Santa Inquisición: Selección Natural

Inesperadamente me beso, no la entendía, pensé que estaba molesta por no haberse quedado a pelear mas, pero al parecer cambio de opinión no era que no lo agradeciera, habia sido un detalle pero tenia la duda del porque, pero inmediatamente me la disipo

- Cuando todo acabe, volveremos a buscarla…

Asentí cabalmente, si me dolía perder a esa espada, era mi objeto mas valioso y preciado, y habia desarrollado una empatía inigualable con ella pero por otro lado agradecía estar vivo, haber escapado victorioso y quje a elal no le hubiese pasado nada

Asintio en ir a bsucar al sujeto y disipo un poco mis dudas, el hambre de aventuras, la adrenalina de las batallas ese era nuestro anillo de compromiso

Luego de rodear la zona agraria nos dirigimos al norte, en el camino nos topamos con un caballo alazán cerca de un bebedero, me encanto la iniciativa de mi dorada compañera

Tomando yo el mando y ella abrazada a mi espalda fuimos hacia donde estaba nuestro anfitrión, las calles estaban semidesiertas, alguno que otro niño y ancianos nos vieron inevitablemente, estaba seguro que si los guardias les preguntaran, no faltaría quien diera razón aun en los pueblos aburridos y semi desérticos siempre hay gente pro todos lados

Nuestro contratador había salio a nuestro encuentro, su comentario me reafirmo que el tenia que ver con todo esto ¿había sido una prueba? después e todo el era un hijo de Bairack como yo, un depredador tranquilo y relajado la mayor parte del tiempo, nos pidió que lo siguiéramos ya no habia otra opción ya no había marca atras, eramos fugitivos y el obviamente sabia demasiado así que asentí y moví el caballo para cabalgar a la par

Voltee hacia a el y le solté la inevitable cascada de preguntas en tono serio y lo mas calmado que pude

Luzbel: ¿Que fue todo aquello? ¿Porque nos atacaron? ¿de que se trata todo esto?

Agarrada firmemente a la cintura del lord oscuro, divisé la llegada del que había sido presentado como Leviatán. Éste nos miraba con cierto aire inquisitivo, parecía analizar cada uno de nuestros movimientos, y no era algo que reprocharle. Sin duda lo reconocía como buen cazador... y se había encontrado con dos aliados que, aunque poco ortodoxos, sabíamos hablar en el idioma de la lucha. El pequeño desliz de la taberna se me había gravado como una mancha en mi carrera, que esperaba borrar en el siguiente combate. Y era por ello que ardía en deseos de continuar la marcha.

El comentario del contratante no se hizo esperar, o bien era una burla a la que no encontré la gracia o un reconocimiento poco usual, me decantaba por lo segundo aunque no respondiera a la observación. Los flancos del caballo se expandían y contraían bajo mis muslos recordándome que no debía de sosegarse, debíamos partir de inmediato o sería yo la que tomara las riendas para marcharse de allí. Quizás la misión así no lo requiriese, pero seguramente la banda estaba sobre aviso de nuestra posición, habíamos pasado por calles de la ciudad, solitarias... o no tan solitarias. Sería conveniente partir.

Luzbel, descarado e impulsivo como siempre, preguntó acerca de lo que nos depararían los próximos días. Suspiré y esbocé media sonrisa negando con la cabeza, mientras miraba hacia atrás. Era un principio incorregible, y en cierta manera me agradaba esa verborrea suya, que hablara, desde luego se le daba mejor.... Miré hacia atrás en busca de alguna señal de ser interceptados, pero nada sucedió. O habíamos sembrado el terror en ese pueblo o preparaban algo un poco más conciso. La quietud de nuestro alrededor me estaba provocando los nervios, así que clavé en un pequeño toque los talones sobre el caballo para incitarlo a andar. Si ambos varones me entendían, pondrían rumbo hacia nuestro próximo destino.

A pesar de no ser yo la que había formulado la catarata de preguntas, sentía interés por la explicación que aún no nos había sido concedida, no tenía idea alguna de qué podría ser. Si fuese una batalla, me resultaría realmente ridículo contratar tan solo a un par de mercenarios, tenía que ser un trabajo más extenso y preciso, como la búsqueda de alguna reliquia o tal vez adquisición de cierta información. ¿Espías? Tal vez, tan solo esperaba que nuestra acción no tuviera que desarrollarse en grandes complejos urbanísticos, o mi destreza se vería claramente mermada...

Enarque una ceja ante su respuesta, lo mas lógico era dudar de l oque decía, un sujeto carismático, lo que había pasado y lord oscuro, nadie en su sano juicio confiaría en el, mas que era la persona mas desconfiada del mundo, pero por alguna razón yo sentía que decía la verdad,

Además estaba el hecho de que las cosas concordaban un poco, yo había retado abiertamente al tabernero y este tenia antecedentes con que perjudicarnos, al parecer yo fui el que había causados todo esto, lo que me sorprende era la rapidez con la que habían llegado por nosotros

Voltee a ver a Jora ver cual era su reacción, de todos modos no había marcha atrás, ahora éramos fugitivos y ella al parecer lucia contenta tenia hambre de peligro de emociones, todavía tenia fuego en sus ojos, mientras tuviera ese fuego en sus ojos no se morirá el amor, el hambre de seguir.. continuaba todavía, el acero y la funda

Mitades de un total... tal para cual

Tenia muchísimas preguntas por ejemplo ¿a donde íbamos ahora? y me molestaba tener que hacerlas, en vez de que le fuese el mas especifico, pero por lo pronto me concentraría en las dos cosas mas importantes

Luzbel: Lo siento pero esa respuesta no funciona para mi, ¿que se supone que estamos haciendo? No me gusta combatir a ciegas, ¿Contra que se supone que vamos a pelear y porque?

Hice una pequeña pausa, luego de dejar en claro mi posición

Luzbel: Además; (...) Necesitare reponer mi katana de asalto, y necesito buscar un boticario, para remplazar unos polvos que uso para ciertos trucos, tengo un arma para ataques pesados pero lo mío son los ataques rápidos y furtivos... es menester que reponga mis armas, yo soy de ataques relámpago, mi compañera es mas especialista en ataques mas prolongados, y contra armas pesadas, , pero yo sin ella resulto poco mas que inútil, la Katana que perdí allá atrás era inigualable, y estaba echa para mi como yo para ella, se que no puedo otra igual, pero me conformo con una espada rápida, orientada para el corte mas que para la estocada.

