalda apoyada sobre la puerta, su espada recostada en la puerta también a su lado, Oasget estaba frente a él y de pie, su cota de maya puesta. Nadie había visto venir a Gato, Segundo Capitán de la División de Caballería y encargado de los tigres de guerra, era un tipo extraño, en su cara tenía extrañas marcas, como los bigotes de un gato, y sus ojos eran sesgados, como los de un tigre. Se había ido igual que como había aparecido, en silencio total.

-Akaoni: Este tipo siempre me pone los pelos de punta… nunca los escuchas llegar, y antes que te des cuenta ya se ha ido…
-Oasget: Sí… es extraño… -Dijo, mirando fijamente la esquina por donde había desaparecido Gato.

Los dos guardaron un ligero silencio, cada cual metido en sus pensamientos, la aparición de Gato los había dejado un poco desorientados en su conversación.

-Akaoni: En fin, si ese miserable de Chogas me sale con que tenemos que esperar mas para realizar una salida le pateare el trasero y saldré de todas formas…
-Oasget: ¿Sabes? No soy partidario de ese tipo de locuras… pero por una vez en toda tu maldita vida, creo que tienes razón.
-Confused: Pero miren, si son el segundo y tercer capitán de infantería… que hacen aquí?

Una bella mujer se había acercado desde el otro lado del pasillo, pero metidos en su conversación no la habían notado hasta que estaba muy cerca…

-Akaoni: ¿Sabes? Al menos a ella si le escuchamos los pasos… -Dijo, susurrando a su compañero en el odio.
-Oasget: Esperando al inútil de nuestro capitan… -Respondió dirigiéndose a Confused.
-Confused: Eso pensé... no vale la pena esperar al concilio, ya sabemos cuales serán sus dediciones…
-Akaoni: Y que lo digas... todo esto aburre... ¿Y que tal te va con tu maestro?
-Confused: dentro de poco me deshago de él...
-Oasget: Tiene razón, una hechicera como tu no lo necesita ya a estas alturas... eres con seguridad la mejor de todo el grupo...
-Confused: ¿Que hacemos aquí? Vayamos afuera...

Los tres salieron, desde lejos una figura veía al trío salir al patio y luego a la ciudad desde uno de los balcones del castillo, era Mafioso, el Primer Capitan de los hechiceros-guerreros, y maestro de Confu.

-Mafioso: Como siempre, ella vagando por todos lados... sólo la salva que es la primera en todo...
-Kalas: Ya cálmate, siempre has sido muy reservado, pero eso no significa que ella tenga que ser igual... –Dijo un hombre, algo viejo ya, unas canas asomaban ya entre sus cabellos negros y cortos.

Mafioso solo se limito a fulminar a kalas con la mirada, se dio media vuelta y desapareció tras una puerta.

-Kalas: Tan susceptible como siempre... –Dijo con un suspiro.

Lejos, al otro lado de la ciudad, una alcantarilla se destapaba en una calle desierta, un hombre salió de ella, a su alrededor todo estaba sucio, basura regada por todos lados y papeles que el viento sacudía y arremolinaba.

-Eidahan: Sdelante, no hay moros en la costa...
-Saku: Más te vale, que si nos pillan como la otra vez te juro que te mataré antes de que el enemigo lo haga...
-Eidahan: ¡Qué carácter...! Me pregunto ¿De dónde habrá salido?