Utopia Medieval
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 Las dos caras de la moneda

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Gibil

Gibil


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MensajeTema: Las dos caras de la moneda   Las dos caras de la moneda EmptyDom Sep 12, 2010 10:02 pm

Huye, seca tus lágrimas, no des tregua al dolor,
ciegos, tu eres lo que ellos no entienden,
debes saber la razón, más allá de sus mentiras y celos,
podrás mostrar, tu ilusión, llamas de tu ambición...



-...Entonces ella debe morir, si lo hacéis Promenthas será vuestro-Musitó una voz fémina finalizando con una aterciopelada risita un debate que llevaba horas.

-Correcto-Dijo el humano con una sonrisa-Ese es el trato...
Dio media vuelta, encontrándose tras de él sus ciervos, ofrecidos a tal misión por voluntad propia a sabiendas del peligro que corría su vida. Dirigió una mirada rápida a todos y cada uno, tratando de expresarles confianza y seguridad. Por sobre todo, valentía, que era lo que más falta hacía en aquella misión.

-Le han oído, buscarla y matarla –repitió aunque estaba claro que todos habían escuchado ya las órdenes dadas por el hada que a sus espaldas se encontraba. Pero para su honor, era imposible que alguien más diese órdenes a sus subordinados si no era él. Dirigió una mirada rápida hacia el lycan joven:
-Tu mandas sobre ellos dos –con un gesto de la cara apuntó hacia Eco y Roxanne, que ni bien conocía Gibil pero habían sido aceptados ya, teniendo el primero más pinta de asesino que la segunda.- Y vosotros, le obedecen.

Luego, quiso dar media vuelta, pero no podía permitir que sus hombres, por más que fuesen tan fuertes como él, se quisieran pasar por sobre sus órdenes. Giróse y miró a Egates, el segundo lycan, con firmeza y decisión.
-Tú… -se detuvo, mirando hacia el cielo- Tu harás cuanto te guste, sin poner en peligro a los demás.

Ahora sí, con la espalda hacia sus hombres, caminó hacia la mujer que frente de sí tenía. Un hada con la que tenía que bajar la mirada y el rostro entero para verle a los ojos. Extendió una mano hacia ella y la miró con fijeza, sin hacer gesto alguno. Sólo explorando en sus ojos indescriptibles.
Era raro pensar que criaturas mucho más poderosas que Gibil, tuvieran por necesidad al humano. Pensaba sacarle toda la información que pudiera, al menos, la que le quisiera dar.
En el suelo, al lado de él y enterrado sobre la tierra, descansaban las dos lanzas, preparadas para cualquier imprevisto que surgiera.

-Dherliks –murmuró aún mirando a los ojos de aquella criatura-, largaos ya.
Cerró los labios y trató de sonreír hacia la mujer frente de sí. Pese a la belleza que en ella se miraba, sus ojos reflejaban aún más podredumbre que los de Alesth pudieran llegar a soltar.

Esperó entonces a que sus hombres se fueran, y al estar seguro que no lo escucharían más, se acercó un par de pasos más hacia ella. Tomó una de sus lanzas y la apretó con fuerza.
-Ahora –pausa- me dirás por qué te hacen falta mis hombres; que con los tuyos te debería bastar. ¿O es que no son ellos a quienes necesitas?
Alzó el rostro para no verla más y sonrió complacido.
-Promenthas debe valer lo que has jurado, o acabo de poner la vida de mis hombres en peligro por una idiotez cualquiera.



El bosque era, a poder decirse, enorme. Las raíces cercanas a donde se encontraban (un claro en el valle) estaban crecidas con antinaturalidad, y en algunas partes podían verse vestigios de algún pueblo antiguo. Según Gibil sabía; hace pocos meses, o días, ahí había un pueblo, tragado por el bosque cuando unos ineptos cazadores habían empezado a prenderle fuego a todo.

La misión, como ya había dicho Gerde, era encontrar a Aile y darle muerte. Aile, para que se entienda, era otra de esas criaturas feéricas; pero esta se había ganado el odio de Gerde por diversas razones que no quiso compartir. Eso era lo de menos; habían de darle caza y llevar su cabeza en brazos; para asegurar el buen trabajo de la misión.
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Egates Vasordiel
Echo Etude
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MensajeTema: Re: Las dos caras de la moneda   Las dos caras de la moneda EmptyMar Sep 14, 2010 6:57 pm

Aloria de nuevo. Había estado anteriormente en el alcazar, trabajando por cuenta propia claramente. Una lástima que ya no tuviese cojones para reclamar mi pago y es que mi nueva vida hacía que mi anterior trabajo fuese mucho mas complicado. Si había aceptado aquella aventura había sido solo como la última dentro de la organización y porque recientemente domitor me había alimentado. No era un alimento del que debía estar orgulloso, pero ya había despertado bastantes veces con mis venas gritando a los cuatro vientos por su sangre; sin duda nada agradable.

Mostré siento interes al viejo cuando dijo que sería peligrosa y de alto riesgo, además de que contaríamos con la ayuda de otra organización y que nuevos habían entrado al equipo. Ska estaba con ellos; apenas si me creía que el bastardo siguiese trabajando con nosotros después de haber arriesgado la vida de todos en aquel incendio. El otro en el equipo era un lord oscuro. Después de la mascarada a la que asistí en Yar Nardak junto a domitor los conocía bastante bien como para desconfiar absolutamente en ellos. La última y sin duda las mas agradable de las sorpresas que el viejo pudo haberme dado había sido la de contratar a mi única amiga de confianza en Utopía además de domitor; Roxane. Recordaba todo el esfuerzo que había hecho para salvarla y que estuviese ahí era una muestra de que no había sido energía gastada en vano. Claro que si se había convertido en una cazadora de vampiros nuestra amistad estaba destinada a no durar mucho. No quería decepcionarla; sabía que para ese trabajo había que tener motivos fuertes para aceptarlo por lo que no dije nada. Quería estar con ella lo mas que podía, aún sabiendo que no sería mucho más y que probablemente esta sea mi última misión con los dherlik y no lo decía por su alto peligro; eso era lo que menos me preocupaba.

(...)

Llegamos entonces a Promenthas; lugar donde se llevaría a cabo la misión. No quise aventurarme por mi mismo a averiguar sobre el otro grupo, no conocía absolutamente nada de estos así que les deje una página en blanco. Si bien era difícil de deducir mi condición actual solo por esta ocasión mas valía prevenir que lamentar. Así que en vez de centrarme en la misión preferí actuar normal, frío y silencioso con quienes no me llevaba y no tan frío con quienes conocía como Roxane. Me mantuve cerca de ella todo el tiempo tratando de saber que la había hecho decidir entrar en la organización y como se portaba la vida después de nuestra última aventura. No me preocupé si el resto sospechaba algo entre nosotros; no tenía porque ni mucho menos merecía la pena. Claro que no me comportaría tan empalagoso como seguramente ella lo haría conmigo.

Y mientras Roxane y yo seguíamos con lo nuestro, el jefe por fin terimnó la discusión con la líder del otro equipo. Como no la conocía preferí no arriesgarme a husmear mi oído entre las palabras que alcanzaba a captar pues había cierto olor en dicha mujer que no me daba confianza; así que decidí que el viejo sabría lo que hacía y si no, no tendría solo que preocuparse del otro equipo o de lo que sea que debíamos enfrentar.

El caso era que debíamos matar una mujer y el jodiido Ska estaba al mando de los nuevos. Bueno, al menos a mi me habían dado la mejor orden que hasta ahora me habían dado. Hacer lo que quería en una aventura peligrosa; era simplemente tentador caer en el centro de la tormenta. Desafortunadamente tenía que pensar en el resto así que no podía volverme del todo insano. Suspire levemente al escuchar que ya podíamos largarnos.

– Bien. Dherliks; nos dividiremos en equipos de a dos, marcharemos juntos pero si nos llegamos a dividir por cualquier motivo yo iré con Roxane y tu Ska puedes ir con el otro nuevo. ¿Alguna duda o sugerencia? – Pregunté antes de marchar; sabía que el pirómano del cachorro ese era orgulloso así que para no arriesgar la convivencia del grupo no quise tomar el papel de líder pero si daría ordenes cuando fuese que pudiese y valiese la pena; después de todo por algo era el tipo que podía hacer lo que quería.
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K'

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MensajeTema: Re: Las dos caras de la moneda   Las dos caras de la moneda EmptyMiér Sep 15, 2010 11:20 am

Un lugar nuevo y desconocido para mi, sobretodo extenso, muuuuuuy extenso y miles de cosas por estas tierras. Nunca me había encontrado por estos terrenos, donde había escuchado un par de historias de por aquí, algo exageradas y difíciles de creer, pero que va, son solo historias. Mi nariz olfateaba nuevas fragancias, ahora mismo me preguntaba donde estaría Inuwel, su aroma hacia falta en los alrededores, ya estaba muy acostumbrado en que estuviese presente, también era extraño no escuchar pésimos comentarios sarcásticos y el sentido del humor tan malo de ella. Gibil; para que el nos haya reunido a varios Dherlik a una misión, tendría que ser algo importante o algo muy demente como para que no quisiese asistir.

Suspire, mientras jugueteaba con el arillo que llevaba en mi oreja izquierda y tratando de no alejarme mucho de Gibil, pero tampoco trataba de entrometerme en sus asuntos, no quería que su típica mirada se fijase en mi por milésima vez. El viejo se encontraba hablando con una ¿Hada? o... Tal vez una enana. Bueno, para mis ojos eso fue lo que vi, un ser algo pequeño con rasgos femeninos. Pude divisar la voz de la persona con la que estaba hablando Gibil, para mi solo escuche algo como: -Darle caza y matarla.- Dije en una voz relajada, después de que el viejo citara lo que había dicho aquel ser.


Espere, paciente, cosa que logre pensando en cuantas miles cosas se cruzaban por mi mente, pero el aburrimiento no se iba solo con eso, al verme obligado a esperar a las próximas ordenes de Gibil, trate de distraerme por lo menos el resto de su conversación. Me quede vagando en mis pensamientos, recordando mi sucio pasado, llevando a mi mente imágenes de cosas ya vividas, pero bueno... Es mi pasado, lo que importa ahora es lo que pasa y lo que pasara. Si, soñaba despierto, pero eso cambio hasta el momento en que el jefe llamo mi atención. -¿Que?- Respondí pestañeando un par de veces, mientras adquiría nuevamente mis sentidos. -Hmmm... Dale- Dije al escuchar la nueva orden de Gibi. Ahora cargaba con responsabilidad. Claro, tomaría mi papel de líder temporal con seriedad, esto ya no era una simple aventurilla, era algo mas importante y peligroso. Mientras que... Egates, podía ir por su cuenta, pero no podía pensar en el mismo, ya que por esta ocasión debíamos trabajar todos para todos... y sobrevivir.