Escuché atenta, mientras el sol ajusticiaba nuestra huida y testificaba a nuestro favor, a cambio de hacernos resoplar de calor. Estaba acostumbrada a esos climas, las praderas habían bronceado mi piel y disfrutaba del buen tiempo. Mientras ambos varones conversaban, sin perder detalle de la charla me recogí el pelo en una coleta alta, tensa, firme y fuertemente atada con una tira de cuero.

No se me pasó por alto el hecho de que estábamos desviándonos de nuestro rumbo, un ademán de despiste tal vez, las piedras del suelo harían difícil el avance y sin embargo no dejarían huella alguna de nuestro tránsito. Pensé que, de haber sido esa la voluntad de Leviatán, había sido un acierto el recurrir al atajo para perder nuestro rastro. Trataba de memorizar el camino por si en algún momento necesitábamos regresar, aunque no creí que fuese el caso, no entonces, quizás tampoco ahora...

Me sorprendió comprobar que el hombre de armadura respondía a mi compañero en una explicación larga, dándole por fin lo que ansiaba escuchar; respuestas, al tiempo que yo recibía datos. Parecía que se trataba de una organización poderosa en otros tiempos de la que yo ni siquiera había oído hablar. El tiempo en las estepas fue solitario, ajeno a todo movimiento social en Utopía, definitivamente eran otros tiempos.. Y según Leviatán, también lo eran para esa orden de la Inquisición, pues ahora amenazaba con la extinción y el derrumbe del que había sido un gran imperio.

Miré fijamente al hombre, buscando en sus ojos creerle o no. Esa armadura demostraba que se trataba de un caballero, quizás simplemente un soldado, o tal vez un paladín al servicio de la corona... no, de ser así tendría su propio escuadrón y no andaría contratando mercenarios en oscuras tabernas malolientes. Su último detalle se me hizo extraño. Fruncí el ceño no muy conforme y miré hacia otro lado, pensativa... Ellos cambiaron de tema, hacia la espada de Luzbel que había sido dejada atrás, sin duda era un gran dilema esa pérdida, pero mi mente se hallaba enrevesada en otros asuntos.

Recosté mi torso disimuladamente contra la espalda del plateado y dejé ir mi mirada hacia la nada, pensando en especulaciones, hipótesis acerca de qué tendría que ver Leviatán con esa convaleciente organización, y hasta qué punto nos veríamos nosotros involucrados. Además no dejaba de darle vueltas a su ambigua conclusión “Eso mi estimado Luzbel es contra lo que pelearemos” ¿Querría decir contra la Inquisición o bien contra su exterminio? Ambas empresas me parecían igualmente complicadas teniendo en cuenta que no conocíamos su situación actual ni en qué lugares seguían desplegando su influencia. La curiosidad hizo que por primera vez en su presencia necesitase preguntar.

De nuevo me incorporé y miré a ambos a la espera de un silencio oportuno donde intercalar mi voz. Sonaba algo dura debido a mi falta de tacto natural, y al tiempo que llevaba sin ejercitarla, sin embargo no era un rasgo destacable pues mostraban la misma rudeza que mi propio aspecto o mirada.

- ¿Con qué recursos cuenta aún esa inquisición tuya?- pregunté entre escéptica e interesada.

Off: Nuevo turno

No me había hecho mucha gracia hacia sus respuestas, al parecer el tipo confiaba tanto en su carisma que no se esforzaba mucho en la retórica o en la oratoria, o tal vez se sentía tan seguro con la cantidad de dinero que nos había dado, que asumía que haríamos l oque fuera.Tenia la impresión de que era mejor lider

Desde luego su promesa de que seria fácil recuperar mi añorada Higlander después de la misión , no tenia mucho sentido, por lo menos no hasta que explico sus intenciones y los antecedentes de la organización a la que íbamos a atacar... Al parecer era ya demasiado decadente y el tenia intenciones de hacerse de esa organización

Estábamos cerca de la atalaya, al parecer la había estudiado muy bien para poder precisar el numero de soldados, tomando en cuenta que jora y yo habíamos combatido a cinco de ellos
en una pelea inesperada, no seria muy difícil tomarla planteado de esa forma

Su estrategia, no me gustaba, ahora veía la razón por la cual la paga era renumerada y es que la misión en si no la aceptaría cualquiera se me ocurría al menos cinco forma de asaltar aquel lugar sin tener que arriesgar a ninguno de nosotros, de haber sido yo solo no hubiese aceptado... pero sabia que Jora estaba hambrienta de acción sin contar con que de todos modos ya nos habíamos echo enemigos de esa organización había que agarrar al toro por los cuernos si o si, además tenia un pequeño plan en caso de que las cosas no salieran como debiesen, Volteé a ver a mi preciosa compañera, esperando encontrar en su expresión si me iba siguiendo y luego me pronuncie

Luzbel: Bien aceptamos desde un principio, y no es nuestro estilo echarnos para atrás. Dado que perdí a Highlander me parece que Jora será mas efectiva que yo, a la hora de repartir mamporros, además, no soportaría que la tomaran prisionera, seré el señuelo, ya que de todos modos me van a enjuiciar tratare de llevarme los que pueda, creo que seria mas efectivo asesinar al tipo ese en vez de exigirle que renuncie, también quisiera saber cual es esa debilidad en la estructura ¿el canal de desagüe? ¿Alguna grieta?

Debía estar muy seguro el sujeto ese como para decirlo como lo decía, l oque me tranquilizaba un poco es que el mismo se iba involucrar además tenia que admitir que me emocionaba la misión

Escuché con atención el plan, queriendo dar media vuelta y abandonar a ese lunático a su suerte. ¿Iba a poner nuestro cuello en juego por una charla convincente? ¿y qué mas? La luz ya anaranjada del sol me indicó que obraríamos por la noche seguramente, lo que en parte nos favorecía el factor sorpresa y en cambio impedía que viésemos con exactitud, pues encender una tea delataría nuestra posición a los soldados que se hallaban en el interior de la estructura.

Según había calculado Leviatán, en el interior del fuerte se encontrarían unos veinte soldados, de los cuales algunos serían recién reclutados... Aquello me traía en descuido, veteranos o novatos acometería contra ellos con la misma cadencia de piedad pues ellos eligieron su destino al empuñar la espada, igual que nosotros sellamos el nuestro al acceder a tan disparatada misión.

