-¡Mierda! De todos los lugares en los que puede estar un colgante y va y lo tiene un golem...esta claro que hoy no es mi día.-pensó algo dececpionado Kael.
El golem, al laventarse del todo del suelo, dirijió su mirada a la mesa donde seguía escondido Kael, parecía que sabía que se escondía allí; pero, en vez de ir directamente a por él y matarlo, lo único que hizo fue soltar una carcajada. Su tono era como el de un humano normal, pero se notaba el paso de la edad.
-Ja, ja, ja. No te asustes chiquitín, no voy a hacerte daño.
Kael, asustado asomó la cabeza y algo de cuerpo, medía mas que una casa y parecía ser muy fuerte; así que por el momento seguiría refugiado allí, pero ahora almenos le hablaría y le preguntaría sobre el amuleto, ya que tenía el don del habla.
-Vale...yo no estoy asustado...solo soy precavido.
-Ja, ja, ja. Tu maestro tenía razón, eres muy divertido. Ja, ja, ja.