Mire de re-ojo a las personas que se encontraban a mis costados. Puse algo de atención en ellos, aparte del sarnoso de Egates que me sorprendía que estuviese con nosotros después de todo el desastre que armo. Se encontraba una mujer, con distintiva cabellera y un cuerpo... algo llamativo; pero ni me interese en la humana, solamente era mi responsabilidad. El otro individuo al parecer era un Lord Oscuro, mas alto que yo y con un atuendo muy... no muy, mas bien... algo escalofriante. Bien, ellos eran ahora mis compañeros, aunque no los conocía ni tan siquiera un poco, podría depositar tan siquiera algo de confianza en ellos; como para que el viejo les dejara entrar al gremio, tenían que ser individuos de respetar... Solo exceptuando a Egates.


-Hora de irse- Mencione al aire con una sonrisa, sin que hubiese algún receptor, solamente hable por hablar. Ahora, el objetivo era encontrar a aquella mujer y darle muerte, se escucha sencillo, pero que tan sencillo podría ser en esta ocasión. Di media vuelta y camine unos cuantos metros con mi mirada al frente, esperando a que los demás hiciesen lo mismo.

Al escuchar a hablar a Ega, fije mi mirada en el, sin ninguna expresión en particular. Me dirigí y al tenerlo en frente... -Has lo que quieras, pero ya escuchaste, no pongas en peligro al equipo- Mencione para que se quedara grabada en su cabeza, no me importaba con quien se fuera el o yo, total, no conocía a ninguno de los dos integrantes; con que se cumpla la misión y lleguen con vida, todo estaría bien. ¿Y para que comenzar a discutir al testarudo de Egates?, no valía la pena, menos iniciando la misión. Ya mi manera de pensar, había cambiado notablemente, estaba al mando por esta ocasión.

Regrese mi mirada y seguí caminando. Ya me encontraba algo aburrido, asi que quiera que empezara el viaje de una buena vez -Vamonosssss- Caminando y sin detenerme dije.





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Natashia La Port
Dualidad Femenina
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MensajeTema: Re: Las dos caras de la moneda   Las dos caras de la moneda EmptyVie Sep 17, 2010 9:24 pm

Valentía: meterse en un problema del que no se sabe nada, cumplir una misión de la que no se tiene una idea clara, y hacerlo todo sin rechistar. Sip, a según mi propia visión de valentía, me consideraba como tal.

Había permanecido en silencio en aquel sitio, detrás de Ska, Eco y Gibil. Debido a aquella convocatoria que, debo decir, con gusto acepte (me permitia demostrar que yo era mucho mas que una simple carga) Me mantenía primeramente callada, centrada en mis propios pensamientos. Había entrado a los Dherlick por… diré que edicto de mis diosas. Después de saber el grupo al que Egates pertenecía, me había guiado por un estúpido impulso de romance antiguo y decidí unirme. Falsamente había dicho que quería destruir a los vampiros, aunque si me preguntan, realmente no los veo como amenaza.

Que tierno, no sabia que probablemente en el transcurso de esta aventura, me daría cuenta del porque esos seres eran tan repudiados.
Como sea, ahorita, en estos momentos, me encuentro precisamente escuchando una plática con un aire ausente. Durante mi aventura con Jager había aprendido que, la cara bonita e inocente servía de algo. Igual con Egates y nuestro ultimo encuentro “aparenta ser frágil, patéales el trasero a la primera oportunidad” así que, me mantuve con el mismo rostro alegre e infantil.

Desde luego, por algo estaba ahí y había demostrado que podía entrar en el grupo. (De menos, eso quiero pensar) y escuchaba atenta cada indicación. Me quede pensando un rato en todo lo que había vivido hasta ese momento y me di cuenta de que no había sido muy lindo que digamos. Lo único bueno que obtuve fue el amor que sentía por Egates. Impulso mismo de estar ahí.
Observe a mí alrededor, bosques hermosos realmente y a la vez tenebrosos. Levante la vista a un par de arboles que llegaban tan alto como dos gigantes, luego pase mi mirada a Ska, que jugueteaba con un aro de su oído, luego a Eco… y su aire extraño y que daba un miedo bastante escalofriante, después a Gibil, que hablaba con un hada. Aguante el impulso de saltarle encima gritando “wiii es tan hermosa y chiquita” porque, a juzgar por el tono de la ultima orden que ella dio, era bastante peligrosa.

Gibil se dio la vuelta y nos dijo en un tono bastante agradable para mi “Buscarla y matarla” Vamos… yo no era asesina realmente. No aun y me dio un poco de tristeza por la que tendríamos que ir a buscar. Pero tenía la ventaja de que de los cuatro que iríamos, tres eran asesinos y podían acabar con ella mientras yo ayudaba en otras cosas. Si, creo que mi trabajo funciona bien como señuelo, curandera o que se yo. Tenia venenos y paralizantes, así, realmente no cargo con sangre de nadie en las manos.

“Cuidado con lo que se planea Roxanne, no vayas a caer en tu propia trampa. “

Asentí, calmadamente al escuchar que tenia que seguir la orden de Ska. Nuestro líder, valía por mi, si algo salía mal, el quedaba como responsable.

Me mantuve cercas de Egates mientras tanto, preguntando entre susurros sobre que había pasado en nuestra distancia. Creo yo que no tuvimos mucho tiempo de hablar sobre nada, a todo momento resistía las ganas de lanzarme sobre el, besarle la mejilla y quizá los labios y sonreírle alegremente, mas solo mantuve una sonrisa tenue, solo para el. Eran tantas cosas las que quería preguntarle… al final, el hablo, diciendo que si nos teníamos que dividir, iría yo con el y Ska con eco. Bien, para mi estaba bien, aunque desee no tener que dividirme, no me agradaba la idea de usar la espada en contra de nadie.

Me puse en marcha a la voz del líder. Aun había algo que me preocupaba. Ska decía a Egates que no quería que arruinara nada. En parte me molesto porque… bueno, errores comete cualquiera. Pero, por otro lado, me preocupo, sabia que el podía llegar a ser un tanto impulsivo y… me asusto que eso pudiera acarrearnos a la muerte. No, era su compañera y como tal, tenia que apoyarle y ayudarle en cualquier circunstancia… -siempre y cuando mi vida no corriera riesgos- Mire a todos, al final, decidí romper un poco el silencio, mientras me rascaba la nuca y decía.

-bueno, será un placer combatir con ustedes caballeros-


El típico saludo con el que siempre iniciaba una aventura. Por un lado, decía que podían contar con mi espada en caso de ser necesario (y solamente necesario) y por otro, que esperaba yo contar con su ayuda en caso de estar en problemas. Pronto, Egates notaria algo: yo había cambiado ligeramente, era mas seria, prestaba más atención a ciertas cosas… y creo yo, que comenzaba a madurar.
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Emrich

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MensajeTema: Re: Las dos caras de la moneda   Las dos caras de la moneda EmptyLun Sep 20, 2010 12:38 am

La tarea de la luz que guía, me había llevado a formar parte de un grupo de cazadores de vampiros, su objetivo era claro, acabar con todos los vampiros que pueblan este mundo, ahora eclipsado por la oscuridad, ocultando la bella luz que este porta en el interior de su corazón. Era una pena, pues nadie podría disfrutar de la belleza de este mundo por culpa de criaturas como los vampiros, al igual que otras criaturas como los bestiales licántropos y más que no mencionaré en este momento pues si estaba en esta organización era para solo una cosa, acabar con todo no-muerto que pueble este mundo, y eso es lo que iba a hacer. Venía a cumplir órdenes de un tal Gibil, el único nombre que me parecía importante recordar, sin problemas las aceptaría por el momento, todo esto cambiaría cuando este decidiera darme una orden suicida. Yo confió en esta organización, pues el mundo no se limpia solo pero, es una estupidez morir por ello pues ¿Si muero, quien hará mi tarea? Es algo que no puedo permitir, no hasta que la luz que guía me diga basta.

Este lugar en el que ahora me encontraba me era desconocido, podría decirse que me había alejado de la tierra que conocía pero, la luz que guía me llevó a este lugar por alguna razón supongo, en el fondo sentía que este lugar me era conocido pero a la vez no, era una sensación extraña, era un lugar bello, no podía negarlo, pero parecía que las obras de las sombras habían hecho mella en este lugar, pues se podían detectar ruinas de un pueblo en este lugar, ruinas repletas de vegetación casi confundiéndose por simples rocas si no fuera por que había algunas con demasiada perfección, si es que se le podía llamar perfección, pues el tiempo ya había hecho mella en este lugar. De altos árboles que me llamaban la atención pero que miraba las copas de vez en cuando, con desconfianza, pues aunque bello sea este sitio no puedo descartar los peligros que quizás pueda albergar en el

. Había seguido al grupo sin interrupción ninguna, pues nadie si quiera se propuso dirigirme la palabra, y lo prefería a decir verdad pues ni aunque pudiese devolverle las palabras, no lo haría, yo solo estaba aquí por una cosa, y eso es lo que iba a hacer. Aun recordaba cuando me integré a esta organización, realmente no es algo que me vuelva loco o ocupe todo mi tiempo pero, pensé que no estaría mal ayudarlos pues en cierta forma compartían uno de mis objetivos, recuerdo que estaba en Arendia, limpiando ese lugar con toda mi maña, persiguiendo un vampiro por las callejuelas, parecía un vampiro reciente pues escapaba de mi como de los látigos del fuego justiciero, pero un ser sombrío como tal como la luz dicta, se encuentra con su muerte tarde o temprano… Pero resultaba que no era yo el único que se la daría, recuerdo perfectamente esa noche.

Me encontraba corriendo por encima de los tejados de los barrios pobres de Vo astur, detrás de ese desafortunado que vendió su corazón a la muerte, parecía muy asustado, pues gimoteaba mientras corría a una altura mas baja que la mía, sobre la calle. Disparé mi ballesta a la vez que caía del tejado y esta le perforó el corazón, empezando por la espalda de tal forma que la punta le salía por el pecho, pero luego ocurrió lo impensable, en cuanto me puse erguido, me di cuenta de que frente a mi había un humano de mayor edad, dejando mostrarme como una mala pesadilla de un niño pequeño. Esté le cortó la cabeza sin escrúpulos y yo esbocé una sonrisa que no se pudo ver por mi “mascara” Después de eso me ofreció entrar y por algunos detalles mas, acabé aquí.