Mientras Luzbel comenzaba a hablar, traté de imaginarme mentalmente todos los fallos que podría tener el plan, y es que todo ello me parecía tan hipotético que no podía otorgarle ni una gota de credibilidad. Nos basábamos en los cálculos del guerrero de armadura que a pesar de no considerar esa su intención, había trazado un plan algo imperfecto. Desde luego, no sería yo la que se lo recriminara ya que la estrategia jamás fue una de mis virtudes, y sin embargo hasta yo sabía que había muchos riesgos de no salir vivos de esta hazaña.

Por otro lado, el hecho de querer convencer al inquisidor de que renegase me parecía absolutamente fuera de lugar. ¿Qué clase de fin de plan era aquél, una incursión a la fuerza, pelea segura, alerta de las bases circundantes, y pretendía que nos salvase convencer a un hombre al que seguramente estuviese haciendo rico y poderoso su oficio? Suspiré con paciencia tratando de pensar en frío. Las palabras siempre fueron mi flaqueza, pues jamás creí en ellas como un medio útil con la gente corrompida de las clases poderosas, habría de correr la sangre, solo así se pactaría la tregua y, si no corríamos esa suerte, los soldados y dirigentes alertados de nuestra intervención no flaquearían al ver la cabeza cortada de uno de sus líderes, pues a fin y al cabo era un simple peón más, quizás una pieza ligeramente más importante que un soldado, pero dudaba de que su muerte influenciara de algún modo los restos de la organización de la Inquisición, pues de haber sido de otro modo, no se hallaría en un decadente puesto de avanzada, sino rodeado de lujo y piedra en un castillo o palacio urbano.

Entonces escuché entre flaquezas de mis pensamientos lo que mi plateado guerrero dijo, y mis brazos se apresaron con cierta firmeza entorno a su cintura, apreté las mandíbulas y lo miré de reojo, nada conforme. El hecho de que por descontado la vida de Luzbel quedase en peligro tan solo poner un pie en el fuerte, incitaba al bombeo constante de negación que deseaba salir de mi boca, hacer retroceder al alazán y salir de allí en busca de otras aventuras que no implicasen morir ajusticiados. ¿Qué honor y gloria tenía ese fin? Siempre creí que mi muerte sería en batalla, contra un adversario digno, en movimiento, que hubiese demostrado su supremacía sobre mí con sus habilidades, con su espada... No a manos de un grupo de ancianos corruptos que te sentenciaban tras una alta mesa, demostrando mediante gestos psicológicos su superioridad frente a ti.

Y Luzbel no podía acabar así, no cuando ni siquiera habíamos puesto en marcha nuestras armas, no podía dejar la vida de mi ser más preciado a manos de que una charla diplomática surtiese efecto o no. Apreté un poco más mi abrazo y miré a Leviatán con un resplandor dorado en mi mirada.

-¿Qué nos garantiza que neutralizado el inquisidor la amenaza cesará? No pondré mi espada al servicio de una gesta tan incierta... y mucho menos dejaré que nuestras vidas queden en riesgo por palabrería, quiero asegurarme de que ese malnacido no moverá la lengua en contra nuestra... o rueda su cabeza o ahora mismo tendrás nuestra renuncia- amenacé, con un murmullo tranquilo y meditado, mientras mis ojos rodaban hacia la estructura de madera.

Me imaginaba a aquel hombre, sentado sobre un sillón tapizado de terciopelo, dictando órdenes sin saber que aquellos a los que quería exterminar ahora mismo hablaban de él a las puertas de su refugio...

No se lo tomo muy bien al principio, no me explicaba porque, ¿es que acaso no se había escuchado? ¿O estaba acostumbrado a reclutar Orcos para sus incursiones?

Conforme iba explicándonos, mi inconformismo bajaba, la verdad es que no me esperaba que Jora Tuviese tal iniciativa, cada vez conocía nuevas facetas en ella que nunca me imagine que tendría, Desde luego replanteado de esa forma y el hecho de que ya tenia tiempo con esto cambiaba la perspectiva, desde luego la tiranía ejercida en la región era algo que nos movía y nos podía, por lo menos a mi, pero era mas el hecho de que nuestro pacto implícito, desde aquella vez que enfrentamos a las manticoras era protegernos siempre mutuamente, volteaba a ver si elle me iba siguiendo, Las oportunidades nos habían guiñado varias veces y habíamos aprendido a que estas no dispusieran a su antojo sobre nosotros

Lo que sabemos de la prisa, lo aprendimos de la decepción, teníamos en nuestro haber un cajón lleno de errores, empero el plan sonaba convincente, sobretodo la parte donde

Luzbel: Desde luego, el morir o el caer prisioneros es algo con lo que vivimos día a día en este mundo aun sin aceptar misiones, habías dicho que el plan tenia posibilidades de fallar pero no “tantas” posibilidades, la forma como lo planteaste nos hizo pensar que eras un improvisado y desde luego, Jora y yo siempre hemos sido un gran equipo, hemos peleado muchas batallas juntos, sabemos complementarnos, muy bien, lo primero que nos dijiste fue una separarnos y dos el plan sonaba demasiado descabellado en las dos partes…
Ahora bien, eventualmente puedo crear ilusiones con más fuertes cuando uso unos polvos alucinógenos pero aun sin ellos, creo que puedo hacer que me persigan o crear suficientes distracciones en lo que ustedes irrumpen en la fortaleza, tengo el tintero borracho de tinta, por decirlo de algún modo, me siento capaz de crear una buena ilusión y generar suficiente distracción

Miraba con ojos fulminantes al armado, escuchando sus palabras, rumiándolas en la boca y escupiéndolas con desprecio. Discursos, explicaciones, motivos... siempre el verbo estaba de más cuando se trataba de enfrentarse a alguien, después de todo, ¿hacer el bien justificaba que algunas cabezas rodasen bajo el filo de tu espada? Yo mataba... porque quería, luchaba, porque ello estaba en mi condición... pero no escondía mi furia y deseos de batalla tras falsas cruzadas y utópicas hazañas. Había explicado el porqué de la misión, y seguía mirándole con el mismo fulgor dorado, impasible, incompasivo... vibrante de batallas.

Bajé del caballo cuando él lo hizo, y vi cómo se acercaba al terreno batido que había más allá.. de la nada, surgieron dos empuñaduras fuertes y anchas, como la de mi hacha, aunque más tosca. De la tierra emergieron dos lunas relucientes que se postraban ante mí como dos sonrisas plateadas, dos arcos de triunfo, fuertes, potentes... dispuestos para ser usados. Una de mis manos quiso adelantarse a agarrar una de aquellas hachas, y sin embargo la altanería me lo impidió, aún no había quedado clara la situación.

Luzbel habló, y en sus palabras hizo que le mirase de reojo con un deje de sonrisa que en cambio no quería que viese Leviatán, el candor del afecto no debía mezclarse con la quemazón de la ira. Me mantuve en silencio prestando atención.. parecía que tampoco mi plateado estaba demasiado conforme con el plan, y sin embargo sí había cedido al saber de la situación en la que se encontraba el pueblo, sí había dejado que las palabras penetraran en su razón... aquello me preocupó pues pensé que, quizás estuviese siendo demasiado intransigente y cabezota, si incluso Luzbel que aunque más dado a la verborrea reconocía la afinidad de su alma con la mía, encontraba lógico y hasta excusable aquel plan, ¿No estaría siendo yo la bárbara amazona que derramaba sangre al son de la guerra? Entrecerré los ojos y toda mi alma tembló ante esa descripción, indignada, siempre orgullosa...

Sin querer perder más tiempo en palabras que no nos harían cambiar de opinión, me acerqué a Leviatán y agarré de malas maneras una de las dos armas. Su peso era mayor al de mi propia hacha, pues no estaba diseñado para la guerra sino para la tala, con un poco de esfuerzo en un par de golpes de parte de cada uno, el trabajo estaría terminado. Miré su filo reluciente y plateado, y el fulgor argento me hizo regresar la vista al oscuro guerrero que ahora terminaba de contar su estrategia.

Temía que se adentrara allí solo, quizás no fuese la guerrera más poderosa del mundo, pero siempre sentí que conmigo podía estar mas seguro... Mi Luzbel, siempre tan confiado en sí mismo. ¿Qué haría si lo ajusticiaban? Suspiré irascible y miré entonces al demonio de armadura alzando las cejas.

- Dije que aceptaba, si he de caer prisionera o morir allí dentro, sea, pero no dejaré que sea la simple palabrería la que lo decida- advertí, girándome para dar a entender que no tenía nada más que decir antes de poner manos a la obra.

El lord oscuro suspiro resignado esperaba un plan algo mas elaborado o algo mas todavía de estrategia pero no había mas, poco a poco el lord plateado iba conocieron a Leviatan parecía que estuviese acostumbrado a que todo mundo le hiciese caso nada mas porque si

Comenzó a enfilar hacia la vereda, sabia que todo dependa de el y de la buena distracción que proporcionara, debía de usar sus mejores recursos si quería volver a ver a su amada
Volteo a ver a Jora fijándose en su expresión. Sabia como pensaba, sabia que no estaría del todo satisfecha al igual que el pero confiaba en que todo saldría bien. Le sonrió y asintió en un gesto de complicidad y aprobación para que lo siguiera

Luzbel: Cuenten con ellos, daré el mejor espectáculo de mi vida, todos en ese lugar centraran su atención en mi o dejare de llamarme Luzbel


Camino hacia la abadía, situándose varios unos metros cerca de la puerta principal a distancia prudente como paran o ser visto donde amarro su caballo cerca de un abeto, no lo necesitaría ahora tendría que reptar como lagartija para no ser visto

Consciente de que tenia tiempo de sobra ya que faltaba bastante para el ocaso y juntó varios montones de zacates secos y pajas que encontró y cerca de los lomeríos me encontró con una agradable sorpresa.. ocotes.. esa coníferas secas cuya resina era altamente inflamable y ardían con facilidad junte varios montones en pila colocandolos en sitios estratégicos y uniéndolos con hojas y ramas secas formando un largo rombos a lo largo de la vereda una vez que se aseguro que estaba en buena formación repto de regreso hacia donde su montura, todavía quedaba tiempo para el ocaso así que se dedico a meditar, tenia que hacer uso de todo su poder mental se esta vez sin los alucinógenos tenia que estar con su mente a toda su capacidad.

Afortunadamente aquel desolado ambiente era perfecto para una buena meditación y para elaborar un plan

Se sentó en flor de loto cerro los ojos y respiró profundo, sintiendo como su estomago se inflaba. Sintió como aspiraba y expiraba. El aire llena tu torso y como sale paulatinamente reduciendo el volumen de tu torso. La respiración era tu punto focal. Trata de llenar de aire su estomago, expiraba por la nariz siempre despacio sintiendo tu respiración, estando consiente de cada elemento de su respiración.



Su mente estaba en un lugar imposible de describir donde podía sentirte en paz, en calma, en quietud. Los dulces rayos del sol envolviéndole, el ritmo de los sonidos…

Desataba los nudos de su mente soplando una vela donde la llama representaba las pasiones incontroladas y se apagaba, estaba listo

El seguía bajándose calculaba que quedaría como una media hora aproximada podía comenzar ha hacer el fuego

Cogió un trozo de madera abierto por la mitad seca que esté seco y le hizo un agujero con una piedra. A continuación cogió el palo resistente de madera más dura que y lo clavó en el agujero, y con las manos lo hizo girar rápidamente y con mucho vigor. Los trozos de madera se convirtieron en un tipo de brasas encendidas. En este punto colocó una yesca encima y soplo y sopló, la yesca no prendía pero el lord no se rendía soplaba con mas fuerza hasta que pasados varios minutos la yesca prendió

Lo había logrado no podía despreciar el fuego,tenia que aprovecharlo antes de que se apagara así que decidió comenzar la función un poco antes de lo previsto

Se arrastro hacia los rombos y comenzó a prenderlos un poco de humo se comenzaba a divisar cerca de la fortaleza, siguió prendiendo y prendiendo, estaba seguro que el fuego pronto llamaría la atención de los guaridas en la fortaleza. El espectáculo cada vez era mas ostentoso. Y el lord sentía cada vez mas la sangre de Bairack correr en sus venas

Comenzó a echar mas leños hasta que el naranja del astro rey se volvió rojizo era el momento del gran climax

Cerro sus ojos y coemnzo a usar su quimerismo se sentia capaz de crear una docena de grandes mounstros Pero supuso que eventualmente esa alucinaciòn se le podria escapar de las manos asi que se concemtro solo en dos gigantescos obeliscos de dos metros y medios