La gente que me acompañaba conversaba demasiado para mi gusto, a lo que yo cuando se dirigieron a mi contesté con un simple asentimiento de cabeza, y me mantenía totalmente erguido, con mis brazos rectos como estacas, a simple vista cualquiera diría que era un espantapájaros de gran tamaño… La gente me miraba con no demasiada confianza, suponía que era gracias a mi aspecto, pero que me importaba a mi…

El aspecto del hombre que lideraba esto me dio de primera impresión de alguien que sabía lo que hacía, y eso esperaba pues no me gusta ser liderado a decir verdad, pero cuando buenos son sus objetivos, no podría quejarme, solo esperaba que no se pasara con estas. Entre el grupo de los “nuestros” había una chica que a decir verdad comenzaba a dudar que esa persona pudiera hacer algo para ayudarnos, se la veía tan débil… No entiendo como pudieron permitir que gente así entrara, pero la encomendaron en mi grupo de caza, quizás hacía mal en pensar de esta forma y luego resultaba ser alguien magnifica, pero aun, pensaba que era alguien inútil para este trabajo…

Del que ahora mismo estaba al cargo, no me hizo mucha gracia, pero era deseo de Gibil y por lo tanto debía respetarlo quisiera o no, si no me iría bastante mal aquí. Me parecía a simple vista el típico niñato prepotente que se cree que sabe lo que hace pero que no tiene ni idea de nada, pero como fue orden de Gibil, confiaba en que no lo haría mal…creo. Otro mas que no me fijé demasiado, pero no parecía que fuera a dar problemas, al menos, a simple vista, aunque escuchando las cosas que le decían deduje que quizás sea un prepotente mas… Aunque ciertamente, no conocía a nadie.

Aun esperaba erguido totalmente, siguiendo a quien me habían encargado, miraba distraído los alrededores, pero no encontraba mas que piedra vegetación... por ahora. Luego continué mirando al resto de la gente de tal forma que apenas se notaba, aunque muchas cosas pasaban por mi mente ahora mismo, aunque la mayoría eran formas de encontrar a quien nos ordenaron buscar, y formas de aprovechar el medio en el que me encontraba… Quizás podría encontrar algo que me fuese útil en este lugar…

Era una vampiresa lo que buscaba, y la cabeza de una vampiresa portaré en mis manos…

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Gerde

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MensajeTema: Re: Las dos caras de la moneda   Las dos caras de la moneda EmptyLun Sep 20, 2010 11:20 pm

Al hada todo se le antojaba muy entretenido. Sonreía divertida acertando a responder las diversas interrogantes del humano, convenir en lo necesario y aceptar ciertos términos. Promenthas era una zona hermosa y privilegiada por su abundante vegetación junto con su ubicación cercana al alcázar presentándose como un área primordial para las cazas vampíricas, no obstante para Gerde una venganza tenía un valor mucho más amplio, además de que le resultaba conveniente formar una alianza con aquellos que pueden deambular fuera de los bosques, y es que su maldición la convertía en una criatura exánime fuera de su territorio y los Dherlik, resultaban perfectos para sus planes, podrían ellos encargarse de eliminar vampiros en esta zona y Gerde centrarse en Nyssa donde ya había dispuesto los ojos principalmente ante la aparición de aquellas nuevas Organizaciones que cada vez se tornaban más poderosas, y peligrosas para sus propósitos.

Además, si Aile desaparecía... supuestamente su maldición también.

Una vez que los Dherlik se hubiesen marchado Gerde curvaría una sonrisa encantadora ante las preguntas del humano, como si toda esa conversación de suma importancia no fuera más que una plática banal y hasta simpática.
-Promethas es lo que necesitas, su ubicación es excelente para vigilar el alcázar principalmente ahora que hay mayor movimiento en su interior. Y, la razón de necesitar a tu gente es muy simple, las estrategias de los Dherlik son aclamadas por su sigilo y táctica a la hora de cazar... y es lo que necesito para esta misión, pero eso no significa que los míos resulten una carga, tu eres un buen líder, sabrás como manejar todo. Ese es el trato-

Giró su pequeño rostro hacia un sector en específico del claro y avanzó a pasos ligeros hasta encontrarse con varias siluetas. Dos de ellos eran nuevos, y por razones diversas había decidido contratar para trabajar junto a ella, Blaudy y Altena en cambio eran más de confianza, esta última por el simple hecho de ser hermana de raza, pero a quien dejaría en manos toda la responsabilidad del grupo sería a Blaudy.

-Pyrela, Mara, Blaudy y Altena-Los nombró deteniéndose a observar a cada uno de ellos, a los dos primeros los conoció hace muy poco, con el centauro tuvo una breve conversación hasta que este accedió a unirse a su organización conforme con los ideales propuestos, mientras que la orca… realmente la orca estaba porque su amigo Blaudy le recomendó unirse, pero se notaba que no tenía mucha idea de que trataba todo esto, bueno, realmente no importaba, la fuerza de los orcos sería muy bien valorada. Y Altena, a ella la conoció de una forma fortuita al verla internarse en su bosque detrás de un vampiro, el hada oscura resultó ser bastante mendaz junto con poseer un odio particular hacia los chupasangres y Gerde no dudó en invitarla a su equipo.

-Como bien les había explicado mis queridos subordinados-Comenzó paseándose alrededor de ellos-Hay que ir en busca de Aile y darle caza, ella es una traidora, una vendida a las ostentosidades burdas de los humanos, no le interesa proteger los bosques ni luchar contra lo impuro además… nos ha amenazado-Terminó tornándose su rostro sombrío por breves segundos.

-Quedan bajo el mando de Gibil, demuestren de que madera están hecho los Physis-

Cada uno estaba listo para partir, las indicaciones ya estaban dadas y el camino a seguir también.


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Spoiler:
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Pryela

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MensajeTema: Re: Las dos caras de la moneda   Las dos caras de la moneda EmptySáb Sep 25, 2010 9:14 pm

Me eché a descansar sobre las patas traseras como un perro hambriento esperando un poco de misericordia de sus amos, solo faltaba que me pidieran la patita y que se la brindara sin rechistar…

La princesa Hoja Verde le había prometido Promenthas al vejestorio con el que parlamentaba.

Debe estar loca –pensé absorto- espero que sea de fiar y cumpla lo prometido, me lo debe, porque sino…

Esa condenada Aile debía ser extremadamente poderosa o valer una fortuna… meditaba con la ira ardiendo en mis abyectas pupilas.

Miré a mis compañeros por el rabillo del ojo, jamás me había fiado de esas malditas criaturas feéricas… pero tenía mis razones… Mara por el contrario, era otro cantar… enorme, musculosa, y, fea como el averno… me sentía identificado con la abrupta orca… si tuviera dos patas más, ya la montaba ya…

Gerde se giró de pronto como si escuchara mis pensamientos. Erguí orgulloso, aunque levemente avergonzado, mi columna vertebral, cuando escuché mi nombre brotar de sus finos y delicados labios. La miré fijamente intentando transmitirle a través de mi iracunda mirada que no me agradaban en lo más mínimo los secuaces que había detrás de aquel humano… los pelillos de todo mi cuerpo se erizaron impulsados por una escalofriante sensación que recorrió todo mi ser en cuanto los ví por primera vez... ella sabría lo que hacía… la verdad sea dicha, a estas alturas no me fiaba ni de mi sombra…

Me mordí el labio inferior y asentí con una mueca de asco horrible en el rostro cuando nos repasó por enésima vez, los detalles de la misión…

Estaba pensando en como cazaría a la dichosa Aile… la agarraría de un zarpazo y me la tragaría en dos bocados como descuartizaría un tigre a un ratoncito… cuando su última frase me desconcertó totalmente…

-¿Gibil?! – bramé confuso- ¿ese viejo será nuestro…- tenía la boca pastosa y no encontraba la palabra adecuada-… líder?

El cielo se me cayó encima y me hundí en el lodo como una galera abatida en mitad del océano por cientos de cañones mágicos… ¿por qué? preguntaban mis lastimeros ojitos repletos de melancolía.

-En fin, si esas son vuestras condiciones…- incliné mi espalda haciendo una reverencia con la cabeza, casi obligadamente, y puse la mano en el pecho- las acataré sin objeción.

Cuídese pequeña- me despedí de mi ama lanzándole una mirada de advertencia e inseguridad entre susurros- no me fío de esos cuatro monos…
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Mara Colmillo de Bronce
Ferviente Protectora de Blaudy
Mara Colmillo de Bronce


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MensajeTema: Re: Las dos caras de la moneda   Las dos caras de la moneda EmptyLun Sep 27, 2010 2:21 pm

No sabía que hacía en ese claro. No tenía ni idea de para que había ido hasta ahí ni entendía las palabras que intercambiaban los presentes. Pero estaba con Blaudy, y eso era suficiente.

Mara permanecía sentada en el suelo, con los ojos atentos al pequeño silfo e ignorando al resto. Tenía una de sus manos extendidas, en la que Blaudy estaba sentado, y pasaba con delicadeza los dedos por la espalda del silfo, sonriendo cuando el arqueaba la espalda como un gato.

Alguien se acercó, una figura brillante y hermosa, que desprendía una preciosa voz... aunque de nuevo Mara no entendió las palabras. Aun así estaba tranquila, Blaudy las entendería y el le deiría que hacer. El silfo, al que había llegado a adorar, era el único que la había tratado con cariño y se había esforzado por dialogar con ella. Y Mara se esforzaba, más que con cualquier otro, en recordar palabras para poder hablar con el.

Mientras el hada brillante hablaba, ella paseó su mirada entre los presentes. A parte de Blaudy, había otra hada en ese pequeño grupo. Blaudy la había llamado Altena, y le había explicado que era una hembra de su especie. Mara gruñó por lo bajo, sabiendo que Altena la despreciaria tanto como la orca la despreciaba.

El otro presente era....extraño. Cuando Mara se fijo en el se quedó mirándole durante varios minutos sin ningún intento de disimulo. Era algo que no se parecía a nada que hubiera visto antes. Grandes zarpas peligrosas y cuerpo de caballo...pero donde debería aparecer el cuello y la cabeza del animal, surgía otro torax, más humano, que terminaba en una cabeza que recordaba a los machos cabríos. La criatura dio un salto, al parecer enojado por algo que el hada diria.

Mara perdió interés y de nuevo centró su atención en Blaudy, al que sonrió. Se levantó cuando vio que todos se ponían en marcha y acercó su cara a Blaudy.

-¿Donde?- preguntó, tratando de hacerse entender.
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Blaudy

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MensajeTema: Re: Las dos caras de la moneda   Las dos caras de la moneda EmptySáb Oct 02, 2010 7:14 pm

Blaudy estaba sentado plácidamente en la mano de Mara, con las alas bien extendidas, para facilitar que el dedo de su amiga le acariciase la espalda sin hacerle daño. Cerca de ellos estaba Altena, con gesto aburrido, y algo alejada de la orca, que parecía no acabar de caerle bien. El silfo había acabado desistiendo de sus intentos para que congeniaran.
Algo mas alejado de ellos había un centauro. Blaudy nunca había visto ninguno, solo había oido hablar de ellos. No había hablado con el, pero el enorme ser, mas grande todavía que Mara, no le inspiró ninguna confianza. Y la forma en la que miraba a la orca no le gustaba nada a Blaudy.