(http://www.utopiamedieval.com/Obelisco-h47.htm) se imagino a las bestias con coraza de piedra avanzando hacia la abadía haciendo mucho ruido y causando total destrucción a su paso, aquella dantesca escena seria su mas grande creación hecha jamas

Las palabras de Leviatán me hicieron suspirar lentamente. Habría respondido con un buen puñetazo, pero en tal contexto mi tipo de respuestas estaba totalmente fuera de lugar. Simplemente decidí aceptar sus condiciones, resignarme a seguirle y tratar de hacerlo lo mejor posible para salir tan viva de allí como Luzbel. Después de todo, habíamos aceptado la misión sin reparos, aún sabiendo previamente las condiciones y los riesgos a los que nos exponíamos, y ninguno de los dos se trataba de un miembro de sangre azul o algo por el estilo, habíamos pasado por ese tipo de situaciones demasiadas veces quizás para nuestra edad. En cambio, era la primera vez que nos enfrentábamos los dos juntos, como pareja, y eso cambiaba demasiado las tornas. Apreté los dientes en un arrebato de ego amazónico. ¿Por qué tendría que importarme tanto...?

Nuestro contratante dio sus últimas indicaciones y se marchó, pasando frente a mí con rostro hierático. Algo me decía, quizás en mi intuición femenina, la cual ciertamente nunca me funcionó, o quizás simplemente fue una impresión, pero algo me decía que trabajar codo con codo con ese hombre iba a resultar muy complicado... se le notaba imperante, seguro de sí mismo, con don de gentes y de convicción. Lo reconocía, había sabido llamarnos a la contratación y sin embargo esa especie de hechizo se rompió una vez supe el modo en que procederían los hechos. Quizás la idea de talar árboles no era mi definición de “acción” sin embargo, si superábamos esa pequeña escaramuza algo mejor vendría y, con ello, nuestra recompensa.

Ahora nos encontrábamos Luzbel y yo cara a cara, no sabía si Leviatán lo había hecho a conciencia, pero allí estaba mi poderoso guerrero plateado vibrante por entrar en acción. Me sonrió y dijo algunas palabras... no eran las que esperaba, tampoco yo hice nada por detenerle... el caso es que hizo girar a su caballo y se marchó en pos de su actuación. Suspiré y me quedé mirando su espalda alejándose poco a poco hacia las atalayas. Sonreí y cerré los ojos, pensado que si no se había despedido de mi era porque la idea de que el plan saliese mal no era concebido por esa poderosa mente de lord oscuro. El optimismo de Luzbel sin querer se me contagió, mi estómago hormigueó y un escalofrío me recorrió desde el vientre hasta la punta de mis dedos, como una nueva oleada de energía que me pedía actuar.

Sabiendo que el guerrero plateado cuidaría bien de sí mismo, hice virar a mi corcel y me dispuse a seguir al guerrero armado, hacha en mano, hacia nuestra misión. El sol comenzaba a declinar cuando nuestros caballos ya levantaban cierto polvo del camino a su paso. El silencio se tensaba, y es que a pesar de no conocernos por mucho tiempo, quedaba claro que de aquel grupo Luzbel cooperaba mucho más con el legionario. El arma se apoyaba en mis muslos afirmada con una mano y con la otra sujetas las riendas, siendo posible ya que nunca usaba los estribos, de ahí que tuviese bastante potencia en las piernas... Después de un largo rato sin escuchar mas que los cascos de nuestros caballos contra el suelo, decidí preguntar sin ni siquiera dirigirle una mirada, pues estaba concentrándome en el paisaje cada vez más difuso, por si podía divisar a Luzbel de algún modo.

-¿Qué habría cambiado tener más mercenarios en el plan?- pregunté con tono quedo, tratando de camuflar el escepticismo tras la indiferencia de mi voz.

El camino continuó, esperaba la señal de leviatán, o quizás poder atisbar la actuación de mi compañero a lo lejos... deseaba y temía a la vez la llegada del ocaso, dividida entre la excitación de la batalla, la incertidumbre de si conseguiríamos nuestro propósito.. y el temor de que algo fallara y Luzbel fuese tomado prisionero, o peor... Suspiré impaciente y zarandeé la cabeza apartando dos de mis trenzas del cuello. Sujeté bien el arma y esperé a estar cerca de la empalizada para ver que hacía el guerrero oscuro e imitarle.

Pasado otros largos minutos, me llegó un aroma conocido. Era el perfume de la madera quemada, pero no veía desde allí, y con mi vista ordinaria, ninguna hoguera, y sin embargo el aire no mentía, estaba allí, sabía de algún modo que era él, o al menos eso esperaba pues la presencia de terceros haría que el plan peligrase. Esperé que el fuego formara parte de su intención. Pronto el sol se pondría, y podría comprobar por mí misma si Luzbel había conseguido su propósito...

Había funcionado…

Había atraído su atención se escuchaba la algarabía a lo lejos y se abrieron las puertas para acarrear arena hasta acá, la verdad es que no esperaba que reaccionaran tan rápido pero asi era mejor

En tanto mis quimeras, no eran tan parecidas a las de Gya la morada de los titanes, las dos tenían dos metro y medio y hacían un ruido de los mil demonios pero esa cola de dragón, los cuernos de cabra y la melena de león los hacia ver muy raros, dudaba que los soldados de aquella tierras conocieran a los obeliscos de verdad pero aun así lucían bastante amenazadores…

No obstante no estaba satisfecho todavía debía de concentrarme mas en la coraza

Si… asi ; Perfecto..

Ahora los pulgares la uña tipo hueso, debía debía de concentrarme al máximo, mi vida y la de mi amada dorada dependía de mi, me esforcé y mejoraron, ambas creaciones fueron mi laurel de gloria y mi corona de espinas estaban listas y avanzando como puntos suspensivos

Me oculte tras unos arbustos y mantuve la ilusión mientras los ríos de llamas se expandían sus anchas, el sol se ocultaba y nacía la noche imberbe y perfumada, larga como el silencio, amarga como el mar

Y con ella, una inesperada pero agradable sorpresa a mi favor, aquella fría amante, que hacia tiempo no veía se asomaba tímida..

Phobos..

Todo el mundo, desde la mas buena de las hadas hasta el mas maligno de los lores oscuros sabían lo que eso significaba-….

Conforme el rojo lentamente languidecía, ye le manto negro se expandía. La verde piedra de bruja y su hermanastra se veían mas nítidas en el firmamento que nunca-

Las llamas parecían al llamado de la luna oscura. Como dos ojos que jamas duermen miran la escena con ímpetu ardiente rubrico, como complacidas por los campos y pastizales que hienden sobre los ajenjos y se llenaba de lumbre sin razón media o reserva las matas de pasto

Luzbel: Oh una verde, inmisericorde, luna oscura como las ausencias. Luna de magia negra y tiniebla eterna. Astro de Tarot que liberara furia, satélite de turbia seducción, de lobos y feminidad cambiantes, yo hijo de Bariack te pido que bendigas

Agradecì con aquella plegaria aquella hermosa coincidencia, sea esa mi ofrenda y mi gratitud su solo presencia alborotaba la noche aunada a mi quimerismo que calzaba sus botas de metal y al creciente incendio, asi que aquella noche prometiera mucho, así, pues deje que la silfides del firmamento se unieran a mi macabro concierto, para que me disputara con ventaja el titulo de rey de la noche macabra

Escuchaba la dura voz del lord oscuro mientras mis ojos oteaban lo que el sol aún no había apartado de sus caricias. El astro poco a poco se perdía tras el horizonte, y sobre nuestras cabezas la luz anaranjada iba perdiendo fuerzas a medida que nuestros caballos se acercaban a la fortaleza. El aire provenía de ese mismo lugar, mi mente de cazadora agradeció el poniente, nuestro olor no alertaría a la presa de que nos hallábamos cerca de su refugio.

Lo que Leviatán me decía tampoco era demasiado interesante. De haber venido con nosotros el hombre acorazado, la misión habría sido un éxito rotundo, ni en el peor de los casos habríamos salido mal parados, eso era lo que decía básicamente. Pero como sólo habíamos venido nosotros, habríamos de tomar ciertas precauciones, lo cual incluso con todas las de ganar, me parecía un factor a tener en cuenta. Hablando en fuerza, estaba acompañada de dos señores oscuros, conocía su mayor capacidad potencial, uniéndose a ello una fuerza extraordinaria en mi género con la que yo había sido bendecida. Si se trataba de rapidez, Luzbel suponía un rayo plateado cuando se lo proponía, aunque yo flaquease en esa destreza, me consolaba el hecho de que el sujeto de pesada armadura no habría supuesto un alivio en ese caso. Combinábamos el manejo de las armas con el poder mental de mi guerrero, éramos un dúo bastante completo para cualquier contratante clandestino.

Para haber sido encontrados de casualidad, en un pueblo cualquiera un día cualquiera, Leviatán podía estar agradecido de que aceptásemos el cargo, y es que al ser pareja, el plateado y yo trabajábamos perfectamente compenetrados, no sería tedioso organizarse con nosotros dos. Aunque por separado, el no tener la influencia social de Luzbel acentuaba mi poca carisma y, precisamente con el legionario al que acompañaba, no había tenido buena diestra a la hora de relacionarnos. Quizás habría sido mejor que fuese yo quien llamase la atención de los soldados y ellos dos trabajasen codo con codo...

Veía el humo que estaba levantando la hoguera del plateado allá a lo lejos, podía sentir, a través de la distancia, sus palpitaciones, su concentración depredadora, la adrenalina agolpándose en sus venas excitado por la incipiente acción... Y sonreí, al sentirlo, mi cuerpo lo imitó y un escalofrío de inquietud me recorrió mimoso y ardiente a la vez. Acompañé a Leviatán con un poco más de ánimo hacia la empalizada.

Allí, el lord oscuro desmontó y yo hice lo propio, sin perderle de vista para saber qué era exactamente lo que debía hacer. Tenía el arma sujeta con ambas manos, girándola entre mis dedos como una delicada barra de cobre que deseaba ser usada, caminé un par de pasos, podía ver la madera podrida de algunas estacas, otras parecían mejor defendidas frente al mal tiempo y los largos años de vida, nos sería fácil abrir una buena herida. Escuché el golpe seco que produjo el filo del varón contra la empalizada, había sonado bien, la madera se dejaba cortar y la hora se veía bien anclada en ésta.

Antes de acompañarle, miré al cielo, viendo en él un leve reflejo verde que no quise creer... Si era cierto lo que mis ojos veían, aquella no sería una noche más, por muy bien parados que saliésemos de la misión... no, no lo sería.

Suspirando y con un sonido quedo para llamar la atención de Leviatán, bateé mi hacha para que impactase contra la madera, asegurándome que no me encontraba con ningún nudo, que haría más complicada la tala. El bullicio ya podía escucharse a lo lejos, la agitación se sentía en el aire, Luzbel había conseguido su propósito, y nosotros cumpliríamos el nuestro...

Sentí el último golpe en mi pecho al ver que la madera finalmente cedía y mostraba pudorosa el interior de sus secretos. La agitación era cada vez mayor así que los golpes de la tala habían quedado mudos en la noche, todo estaba yendo a nuestro favor, algo que no pude dejar de recelar...preguntándome cuándo vendría la mala racha.

Leviatán entró rápidamente por el hueco y así lo imité, escuchando los gritos de los hombres, parecían asustados... quizás el incendio no fue lo único que usó Luzbel a su favor, estaba segura de que algún tipo de artimaña de su poder mental había acongojado a los soldados que ahora daban la alarma por toda la ciudadela, la cual me alegraba ver que no estaba expresamente preparada para la vida allí. Con esto quiero decir, por ejemplo, que sólo la tierra y hierba tapizaba el recinto, la iluminación no pasaba mas allá de antorchas de magnitud considerable, y con la aglomeración de soldados al otro lado del complejo, pasaríamos desapercibidos en nuestra búsqueda del inquisidor.

Por segunda vez pensé en que habría sido mejor un cambio de papeles, el guerrero plateado se entendía mejor con la noche, las lunas le habrían mimado y lo hubiesen escondido en los reflejos de la noche, en cambio mi cabello dorado y mi armadura de bronce no terminaban de camuflarse en nuestro entorno. Mientras corríamos con pies de pluma miré al hombre al que estaba siguiendo. Se le veía preparado físicamente para ese tipo de incursiones, su ropa lo decía: era todo un soldado.