Suspiró larga y pronunciadamente, era su compañero, y si Gerde confiaba en el, tendría que hacer lo propio, aunque a regañadientes. Luego miró hacia el otro lado del claro, donde estaba el otro grupo. Parecían todos humanos, y el silfo hizo una mueca, sintiendo algo de envidia de su apariencia imponente y organizada. Dos chicos y una chica, que tenía un curioso color de pelo. Al silfo le habría gustado ir a preguntarle como le había conseguido. Había una cuarta figura en ese grupo, que tapaba su cabeza con una máscara extraña. Giró la cintura y el cuello, mirando hacia arriba, para hacerle notar a la orca que quería hablar

Mara, arriba...

Blaudy esperó a que le acercase a su rostro, y se aproximó a su oreja, para susurrarle mientras miraba de reojo al hombre de la cara extraña. Le señaló para que Mara le viese bien

A Blaudy no gusta... miedo...

Aunque sabía que eso dificultaría el trabajo con el otro equipo, el silfo no podía evitar sentir miedo por aquel sujeto, y hacérselo notar a Mara le hacía sentirse protegido. Mara había sido el unico ser grande que no le había tratado nunca de forma despectiva. Bueno, al conocerse le había tratado como poco mas que una mosca, pero habían acabado congeniando.
Llegó entonces la jefa, a darles la última orden. El silfo cerró los ojos y dejó caer los hombros, siseando entre dientes. Levantó la manita para que su jefa centrase la atención en el.

Jefa... ellos no me gustan... -Tragó saliva- Quiero decir... Mara y yo lucharemos hasta el final, pero... nada dejalo, perdona jefa...

El silfo bajó la cabeza, avergonzado por haber puesto en duda las órdenes de Gerde. Suspiró largamente, y fué a ponerse de pie, pero al recordar que seguía en la mano de su amiga, se quedó sentado, y la miró cuando esta se levantó. Sonrió con cariño al oir su única palabra, y señaló al grupo que ya se ponía en marcha.

Mara sigue... pronto llegamos
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Alty

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MensajeTema: Re: Las dos caras de la moneda   Las dos caras de la moneda EmptyJue Oct 07, 2010 12:21 am

Sentada en una rama, estaba convencida que Blaudy le miraba bastante el era lindo y si le gustaba aunque el no lo sabía, ya que Alty siempre se reservaba sus sentimientos, de vez en cuando le miraba y daba unos suspiros, si tan solo supiera de esto.

Saco su violín y tocó despacio una tonada, la cual le hizo recordar el como llego a ser parte de los Physis, era una noche fría y oscura, sus sentidos no le habían engañado se encontraba cerca uno de esos, saco de inmediato su estaca de plata y comienzo a rodear el lugar, aunque era pequeña sabía muy bien como pelear contra esas criaturas, llevaba años asiéndolo en el anonimato. El ambiente era tenso más no paso ni un solo minuto cuando se lanzo el vampiro, Alty tenía buenos reflejos y se movió justo a tiempo, de inmediato pronuncio Asalto Radiante, de su dedo sale un rayo multicolor el cual da justo en su objetivo el Vampiro, luego le clava una pocion de Cianuro directo en el corazon aprovechando que con su hechizo se encontraba atontado. El vampiro reacciono de inmediato y comenzo a huir de ella pues el Cianuro estaba haciendo efecto, Alty le perseguía a travez del bosque mientras le debilitaba con sus Hechizos Agotar, cuando este cayo por completo, no estaba muerto si no exhausto, justo en ese lugar se encontraba Gerde a lo que Alty termino por acabar con el vampiro. De inmediato Gerde le ofreció ser Physis y Alty acepto gustosa.

Había un centauro con ellos, alguien que jamas había visto, luego estaba Mara la fea, ella no le agradaba pues como siendo mujer era tan grande y musculosa, las mujeres somo delgadas y finas, se puso de pie mientras observaba a Blau pero sin decir una sola palabra, guardo su violin y dirigio hacia Gerde y le susurro al oido

Sabes no me gusta Mara, me mira con odio y no tengo idea por que lo hace...Bueno si se que no se puede hacer nada pero... ya bueno mejor olvida
Luego se marcha sola, Gibil era su líder desde ahora ese viejo, bueno no tenía nada en contra de él, solo lo encontraba muy serio nada más, no le temía ni nada por el estilo, en cambio a Inu... ella es tan linda como Alty, la encontraba muy simpática.

Comenzó a volar muy cerca de Blau mientras le miraba muy atenta, deseaba hablar con él pero estaba de por medio Mara la fea, y ella de seguro ya noto que estaba muy cerca.
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Gibil

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MensajeTema: Re: Las dos caras de la moneda   Las dos caras de la moneda EmptySáb Oct 16, 2010 3:42 am

Pensaba en los Dherliks, pero se relajaba al instante… Si algo pasaba, Ska mantendría las cosas bajo control… Vale, quizás no lo haría; pero Ska era tan instintivo como para mantenerse con vida, y estos mismos instintos le ayudarían a salvar la vida de sus compañeros y subordinados; pues ahora mismo él era mi representante con ellos.

Miró a los Physis, tratando de evitar esa mirada seca que siempre presentaba ante sus hombres; un grupo raro: Dos gigantes y dos enanos. Raro pero útil; fuerza y magia, todo en uno. Gibil se posó al frente de ellos antes de que empezaran el andar:
-Me han sido encomendados, y los tomaré como mis subordinados por este momento. Y será mejor que no desacaten mis órdenes… No pretendo tener ninguna baja, y nunca la he tenido.
Esperaba que esas palabras no hubieran sonado demasiado duras, y también que aumentaran la confianza en él. Era cierto que pasar de batuta de un segundo a otro era terrible, por la desconfianza y desorganización, pero también era cierto lo que dijo: No había tenido ninguna baja mientras era líder de los Dherlik, y no pensaba tenerla ahora.


Anduvieron por el claro hasta salir de él e internarse en el bosque. Las raíces aún se notaban claras, muy salidas y demasiado gruesas. Parecía que algo las hubiera hecho crecer con brutalidad. Fuera rodeándolas o bajo ellas, el grupo las atravesó hasta internarse más y más en el bosque, quedando casi por completo a oscuras a causa de la poca luz que se filtraba. El bosque parecía… demasiado extenso y tupido. Y el sonido que antes hubiérase escuchado, ahora estaba muerto.

Se fijó en las copas de los árboles… Pero eran demasiado altos como para tratar de buscarlas. Miró entonces el suelo: Lleno de hojas secas, pequeños y casi imperceptibles resquebrajamientos de las mismas se dejaban escuchar, pero ningún ave, ni algún animal. Todo era silencio… Un odioso silencio.

El anciano se quedó quieto, y se giró para mirar a los Physis.
-Cuidado…
Volvió a girarse, pero prefirió mirar nuevamente a sus subordinados:
-Nos hemos dividido; a nosotros nos toca buscar a Aile, por eso han sido mandados conmigo. Ustedes conocen los bosques mejor que mis hombres, y yo conozco la guerra mejor que su jefa –miró a los pequeños seres feéricos, suponiendo que eran los que más entendían- … ¡Al suelo!

Sin esperar a que le hicieran caso, se tumbó de bruces en el suelo, encogiéndose lo más posible y quedándose pegado a él. Sólo sintió arriba de él una fuerte corriente de aire, provocada por un brazo-rama: Un Ent los estaba atacando.

Las dos caras de la moneda 20060809175928-ent
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Gerde

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MensajeTema: Re: Las dos caras de la moneda   Las dos caras de la moneda EmptySáb Oct 16, 2010 3:59 am

Los integrantes de los Physis quedaron bajo el mando de Gibil líder de los caza vampiros, mientras que los Dherlik quedaron dispuestos a su propia suerte, ¿sabía acaso alguno de ellos a donde debían dirigirse exactamente? ¿Les había entregado Gibil una información más consistente además de indicar con el dedo una determinada dirección y decir "por allá"?. En realidad no. Y lógicamente no podrían dirigirse a ninguna parte si no sabían a donde debían marchar primero, pero como su jefe estaba a cargo de otro grupo y Gerde estaba incapacitada para dejar su bosque otra sería la criatura que se encargaría de entregar las indicaciones necesarias para los Dherlik.

-¡Alto!-Exclamaría una voz chillona y de alto volumen pero proveniente de un cuerpo muy pequeño. Antes de que el grupo se separara un hada de alas oscuras y transparentes que brillaban como si tuviesen luz propia se acercaría a ellos.

Spoiler:

-Fiuuu ¡pensé que no llegaría!-Exclamaría estirando los brazos en el aire y luego planearía en dirección a la humana Roxanne sentándose sobre su hombro como si nada. Los observaría con detenimiento y luego extendiera ambas manos haciendo aparecer un amplio mapa entre sus dedos, pero antes de indicar de que se trataba se llevaría una mano sobre la frente en pose militar.

-Bueno Dherlik me presento. Soy Irial Almhunmyth Frylthernialan, Teniente Dorada de los Physis y vengo de parte de vuestro jefe, Gibil-

Posaría su pequeña mano en el enorme mapa que flotaba frente a ella y los invitaría a acercarse.

Spoiler:

-Nuestra enemiga, el hada Aile Alhenai es extremadamente poderosa, por lo tanto atacarla directamente sería una completa estupidez, es por eso que acordamos dividirnos, los Physis irán con vuestro líder a explorar el territorio de Aile para conocer bien el terreno e investigar una presunta forma de ataque, mientras que ustedes son los encargados de buscar la forma de acabar con ella-Sonrió levemente ante eso último-Repito, es muy poderosa pero mi querida ama Gerde descubrió una forma de acabar con ella, y es encontrar cierto artefacto que dejaron abandonado los Dioses en antaño, se dice que los druidas de Thormen los cuidan con recelo, pero uno de ellos que se vio expulsado por ellos al hundirse en las artes oscuras ahora se abastece en su solitaria morada que se ubica pasado el Río Encantado... En fin, básicamente es eso, él sabe como encontrar el objeto que cuidan los druidas de Thormen y ustedes deben ir con él y convencerlo, ¿Y cómo lo harán?-Soltó una risita-Bueno, ese ya es asunto de ustedes, ¡ah! y casi lo olvido-Le entrega el mapa a Roxanne y luego lanza un pequeño saco no mayor que la palma de una mano en dirección a Eco.

-Me pareces responsable-Diría sonriendo juguetonamente-Si le entregan eso de seguro les ayudará, pero les aviso que no lo deben abrir, ¡por nada en el mundo!, si lo hacen habrán echado a perder toda la misión-

Finalmente el hada volvería a emprender el vuelo dejando tras de si un intenso aroma a lavanda.