Durante un instante me pregunté qué haría exactamente un soldado injuriando contra los de su clase, aliándose con mercenarios y guerreros bárbaros, ¿no debía acaso ser uno de esos capitanes que comandaban tropas voluminosas? Realmente el motivo por el que estaba haciendo aquello no me importaba, más bien era mi mente desconfiada por naturaleza, la que me impedía suponer que, de salir mal el plan, él fuese condenado de igual modo que nosotros. ¿No podría haber sido una estrategia? ¿ Tendría quizás, bajo sus ropas, una carta que le asegurase la vida? Mi corazón empezó a palpitar con fuerza, en parte por el ejercicio físico que requería la operación, en parte por mis suposiciones, y un último resquicio que se encontraba fuera de la ciudadela, asustando soldados con sus juegos imaginarios...

Atravesamos el lugar pegados siempre a la empalizada para evitar ser distinguidos en la noche, yo no veía mucho más que esos soldados, realmente de no haber sido guiada por Leviatán me encontraría en clara desventaja. Tomé aliento cuando nos detuvimos sobre unas escaleras, se dispuso a explicarme nuestros próximos movimientos; Nos situábamos a dos pasos del objetivo, el inquisidor al que él deseaba apresar estaba en el interior del edificio que un balcón de fuerte balaustrada custodiaba. Pero no era éste su único guardián, dos vigías de aspecto rudo guardaban las puertas de los aposentos, sería una batalla bastante efímera si conseguíamos derribarlos; si no, supondría nuestra perdición ya que eso alertaría al resto de soldados y en cuestión de segundos estaríamos rodeados...

Ah, pero con sus nuevas palabras tuve que corregir mis suposiciones: estaría rodeada. Él no se quedaría a contemplar esa posibilidad pues pensaba dejarme en la retaguardia para ir a por su premio gordo. No era pues que desconfiase de mis capacidades, no obstante mi recelo se intensificó cuando vio una prueba de que las conclusiones a las que llegara mientras corríamos anteriormente eran ciertas.

Me preguntaba por última vez, antes de pasar a la acción, supe que debía apurarme en recorrer cada rincón del plan en busca de alguna duda, pero en lugar de ello miré a los peldaños sobre los cuales estábamos agazapados. El viento había arrastrado sobre ellos parte de la arena que cubría el suelo de la abadía, y pasé mis manos sobre ellas como si se tratara de harina para secar mis manos húmedas del esfuerzo y la excitación de la próxima batalla. Una vez preparada, lo miré y entorné los ojos.

_ Acabemos con esto de una vez.

Aquella noche, mi amada luna me había concedido su gracia, tantas noches había sido yo su sirviente y hoy me lo retribuía con creces, como si hubiese por fin conmovido el diamantino corazón de la doncella verde jade

Desde su fría belleza. Desde su eterna envidia hacia su nívea hermana, me bendecía con su poderosa aura, y maldecía a mis enemigos, pues su dura y despiadada venganza eran albricias para los hijos de Bairack

El miedo no hablaba pero se sentía. La Señora y dueña de la devastación, tétrica promesa de castigo y perdición fortalecía mis imperfectas y brumosas quimeras, que pese a imperfectas lucían tan reales gracias a Phobos pues su abatimiento es eterno, al igual que su odio que jamás duerme

y al puerto de la desesperación arroja la ansiedad. Mi primer Laurel calzó sus botas de metal, mis deformes utopías habían causado un impacto que jamás hubiese sospechado, había hecho el mejor de mis macabros conciertos

Había cumplido el primer objetivo y cegado por color de mi medalla quise seguir pero ya no pude, mi poder se había desvanecido, no así las llamas que gracias a la sequedad del forraje se habían expandido de tal forma que lamían ya la muralla.

No sabia como les estaba yendo a mi amada y a nuestro hermético y misteriosos reclutador, pero me sentía mal de haberla dejado sola con el, no era que no confiara en ella, pero temía por su seguridad o de que aquel sujeto, la usara como carne de cañón para sus objetivos, solo rogara que supiera lo que estaba haciendo, no podía evitar la sensación de que todo esto había estado demasiado improvisado, y que aquel sujeto usando su gran carisma y magnetismo, nos había involucrado en una misión suicida y de cálculos imprecisos que en otras condiciones no hubiésemos aceptado

Yo ya había hecho mi parte pero quería, no, tenia que hacer mas

Pero me sentía agotado, había requerido mucho esfuerzo de mi parte, seguramente me dolería la Phobos aun se alzaba en el cielo y el fuego se extendía, ambos elementos deberían ser suficiente para fortalecerme pero no fue así , me tuve que detener a descansar, se me dificultaba respirar, batido desde mi plateada poesía me recosté lo suficientemente lejos de las llamas…

Cerré los ojos. Sabia que Jora podía estar en peligro pero no pude moverme por un tiempo, estaba agotado, puse la mente en blanco y mi cuerpo sin moverse, hasta que mi conciencia y remordimiento me forzó a levantarme aunque realmente me sentía cansado pero tenía que rodear la abadía y entrar por donde ellos habían entrado y mas me valía apurarme, como bien podrían triunfar también era sumamente factible que ambos estuviesen en problemas

Instintivamente seguí el camino, rodeando por las monótona y monocromática estepa. Era como si su presencia me llamara, aunque aun así batalle para dar con el agujero que habían hecho en realidad el tramo no era muy largo pero el evitar ser visto pese a que el caos que todavía reinaba y el estar cansado, dificultaron excesivamente mi travesía., El Fuego y el aire árido mezclado con el olor a pienso quemado daban aquella escena un matiz dantesco

Al entrar en la abadía me di cuenta de la mala organización que había por dentro y por que el contratador estaba tan seguro, los centinelas dispersos, los soldados en la anarquía total estaba tan mal organizado, que era fácil usurpar aquel recinto, el caos y la superstición aun reinaban, y si a eso le sumábamos a que categóricamente no estaban acostumbrados a que nadie osara venir a molestarlos, el asalto fluía con relativa desenvoltura

Era muy viable moverse por los barriles y los sacos apilados así como la mala distribución de los edificios, las atalayas eran altas para divisar tropas a lo lejos pero tenían varios puntos ciegos para la propia fortaleza

No sabía que camino habían tomado, y era difícil buscarlos en aquel zafa rancho, pero pense en dedicarme a atacar soldados desde las sombras, ya que mis poderes mentales estaba agotados y que no tenia mi única forma de contribuir con el caos era dejando mas muertos por doquier, con un poco de suerte le seguirían echando la culpa a Phobos y a la neurastenia que viene implícita con ella, en vez de pensar que había intrusos...