------------------

-Las indicaciones se encuentran en el tema de la partida, les recomiendo ir a ver si quieren preservar sus vidas.
-Segundo. Por ahora están fuera de peligro porque me interesa ver que planes han de realizar para llegar al objetivo, no quiero tanta introspección si no más acción.
-Referente al feo mapa que hizo Gibil mapa, la única forma de llegar a la guarida del nigromante es cruzando el río Encantado pero tendrán que llegar primeramente a él. Ustedes son la letra D amarilla.
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Egates Vasordiel
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MensajeTema: Re: Las dos caras de la moneda   Las dos caras de la moneda EmptyLun Oct 18, 2010 11:56 pm

Al fin el cabrón había dado la hora de marchar, bueno no era que yo fuese a esperarla. Tenía una misión y cuando de eso se trataba el objetivo era lo que mas importaba, siendo Roxane de entre los presentes a la única que no sacrificaría para conseguirlo. Después de lo que habíamos pasado no sería capaz de algo así, hasta las palabras de domitor serían en vano si estas iban en su contra. Suspiré al recordarla, no sabía si estaría enojada, pero como última misión en ese bando me correspondía atrapar a la maldita hada esa si es que la magia no me mataba primero que mis futuros enemigos ahora compañeros de trabajo.

El nuevo se hizo respetar bastante bien, era silencioso lo que me agradaba y lo único que destacaba en contra era esa sonrisa que se había dibujado en su saco. Habría quedado mucho mas serio sin ella, de vez en cuanto me preguntaba porque escondería su rostro con tanto afán, pero bueno teniendo a Roxane cerca tenía un mejor panorama que observar. Sus primeras palabras después de tanto fueron algo sorprendentes, aparentemente se notaba mas sería. No era la misma niña dulce que había conocido pero me guardaba ese bonito recuerdo con lo que tenía mas razones para seguir confiando en ella. Estaba sin duda impaciente de ver lo que era capaz de hacer, tenía ganas de combatir y con lo que se esforzaba por no ser vista como la niña inocente que había conocido no sería yo quien se lo negara. En cierto sentido me hacía sentir orgulloso; era fuerte a pesar de su apariencia.

Me acerqué hacía ella agachándome un poco para acercarme a sus oídos. – Veo que esos lunares han servido después de todo – Le dije con una palmada en los hombros mientras comenzaba a caminar sin alguna dirección en concreto como estaba acostumbrado. No sabía donde se encontraba el enemigo, pero lo que si sabía era buscar el método perfecto para llamar su atención así que de todos modos no me preocupaba eso. – Vamos, antes que el bosque comience a arder, y no, en ese caso no habré sido yo el pirómano – Dije mirando a Ska con cierta malicia mezclada con algo de rencor y con voz lo suficientemente alta y algo enérgico como para que todo el equipo me escuchase, luego me decían a mi que no debía meter al equipo en peligro, ¡¿Con qué cara?! O mejor dicho siseo, maldita serpiente...

¡¿Qué había dicho ahora?! Vale, no no había dicho nada serio, estaba siendo paranoico nuevamente. Costó un poco dejar la paranoia de lado, pero la llegada del hada al hombro de Roxane me ayudo en algo. Por unos minutos pensaba que me venían a sonsacar información a la fuerza por el supuesto pirómano, entonces si estaría enojado con Ska.

Contuve una carcajada al ver el saludo militar del hada, realmente había sido algo hasta ese entonces impensable, aún mas lo era pensar que esas criaturas podrían pelear como guerreros entrenados sin usar magia pero bueno, era una superior y podía usar magia. Tenía dos puntos a favor para respetarla manteniendo mi compostura y seriedad que la situación ameritaba.

Nos invitó a acercarnos y entonces me aventure por detrás del hombro de Roxane, el contrario al que el hada se había posado, manteniendo un poco de distancia para que no se sintiese invadida. Mientras el hada hablaba trate de grabarme el mapa aparentemente de la zona en la que nos encontrábamos. Por si no era yo quien lo llevaba y debía separarme del resto al menos con eso tenría un punto de referencia para saber a donde dirigirme. El único hecho que me molestaba sobre dicho mapa era que flotase por arte de magia.

No pude evitar estornudar segundos después de que el hada entregase el mapa y el mini-saco al tipo nuevo. ¡¿Qué las hadas no sabían diferenciar un hombre lobo con olfato sensible de un humano?! Maldije un poco para mi mismo...

Bueno, tal parecer las cosas habían quedado así, Roxane sería nuestra guía, Eco el protector de lo que sea que contuviese el saco, Ska quien fallaba en convencer al viejo y yo quien le patearía el trasero hasta que aceptase ayudar. No parecía mal plan excepto por le hecho de que debía patear el trasero de un anciano druida destitulado de su rango. – El otro equipo esta atestado de hadas, ¡¿por qué demonios nosotros tenemos que patear el trasero de un anciano druida?! – Maldije en voz alta arrepintiéndome un poco pero bueno, no era la primera vez que le hacía saber a mi equipo en voz alta mi odio hacía la magia aunque fuese de forma indirecta. – Venga ya sabemos quien es nuestra guía, Ska ya sabes que hacer si el viejo se pone arisco... – Dije igual que antes con lo del pirómano, a pesar de que pasarían de mi siendo que yo era el tipo que podía hacer lo que se le antojase, en realidad me comenzaba a preguntar si había sido necesaria la elección de un líder, aparentemente el equipo funcionaría mejor sin uno.
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Mara Colmillo de Bronce
Ferviente Protectora de Blaudy
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MensajeTema: Re: Las dos caras de la moneda   Las dos caras de la moneda EmptyJue Oct 21, 2010 12:07 pm

Aun con el pequeño silfo en su mano, la orca avanzó a través del bosque con el resto de integrantes del grupo. No les prestaba demasiada atención, centrada como estaba en fulminar con la mirada a ese ser que Blaudy le había dicho que le daba miedo. Solo cuando el siniestro humanoide desapareció de si campo visual, Mara se relajó y centró de nuevo su atención en Blaudy y en el resto del grupo.

El enorme cuadrupedo avanzaba con aire malhumorado y, irritantemente cerca, el hada Altena reboloteaba esforzandose por seguirles el ritmo. A la cabeza marchaba un humano de cabellos blancos. Un anciano. Mara supuso, desde su corto entendimiento, que ese anciano era el amo del resto de los presentes. ¿Irían a trabajar? Miró al silfo con cierta preocupación. Era muy pequeño, no podría levantar ni una roca... Mara trabajaría por los dos, para que el amo no castigara a Blaudy. En cuanto a la otra hada.... la orca no pudo evitar una sonrisa maliciosa e infantil.

Tras bastante tiempo caminando, el amo se detuvo y pareció darles instrucciones. Mara no entendió nada, pero el tono que usaba el humano era sin duda autoritario. Lo extraño fue.... que mirara alrededor. Mara hizo lo mismo y notó que había algo estraño...aunque no sabía identificar el que. Se sintió repentinamente alterada y pasó su mirada del amo al bosque, del bosque al grupo, y del gupo a Blaudy.

Miró al silfo ceñuda y gruñó con suavidad.

Un grito repentino del amo, hizo que Mara levantara la cabeza y se tensara. Unas ramas golpearon su nuca y su espalda, impulsándola hacia adelante y haciendola caer de bruces. Se incorporó, quedando sentada, muy confusa. ¿Alguien le había lanzado un arbol?

Parpadeó y vio al anciano tumbado sobre el suelo... y más alla un arbol....que se movía. Mara se quedó boquiabierta ante ese hecho que ella creía imposible, pero el instinto la hizo reaccionar. ¿Qué más daba lo que fuera? ¡Les estaba atacando!

La orca dejó al silfo en el suelo, entre el follaje caido, y se incorporó de un salto tomando el martillo que colgaba a su espalda. Tomó aire y profirió un amenazante rugido.

-GRRRRAAAAAAHHHHH!!!! MARA APLASTA!!!!!!

Sin sentir temor, ya fuera por su poca sesera o por la voluntad de proteger al silfo, se lanzó a la carrera contra ese enemigo. Enarbolando su enorme martillo y dirigiendo el golpe con todas sus fuerzas a la base de la criatura.


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Blaudy

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MensajeTema: Re: Las dos caras de la moneda   Las dos caras de la moneda EmptySáb Oct 23, 2010 7:10 am

Blaudy suspiró visiblemente aliviado cuando el encapuchado desapareció junto con sus compañeros. Fué una grata sorpresa comprobar que ambos grupos operarían separados.
El silfo sacó de una bolsa de cuero las piezas de su garra lunar, y las desparramó sobre la mano de Mara, con cuidado de no pincharla. Fué colocándose las piezas poco a poco sobre la mano izquierda, dándola el aspecto de ser un brazo de gólem. Se percató de que Mara le miraba, algo preocupada, y la devolvió la mirada, guiñándola un ojo y haciendo entrechocar sus ahora metálicos dedos.

Blaudy listo.

Miró al resto de sus compañeros, algo aburrido. Aunque sabía que a Mara le hacía muy feliz poder ayudarle, también echaba de menos revolotear a sus anchas. El hombre caballo avanzaba casi pegado a su compañera, y Altena volaba cerca de su nuevo jefe.
Blaudy suspiró larga y pausadamente. Le habría gustado ir junto a Altena, pero mara le necesitaba antes que el hada.

Llegaron a una parte del bosque demasiado silenciosa... ni el trinar de los pájaros, ni el cantar de los grillos. Incluso los pasos de la comitiva parecían menos ruidosos en esa zona. Entonces Gibil comenzó a hablar, pero de pronto dió un grito y se tiró al suelo. Blaudy miró hacia atrás y pudo ver como una rama se dirigía rauda hacia ellas. ¿Árboles en movimiento? No le dió tiempo a pensar mucho mas, pues la rama golpeó a Mara por la espalda, tirándola al suelo, y con ella al silfo, que aterrizó junto a ella, llenándose de humus. Unas manos verdes le dejaron "a cubierto" entre el follaje, y luego un enorme alarido alertó al silfo de que su amiga se había lanzado a la carga.

¡Mara cuidado!

Aún a sabiendas de que la orca nunca le escucharía, el silfo se lanzó a la persecución de su verdosa amiga, mientras iba preparando su cerbatana con un proyectil
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Emrich

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MensajeTema: Re: Las dos caras de la moneda   Las dos caras de la moneda EmptySáb Oct 23, 2010 6:40 pm

Este lugar cada vez desvelaba más maravillas hacia mi persona, una pequeña personita con alas revoloteaba por nuestro alrededor, cual mota de arena levitando gracias a las corrientes de aire. Cometió una osadía que tendré en cuenta en un futuro, pues ese pequeño gesto que hizo ya decía mucho de su forma de ser. Nos dio instrucciones de todo lo que debíamos hacer si queríamos triunfar en este objetivo, sugirió que no dividiéremos con el otro grupo, que la verdad, no me interesaba ni lo mas mínimo, yo había llegado aquí con una tarea que cumplir, y esa tarea cual palabra sagrada tratara, será cumplida. Ella daba las indicaciones por un mapa, señalando los caminos a tomar para luego comentarnos sobre un artefacto, de aparentemente suma importancia debido que se trataba nada más y nada menos que de un objeto hecho por los dioses. Unos druidas eran los encargados de cuidar dicho objeto, había escuchado mucho sobre esos hombres de mente cerrada, cegados por su propia naturaleza, censurándose a sí mismos ciertas cosas por ignorancia de ellas, fijándose solo en todo lo dañino de todos los acontecimientos que suceden en este mundo. Deseando que los cielos se abriesen y una lluvia de piedras y espadas cayeran sobre quien no los respetaran, pero ellos negaban todo eso, decían ser gente pacifista… Menuda tontería ¿Pretendían que el mundo estuviera en paz y armonía con una idea sin solidez como la suya? Como yo bien sabía, si se quiere cambiar la sociedad de este mundo debe ser manteniéndolos en la ignorancia, aterrorizados por todas las cosas que desconocen, acabando con quienes alimentan su curiosidad, al igual que con toda la injusticia del mundo, suena cruel, pero era la única manera de generar paz en el mundo.