Estaba agazapado cerca de lo que fuera un almacén estuve “venadeando” como se dice comúnmente esperando por una victima, mientras esperaba pensaba en la valkiria dorada, en MI valkiria dorada, creo que desde que nos conocimos no nos habíamos separado por tanto tiempo y ya la echaba de menos

Entonces vi que corría en mi dirección un incauto estuvo lo suficientemente cerca con un poco de suerte me lance con el con mi cimatarra de plata, no era lo mismo hacer mis famosos ataques furtivos y traicioneros sin mi Highlander, definitivamente aquella noche había roto todos los preceptos del gran códice de la prudencia pero con un golpe de suerte lograría clavar la daga en su cuello desarmando y seguir atacando soldados a traición en lo que los hallaba

Lo cierto es que hablé demasiado rápido, no había tenido la oportunidad de ver detalladamente a mis oponentes, no pude estudiarlos antes de que Leviatán se lanzase a la batalla. Pero yo no le seguí, la atención estaba ya puesta sobre él así que podría alzar la cabeza sobre los peldaños para estudiar hacia quién me convenía dirigirme.

Eran dos guardias esteparios, de contextura mucho mayor a los soldados alistados en esa guarnición. Uno de ellos parecía mejor preparado para un ataque, por seguro el caballero oscuro lo notó y fue hacia aquel a quien se dirigió con su arma desnuda enarbolada en su mano. Debía reconocer la fiereza de ese guerrero a pesar de su armadura oficial, sabía moverse con la agilidad del puma y la fuerza del toro; quebraba los movimientos del otro, pues a pesar de no ser extremadamente grande, su masa muscular impedía a ambos centinelas actuar con la misma rapidez que el asaltante, y en poco tiempo, que yo.

No tenía mucho más tiempo para moverme, parecía que Leviatán había dado un certero golpe y tanto él como su oponente cayeron al suelo, el primero rodando y el segundo fuera de combate, sólo quedaba uno y... para mi sorpresa, su arma era mucho más pequeña que la de su compañero, y no debía ser de otro modo pues, al reconocerla supe que no fue hecha precisamente para él. Highlander estaba soberbia aquella noche, la luna verde le sonreía reflejada coqueta en su fina hoja, hasta yo sentí parte de esa devoción que mi plateado parecía sentir hacia su katana. Pero fuera de impresiones, pensé con frialdad, que el guardia tuviese aquella arma rápida como el viento pero menos fuerte que otra cualquiera, era una gran ventaja tanto para el mercenario como para mí. El guardia no tenía la agilidad de movimientos de Luzbel, no podría sacar todo el potencial que yo sabía que ese arma tenía.

Era la hora de la acción, me moví rápida corriendo con el menor ruido posible, hacha en mano. Pero no era el hacha de tala con la que habíamos abierto el hueco en la pared, sino mi arma, un hacha mucho más grande y pesada que si bien no servía para ataques furtivos sí poseía la certeza de su fuerza. Tuve la suerte de aprovechar la estrategia de mi cómplice de batalla, lo había calculado bien al colocar al centinela de espaldas a mí, y con el impulso de mis pies, que derraparon sobre la fina capa de arena del pórtico, me impulsé hacia sus espaldas, agachándome en el último momento para dirigir el tajo a las rodillas del vigía. Haber alzado el arma sobre mi cabeza hubiese sido una suprema idiotez, teniendo en cuenta que, de haber interceptado mi ataque, no habría tenido ocasión de reaccionar antes de que Highlander hiriera al enemigo que no le correspondía.

A punto estuve de no poder efectuar mi ataque, pues un zumbido rasgó mi concentración queriendo hacerme mirar hacia otro lado, gracias a los dioses que no tuve esa mala idea en mente. Había escuchando demasiadas veces ese sonido cortando el aire, sabía de dónde provenía pero ignoraba la posición del arquero, sus unidades y si la saeta estaba impregnada con algún tipo de sustancia inflamable que agravase la situación. Sabía que mi amado guerrero no poseía arco ni flecha, tampoco Leviatán y menos yo... eso significaba que los guardias estaban sobre aviso, habían debido interceptar a Luzbel... La tensión se me acumuló en el cuerpo, queriendo dejar allí al caballero e ir en auxilio de mi verdadero compañero, pero no podía no ahora que quedaba tan poco para que el plan saliese bien.. cerré los ojos esperando estar equivocada y que tan sólo hubiese sido mi imaginación, si no, las cosas se iban a complicar de un momento a otro para nosotros tres.

Estaba saboreando mi segunda victoria consecutiva al segar la vida de aquel hombre de forma rápida y eficiente, un preciso corte en aquel cuello sin embargo las consecuencias de un improvisado y mal programado ataque n ose hicieron esperar, había un punto ciego que yo no había previsto, todos los francos estaban cubiertos excepto uno, y para mi mala suerte uno el vigías en turno estaba atento, me había visto y no dudo en atacarme directo, sino hubiese sido porque me moví, me hubiera clavado en el corazón pero en vez de eso la flecha se clavo en mi hombro izquierdo

La locura que provocaba Phobos en el cielo ya no era suficiente, las llamas estaban siendo medianamente controladas, el fuego no podía hacer nada contra la roca y estaban arrojando arena y agua contra el y lo peor mi presencia había sido detectada... La tornas se había girado demasiado rápido en mi contra, aquellas proezas dignas de ser contadas en cantares de gesta, amenazaban con terminar en tragedia

Pero ahí no acaba todo, ya una segunda saeta estaba sobre mi, me avente rápido sobre unos bultos apilados como pude esperando que la flecha no me diese y esperando que los bultos

Me maldije a mi mismo ¿En que carajos estábamos pensado? Involucrarme yo e involucrarla a ella en un ataque suicida a una fortaleza comandados por un desconocido y sin un plan b

“Bien luzbel esta vez si que la has hecho bien”

Me dije a mi mismo mientras me apretaba el hombro detractándome, ahora estas herido en una fortaleza enemiga y Jora y el otro sujeto a saber donde y sin nadie mas que los apoye

Pronto el vigía alertaría a todos sobre mi posición, esta ofensiva al vapor estaba resultando lo peor que había hecho, tenía que hacer algo pero.. ¿que?

Tendría que moverme de ahí, escapar, o buscar un lugar donde desclavarme la flecha, aunque duda que pudiera hacerlo yo solo, con solo moverme me dolía