Estos druidas eran el objetivo de nuestra misión, pues el tenían en sus manos lo que necesitábamos para continuar, imaginaba que estarían todos reunidos en alguna cámara como leí en los libros que me trajo el sacerdote cuando estaba en prisión, hablando sobre lo mucho que adoran a las plantas y el desprecio que tienen a las ciudades. Sea como fuese yo iría a por mi objetivo, aunque tuviera que arrancarles las manos a esos hombres para poder cogerlo.

Aquella pequeña criaturita se acercó volando ligeramente hacia mí, dándome un pequeño saquito, yo no hice ningún movimiento que dijera que aceptara ni rechazara, simplemente lo cogí y lo guarde en un bolsillo del interior de mi chaqueta. Decía que no debía abrirlo, no iba hacerlo, aunque fuese lo que fuese no creo que hiciera falta, por mucha magia o conocimientos que pudieran tener esos druidas, yo sabía que todos esos hombres se creían superiores a el resto de gente dado su supuesta gran sabiduría ¿Pero de que vale tener tanta sabiduría si esta misma te ciega sobre tus actos? Aunque bueno… Eso siempre puede ser una idea equivocada, así que lo que tenía claro es que no iba a ser piadoso con ellos…Si se negaban a entregar eso, lo pasarían mal, así que esperaba que lo aceptaran.

Escuché ciertos comentarios de aquel al que llamaban Egates, su forma de hablar comenzaba a generarme repugnancia… Cargado de irrespetuosidad como si estuviera en un escalón más alto que el nuestro, esos pequeños gestos, decían mucho sobre el tipo de persona que era, y quizás luego, generase dificultades en un futuro… Eso es algo que odiaba, gente que trataba de ser un verdadero cazador de vampiros, cuando no eran mas que alguien normal y asustadizo que los odiaba por el simple hecho de ser lo que eran, sin tener ni idea de lo que son, simplemente tenían un odio irracional hacia ellos siguiendo la corriente a sus compañeros ¿Cómo pretendían cazar vampiros cuando aun están encadenados a su vida? Era patético.

No daba mucha esperanza de vida a mis acompañantes, pero bueno…Siempre pueden recibir heridas que yo no recibiré, siendo para mi unos simples pedazos de carne. Esos comentarios que no me gustaban nada estaban a la orden del día y yo comenzaba a impacientarme ¿Cuándo demonios nos íbamos a poner en marcha? Me crucé de brazos y recosté mi espalda contra el tronco de un árbol, un árbol que tenía una fina capa de polvo recubriendo su gruesa corteza posiblemente debido a el viento. El lugar estaba tornándose agradable pues notaba como una suave brisa se colaba por los agujeros de mi máscara, aunque la notaba sobre mi piel herida… Si es que quedaba algo de piel en mi rostro, pues era bastante incomodo el notar que mi saliva salía cada vez que abría mi boca, pues no tenía mejillas y mucho menos labios, así que de cada vez que esta saliva salía, tenía que coger aire para sorberla de nuevo, generando un extraño ruido que quizás inquietaría a mas de uno.

Estaba ansioso por ponerme en marcha…Así que miraba a los dos hombres que estaban conmigo, pues por lo visto eran los que ocupaban un cargo mas alto.
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Natashia La Port
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MensajeTema: Re: Las dos caras de la moneda   Las dos caras de la moneda EmptyDom Oct 24, 2010 5:24 am

Menuda finta de compañeros tenía. Un sujeto que parecía sorber saliva cada vez que hablaba, cubierto por un… lo que sea que tenia en el rostro. Un chico, Ska, bastante distraído a mi parecer y… bueno, no tenia mucha madera de líder y Egates, que, amaba con locura, pero igual de desorganizado que el resto.

Bueno, si todos habían funcionado así en otras misiones, ahora no tenia porque ser la diferencia. Sonreí, siguiendo en un principio a Ska. No sabía hacia donde iba, cosa que me inquietaba un tanto. Sonreí a Egates, asintiendo sobre los lunares. Sacando uno, mostrándoselo con orgullo. Las condiciones que me habían hecho llegar ahí aun no se las debelaría, pronto seria el momento, cuando por lo menos tuviéramos un espacio de privacidad. Volví a guardar el lunar, ocultando una suave carcajada ante su comentario del pirómano. Realmente no tenia idea de que había pasado, pero… no se, simplemente me hizo gracia.

De pronto, una vocecilla hablo, gritando “alto.” Me gire, buscando la fuente. Un hada! Amo a los feericos, son tan pequeñitos y tiernos! La pequeñita se coloco en mi hombro, tuve que contenerme para no abrazarla con fuerza, estrujarla contra mi y gritar “jaiiii es tan bonita!!!” solamente me limite a sonreír calmadamente, escuchar su nombre, colocar la mano sobre mi frente cual soldado se presenta en batalla y decir.

-¡Roxanne Megpoid! Nueva integrante de los Dherlick, ¡un honor servir a nuestro grupo y a esta alianza!-

Escucho atenta las indicaciones. Los physis irían a explorar el terreno de esa hada, mientras que nosotros debíamos conseguir que un sujeto nos llevara a unos druidas para conseguir un artefacto del que nada sabíamos. Suspire, sonriendo mientras arqueaba una ceja no convencida. Me dio el mapa a mí y le arrojo un saco a Eco. Observe a el sujeto, un tanto… bueno, lo admito, asqueada. Había algo en el que me causaba cierta repulsión. Aun así, era un compañero y tenia que respetarlo. Abrí el mapa, observándolo… creo yo, que nos dieron las cosas importantes de la misión por ser nuevos. Tal vez era un modo de probar que seriamos útiles.

Sentí una enorme curiosidad por saber que contenía el saco. ¡Rechachis! Menos mal que no me lo dio a mi, porque si no, lo habría abierto enseguida. La curiosidad es muy característica de mí. Mire hacia el cielo, luego hacia una zona del bosque y, a según lo que nos había dicho el hada, señale el camino, por entre los arboles, que se alzaban altos y majestuosos. Ese sitio estaba plagado de magia de pies a cabeza. Entiendo porque Egates estaba tan nervioso, la magia no era exactamente nuestra aliada.

-bueno, entonces si la señorita Irial no nos dará mas instrucciones, debemos avanzar. –

Yo por delante y eso me dio bastante miedo. Tenia el mapa, por ende, debía ir adelante del grupo. Observe a Egates, mordiéndome el labio inferior, con una mirada de “por favor, cúbreme la espalda”. Luego me gire, mirando a Ska, y avanzando. Ya era hora de ponernos en movimiento. Mentalmente, mire al cielo y rogué a las diosas una cosa: No morir.
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MensajeTema: Re: Las dos caras de la moneda   Las dos caras de la moneda EmptyDom Oct 24, 2010 7:38 am

Listo, por fin que me encontraba lejos de Gibil y los del otro grupo, podía dejar de hacerme pasar por la persona seria que di en la primera impresión, yo no era así, ni un poco. Iba por delante, dirigiendo el grupo, como tenía que ser; gire mi cabeza para voltear a ver a mis sacos de papa -Es que eran como una carga- Y mis ojos se detuvieron un instante en la única mujer del grupo que no era Egates. Su nombre si mal no recuerdo era Rox-algo, bueno, su apariencia no me convencía si esta misión debería de ser para ella. Su aspecto era muy dulce e inocente, creo que podría decir que su personalidad se basaba en como se miraba; pero no quiero llegar a conclusiones tan rápido, luego salgo sorprendido o... lastimado.

-Que tal si vamos apresurando el paso, entre mas rápido terminemos con esto mas rápido podremos tomar una siesta- Propuse con un tono optimista y confiado.

Seguíamos caminando, y con el paso, el bosque no cambiaba mucho su aspecto o ambiente; seco, triste y solitario, nuestras pisadas eran lo único que se escuchaba en nuestras cercanías, nada impresionante. Nada, absolutamente nada, que comenzaba a aburrirme y mi cara a tornarse fea, bueno, ya estaba así.

Ega comenzó a hablar con Rotz; claro que no era de mi incumbencia, así que ni me moleste a prestar atención a lo que parloteaba, solamente mis oídos se centraron a lo siguiente que había dicho, lo mire de reojo y solté una sonrisa en respuesta, recordando aquel entonces en Arendia; me parecía gracioso, ya que no pude matarlo en aquel entonces en Vo Wacune, y no serviría de nada matarlo ahora, total, podía servir de escudo.

Escuche algo retirado un sonido, como si estuviesen agitando un salero muy rápido, me detuve por completo y voltee a mirar por donde era que venia aquel ruido. Primero pensé que era una mosca, después que se acerco, pensé que era un mosquito y cuando finalmente llego, me quede con cara de "¿Quien carajos eres tu?" Pero por supuesto que no lo dije, no me apetecía.

Bien, esto era raro, una hada venia de la nada a dejarnos un mapa donde milagrosamente nos daban el destino al cual debíamos llegar... Y que importa, Jaa, creo que podría confiar en que ella nos estaría dando buenos consejos.
Su saludo militar hizo que mi mente se fuera por un viaje y pensara vagamente de una manera graciosa un ejercito de hadas con palillos para comer aceitunas, dios, estos Physis si que daban buenas sorpresas… Y hacían reir.

Bien, ya, creo que me había quedado claro, nos íbamos a enfrentar a una terrible hada maligna despiadada que abusa de todo ser viviente para sacarle provecho en algo que le sirva… o algo parecido.

¿Qué? ¿No íbamos por aquella hada? Que diablos, yo pensé que íbamos a darle cuello a ese ser, pero bueno, nos toco la parte aburrida donde tenemos que buscar el elemento dispensable para vencer al enemigo, eogh, no me agradan este tipo de ideas. El mapa se le dejo a Rotz, ni idea por que a ella, tal vez porque las mujeres son mas responsables con las cosas (¿), ni idea.

-Ehhh… Gracias por el dato y por el mapa, Al rato nos vemos- Dije mientras caminaba y le daba la espalda a la pequeña hada mientras me giraba para despedirme de ella y con una sonrisa demostrarle mi agradecimiento. Una sonrisa no podría valer para muchos, pero que va.

-Se, claro- Respondí antipáticamente ante el ultimo comentario de Ega, ¿Cree que solo puede hablarme así por nomas? Éramos compañeros, pero lo que comenzó en Arendia aún no terminaba y posiblemente terminaría en esta misión, quien sabe lo que teníamos preparado uno para otro.

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MensajeTema: Re: Las dos caras de la moneda   Las dos caras de la moneda EmptyDom Oct 24, 2010 8:19 am

El repentino golpe dejó tumbado a Mara en el suelo; para su suerte fue una rama no muy gruesa la que le pasó a golpear y el árbol también terminó herido, pues esa rama se había quebrado y terminado en el suelo; Blaudy que viajaba en sus manos, resultó ileso, sólo teniendo un mareo por la sacudida, que se le quitó en poco tiempo.

Los otros dos integrantes no tuvieron tan buena suerte: Alty, que viajaba cerca de Gibil, se giró al escuchar el grito en lugar de tumbarse, y fue golpeada de frente por ramas finas, que le arañaron el rostro, le provocaron cortadas en los brazos y le arrojaron contra el suelo; donde por la fuerza de la caída y lo inesperado de la misma, sus alas impactaron contra la tierra, quebrándolas como finos y delgados cristales. No movería nunca más en la vida esas alas, no sólo quedaron rotas: Trozo a trozo se convirtió en delgadas hojas que quedaron sobre el suelo, desde la raíz en su espalda, hasta la punta de las mismas.

Y si creías que a ella le fue mal, deberías ver a Pyrela:
Él fue el objetivo del ataque, era el que más apestaba a maldad (luego de Gibil, claro): Las ramas que hacían de mano al inmenso ser agarraron al caballo hasta envolverlo por completo; lo sacudieron en el aire hasta elevarlo por encima de todos, al menos dos o tres metros por encima del suelo; y antes de poder hacer nada para ayudarle, lo arrojó hacia atrás con tanta fuerza como fue capaz.
Las ramas de un árbol crujieron cuando sintieron al caballo golpeándolas, un tronco viejo también cedió ante la fuerza y el peso del tremendo animal. Una parvada de aves que se estaba escondiendo echó a volar entre sonoros aleteos, antes de que el árbol en que estaban fuera partido a la mitad por la ruta que seguía Pyrela.
Quizás estuviese vivo… No, era imposible. En cada árbol había dejado una mancha de sangre de un tamaño considerable, y al menos sus costillas estarían rotas; quizás alguna le perforó un pulmón.

Gibil se levantó del suelo mientras Mara rugía con furia y se abalanzaba sobre el árbol, seguida de Blaudy. El anciano se fijó en el enemigo mientras pasaba las manos por las lanzas y corría a ayudar a Mara; justo les decía que no dejaría que ninguno cayera, y el caballo se moría.

El Ent medía tres metros por lo menos, y sus ramas se extendían dos metros cada una (las que hacían de brazo), sus raíces se movían con demasiada lentitud: Cada que daba un paso hacia el frente las raíces se aferraban al suelo, clavándose en la tierra hasta estar bien fijas, entonces era que podía mover el segundo pie. Visiblemente: Su punto débil.

-Fuego… ¿Alguien puede hacer fuego? ¡Tú, gigante, ataca sus raíces!
No se limitó a dar órdenes, pues mientras ellos corrían hacia el ent de frente, Gibil lo rodeó hasta estar a su espalda; ahí las ramas proporcionaban una manera fácil de escalarlo. Si nadie tenía fuego entonces quedaba la segunda opción, la de las raíces, y sería extremadamente difícil atacarlas si nadie servía como carnada: Y eso precisamente es lo que Gibil hacía.
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MensajeTema: Re: Las dos caras de la moneda   Las dos caras de la moneda EmptyDom Oct 24, 2010 9:56 pm

Las dos caras de la moneda Ninfa+flauta

Una pieza musical de flauta comenzó a rodear el camino de nuestros protagonistas, la música recorría cada hoja y rama de los árboles meciéndolos en un ritmo suave y constante, el dominio de Gerde ya había quedado muy atrás y todo quedaba en manos de los Dherlik.

Roxane era la encargada de portar el mapa mientras que Eco de llevar el pequeño saco misterioso. El orden era Roxane liderando al grupo seguida de Egates, Ska y un poco más rezagado Eco.
El ambiente se tornó más lúgubre y la música aumento de volumen hasta tornarse inverosímil, los árboles comenzaron a descender sus ramas de una forma más violenta pero siempre siguiendo el compás de la música, y aunque al principio no significó ninguna dificultad para nuestros aventureros fue un grueso tronco sujetado por unas cuerdas el que bajó horizontalmente hacia ellos golpeando a Roxanne en el rostro por ser la primera seguido de Egates el cual si se concentraba en juntar fuerzas para detenerlo podría evitar que lo golpeara y que también siguiera contra Ska, no sin retroceder varios pasos a causa del peso y la velocidad en que iba dirigida.

La muchacha resultó golpeada en la nariz (provocando que sangrase) y parte también de la mandíbula, perdiendo uno o más dientes. El licano joven en cambio fue tomado desprevenidamente de los hombros por una de las ramas que lo sacudió como si fuera un trapo y luego lo impactó de lleno contra el tronco de un árbol, notaría que su mazo había sido extraído de su espalda y estaba en el suelo a varios metros de distancia sumando que una gigantesca rama golpeaba la hierba como si tamborileara haciendo pedazos rocas y trozos de ramas y que poco a poco se aproximaba al mazo de Ska seguramente para hacerlo pedazos.

Eco en cambio que se había mantenido atrás tenía más opciones de movimiento y una perspectiva más clara de lo que acontecía, pero ello tampoco lo libraba de cualquiera amenaza, sentiría de pronto como una enorme bola de barro lo empujaría varios centímetros hacia adelante, y al girarse vería a un monstruo de figura humanoide cubierta de fango surgir de la superficie húmeda**. La criatura no alcanzaba a superar el metro y medio pero con un solo movimiento de brazos podía lanzar una considerable cantidad de lodo que no solo incomodaba al enemigo si no que entorpecía sus movimientos ya que el lodo al secarse se convertía en piedra y era como cargar con una pesada roca a sus espaldas.

Egates habiendo o no esquivado el tronco alcanzaría a ver como una bella ninfa tocaba incansablemente una flauta la cual se encontraba a unos centimetros de Roxanne, esta última luego de recibir el golpe con el tronco de madera fue tomada por las mismas ramas que sujetaron a Ska pero en vez de ser lanzada terminó siendo sujetada por sus cuatro extremidades y volteada de cabeza en el aire, las ramas vivientes comenzaron a tirar, cada vez más fuerte, si no hacía algo pronto se quedaría amputada de brazos y piernas. No obstante el licano joven no quedo exento de problemas, no solo su mazo estaba en peligro si no también su brazo ya que unas diminutas varitas se inyectaron en el como agujas durmiendo el brazo derecho y prontamente lo harían pedazos por dentro hasta dejarlo manco, la única forma de librarse de las agujas silvestres era quitarlas una por una, y con calma, pero eso significaba olvidarse de rescatar su mazo. De él estaba la decisión, si salvar su brazo o su mazo ya que no podía hacer las dos cosas a la vez.

La ninfa continuaría moviendo los dedos sobre su flauta divertida del control periférico de aquel claro. Egates tenía la obligación más importante de todas pero quizá la de mayor responsabilidad, él tenía que decidir a cual de sus compañeros ayudar o ir tras la ninfa.



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Natashia La Port
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MensajeTema: Re: Las dos caras de la moneda   Las dos caras de la moneda EmptyLun Oct 25, 2010 4:13 am

De pronto, conforme avanzaban en medio de aquel bosque, una pieza musical llego a mis oídos. Un escalofrió me invadió, algo malo pasaría. Los arboles comenzaron a mecerse lentamente, casi como un preludio a que… me joderia de una forma u otra. Guarde silencio, lanzando a Egates una mirada de “algo va a pasar… ¿lo sientes?” Me gire hacia adelante. Si voy a ir a la cabeza de un grupo, solamente por un estúpido mapa… tenía que afrontar las consecuencias. Debía darles a entender que podía ser parte de los Dherlick y que merecía un puesto en el grupito.

El ambiente se torno más terrorífico, casi como un funeral que comienza. Trague saliva, temiendo por mi propia vida. Saque mi espada, preocupada por lo que podría ser. Vamos, solo era simple intuición y no tenía porque asustarme. ¿O si? los arboles comenzaron a bajar sus ramas de forma violenta, mas no los ataque. No quería enfadar al bosque. Pronto me di cuenta de que ya había salido de los limites de Gerde… así se llamaba el hada creo yo. Bueno, no se, no preste atención a los nombres.

De pronto, un crujir a mi derecha y gire el rostro, levantando la espada. Más nada paso, cuando gire, un tronco venia hacia mí. Solo grite, recibiendo el golpe directamente en el rostro. Solte la espada, que cayo a un metro o dos de mi. Aun asi, preferi prestar atencion al ruido de mi nariz salíendo de su sitio, con un crack, arrojándome hacia el suelo. Varios dientes salieron de su sitio, específicamente un canino. Maldije, mareada. Tosí sangre, escupiendo aquellas piezas dentales mientras me llevaba las manos a la nariz, temblando de dolor.

-por la madre que me trajo al mundo... que… PERRA!!-

Grite, al ver a una ninfa que tocaba bellamente una flauta. Seguro esa causaba todo el alboroto. Eco era atacado por una masa de lodo gigante y eso poco me importo –salvo porque el llevaba el saco- aun así, primero era lo que yo tenia que evitar.

Intente levantarme, sin embargo, varias ramas me sujetaron. Grite, grite auxilio en un principio, buscando am es compañeros. De pronto, cada brazo y pierna eran atados, volteada de cabeza, la sangre corriendo en dirección contraria, cayendo sobre mis ojos. Me estremecí, agitándome sobre mi sitio, mientras pedía que parara.

-Cálmate… respira. Cuando bailes, debes aprender cada paso..-

¿Madre? ¿Qué hacia ahí? Sus palabras llegaron casi como susurros de una respuesta a pregunta que jamás hizo. Me vi, durante unos momentos, en un salon de baile, frente a un joven muy apuesto. Habria seguido en mi cabilacion, de no ser por el tiron que hizo que me quejara.

Entonces trate de calmarme… pelear es igual a bailar. Debo calmarme, visualizar los pasos. Estaba siendo tirada por cuatro ramas fuertes… mi compañero Eco era atacado por una mole de lodo. Egates, aun no lo veía, la sangre me impedía la vista en muchos aspectos y Ska, era torturado por espinas.

¿Que pasaba? Piensa.. Piensa… bingo!!!! La música comenzó y todo inicio un bamboleo. No había que ser supergenio, más si valiente para lo siguiente que haría. Mire a Egates, temblando, sentía que los músculos poco a poco llegaban a su limite. No quería morir ahí, desangrada y menos descuartizada. Entonces, hice lo que podría salvarme o matarme, grite. Grite con todas mis fuerzas, surgiendo desde lo mas profundo de mi estomago.

-MATA A LA NINFA! EGATES, QUIEN ESTE LIBRE! MATA A LA NINFA! SU MUSICA…AGGG….A…SU MUSICA!... DIOSA!!! aghhh! –


Ag, por las diosas de todas las bendiciones y las malditas demonias del inframundo, dolía. Escupí mas sangre, tosiendo, si tan solo pudiera alcanzar alguna de mis dagas. Si tan solo… pudiera salvarme yo misma. Pero no. Esta vez, elegí una opción más noble, aunque a mi parecer era por conveniencia. Quien sabe si el podría romper aquellas ramas. No, tenia que ir tras la ninfa… si ella se callaba, quizá el bosque se calmaría.

Roxanne Megpoid… no puede morir aun. Por todo lo divino y lo humano… que el plan funcionara… por favor…
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Egates Vasordiel
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MensajeTema: Re: Las dos caras de la moneda   Las dos caras de la moneda EmptyLun Oct 25, 2010 5:13 am

Sonreí al ver el lunar que le había dado a Roxane posado en su mano, lo portaba con orgullo y eso decía muchas cosas de ella. No podía negar que me sentía preocupado por lo que pasaría cuando dejase la organización pero que haya guardado el lunar decía mucho de ella y me quitaba unas cuantas preocupaciones de encima.

Observé como el nuevo guardaba el saco en su bolsillo sin mostrar curiosidad o al menos su cuerpo reflejaba serenidad. Me recordó bastante al equipo que tuve en la orden de la rosa, seguramente era también un mercenario, a pesar de que formaba parte del equipo y mostrase profesionalidad no podía confiarme del todo en el, yo mismo era un mercenario y sabía que el tampoco confiaba en ninguno de nosotros, mientras no le diésemos motivos suponía que todo estaría bien; no iba a negar que estaba ansioso de ver lo que tenía. Por otro lado el cachorro mantenía su compostura y se tomaba bien en serio su papel, mientras no se le subiese a la cabeza estaría todo bien. El significado de líder y guía era muy distinta, por lo que me entraron las dudas respecto a la decisión de Gibil, Ska era aún muy joven y por ser de mi raza no confiaría de su liderazgo, pero quien sabía.

Vale, al menos imitaba bien mi tono apático cuando debía ser serio, por algo había que comenzar. – Anciano en una choza en medio del bosque, no tiene mucha diferencia a una taberna, ¿o si? – Le terminé diciendo como si no importase, sabía que con eso entendería perfectamente.

Ya era momento de avanzar y claro, sonreí levemente a Roxane en respuesta, no necesitaba decirme nada, lo haría de todos modos.

A medida que avanzamos pude sentir como mis sentidos se ponían alerta, algo no marchaba bien. Deje que la bestia dominase por unos momentos mas no le permitiría actuar libremente del todo, acordamos trabajar en equipo. Ambos pudimos escuchar una suave melodía producida por un instrumento de aire el cual no pude identificar pero era familiar. El bosque silenció de pronto y solo el sonido de la flauta dulce comenzó a escucharse, pero no era sonido acústico del todo, se me erizaron los pelos y aquello solo podía significar una cosa. Odiaba la magia y me había enfrentado a esta muchas veces, además con la bestia dominando mis sentidos era mucho mas susceptible a esta. Dejé de centrar mi vista solo hacía al frente y sin mirar hacía los costados o hacía atrás aproveché a mi favor mi rango visual para guardar el factor sorpresa si me querían atacar por los costados, por detrás era camino conocido y tenía a mis compañeros, si algo llegaba a pasar lo sabría de inmediato. Otro escalofrío recorrió mi espalda cuando la música comenzó a sonar amenazante, las vibraciones del sonido eran cada vez mas perceptibles lo que significaba que la fuente de donde provenía se acercaba.

Con mis sentidos alerta pude percatarme de un tronco que se avecinó hacía nosotros después de que las ramas comenzaran a cobrar vida. El tronco estaba sujetado de cuerdas cosas que pude percatarme al querer saber de adonde había provenido pero no me di mas tiempo para pensarlo pues había sido tan rápido que no pude evitar que impactara contra el rostro de Roxane. Resultado; la ira comenzó a hervir mi sangre. El tronco siguió su trayectoria hacía mi en el momento que desenfunde mi espada. Se dirigía verticalmente hacía mi, lo que aproveche para saltar hacía un costado y antes de que impactara a otro de mis compañeros, salté posando mi mano libre sobre el tronco y pasando el filo de mi espada por detrás de mis hombros ataqué las cuerdas con un latigazo de espada esperando que la fuerza de gravedad terminase con el resto si lograba cortar las cuerdas, sino de todos modos seguiría moviéndome, sabía muy bien que la cosa no terminaba ahí.

Sentí el olor a sangre brotar del rostro de Roxane pero no me detuve a cuidarla en ese entonces, tenía que observar lo que pasaba al rededor para evitar otra tragedia mayor. Pero claro, lo que justamente quise intentar de evitar sucedió. Ramas aprisionaron a Ska privándolo de su mazo y lanzándolo contra un tronco mientras del mismo modo las mismas ramas sujetaban a Roxane revelándome su sangrante nariz. Me giré a ver a Eco quien había sido impactado por una bola de barro arrojada por una repugnante criatura de forma humanoide y cubierta de fango. Su olor era repulsivo. Por el momento no debía preocuparme de Eco, era el que menos lastimado y en menos dificultades se encontraba, por otro lado Roxane y Ska estaban en severos aprietos.

Entonces me percaté que a pocos metros de Roxane había aparecido una mujer de hermosa apariencia, era la que tocaba aquella música y no me extrañaba que fuera la fuente de todo ello. Siendo susceptible a la magia por haberme enfrentado a esta en numerosas ocasiones me lo decía, además de que ya me había topado en una situación similar donde la fuente de magia se mantenía un tanto alejada y libre de peligro. Estaba claro que debía detener esa música pero al mismo tiempo no podía despreocuparme de mis compañeros, era el único que no se encontraba en aprietos. Pude notar como pronto las extremidades de Roxane comenzaron a ser estiradas por las ramas que la sujetaban, si aquello seguía las cosas se pondrían feas y no podía permitirme perder a ninguno con tan solo comenzar la misión. Ahora podía hacerme una idea de porque nos habíamos reunido las dos organizaciones.

Las palabras de Roxane me aclararon las ideas que tenía sobre mis siguientes movimientos; la fuente de magia era la que producía todo aquello y ya la había descubierto, además tenía que salvar a mis compañeros, si parecía mas difícil de lo que realmente era, pero tenía un par de trucos bajo la manga o mejor dicho chaqueta. Con mi mano libre tome el mango de una de mis dagas y la lancé verticalmente con fuerza y haciendo uso de toda mi precisión y puntería para atentar contra la flauta de la ninfa. Si acertaba o no eso ya no estaba en mis manos, pero me había asegurado con algo. Ahora debía liberar a Ska, lo lógico sería que fuera por Roxane, pero el tenía mas trucos bajo la manga que serían muchos mas efectivos que los míos a la hora de sacarnos de este aprieto.

Sin embargo, mis esperanzas en que Ska fuese de ayuda se desvanecieron al ver como unas pequeñas varas se incrustaban en su brazo, aquello lo imposibilitaba de hacer el fuego que quería pues mas le valía que saliese de esa rápido. Sentí como la impotencia comenzó a brotar de mis entrañas, no podía darle ordenes certeras al nuevo pues me quedaban bastantes dudas de como reaccionaría y lo que podía o no hacer, así que mientras tanto era el señuelo perfecto para mantener al monstruo de fango ocupado mientras intentaba hacer algo. Ya podría transformarme luego para acabar sin problemas al monstruo, de momento lo necesitaba lo mas ocupado y fuera de juego posible. Por el otro lado también debía dejar a Ska por su cuenta pues intentar ayudarlo quitaba tiempo y me exponía también a correr mas peligro que ellos. Con esas posibilidades fuera solo me quedaba una cosa y esperaba que mi acero estuviese lo suficientemente afilado.

Deje que el filo de mi espada tocase el suelo lo suficiente como para que no se mellara y dirigí una mirada asesina a Roxane, no pretendía asustarla pero realmente estaba enojado por lo que estaba pasando. Y tomando con mi mano izquierda el mango de mi acero utilicé todas mis fuerzas para aventarlo hacía un costado de Roxane con la intención de lanzar el acero lo suficientemente alto como para liberar uno de sus costados y que con eso la fricción que ejercía el tironeo de ramas se desvaneciese aunque sea momentáneo. No quería arriesgar sus extremidades por un tiempo prolongado. Después de aquello noté como Roxane también había perdido su arma, aquello me daban mas posibilidades de liberarla completamente.

Salté hacía adelante, cayendo sobre mi hombre para girar en una voltereta de costado en caso de que algo me atacase en mi trayecto. Con este terminado intentaría tomar la espada de Roxane para realizar la misma acción y con esto liberar su otro costado. Después de aquello solo tenía que estar atento a donde caerían las espadas mientras al mismo tiempo intentaba lanzar otra daga pero esta vez – y sin cerciorarme de que la primera hubiese sido efectiva – directamente al cuello de la ninfa si es que mi puntería seguía siendo una de mis mejores habilidades. Solo esperaba que todo saliese a lo planeado y que Eco resistiese lo suficiente para que pudiésemos liberar a Ska después de liberarnos de la ninfa. La misión estaba recién comenzando y esperaba que mis primeros pasos fueran mucho mejores de lo que habían sido en Nyssa pues esto aparentaba ser mucho mas peligroso que cientos de zombies que se desvanecían por si solos.
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Mara Colmillo de Bronce
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MensajeTema: Re: Las dos caras de la moneda   Las dos caras de la moneda EmptyJue Oct 28, 2010 11:51 am

El rugido de la orca resonó en el bosque e inundó sus propios oídos, impidiendo que llegara a oir la voz del silfo. De nuevo se veía ante un peligro... aunque ella lo veía más bien como una prueba, y si la superaba... el amo estaría contento. Trató de ganar velocidad al tiempo que echaba hacia atrás los brazos, agarrando con fuerza el martillo y tomando impulso.

La voz del amo se alzó con una nueva orden que la orca no comprendio demasiado bien. En ese momento de adrenalina y en mitad de la carrera solo comprendió dos palabras: "Fuego" y "Ataca". No sabía que debía hacer con esas dos palabras juntas, tal vez la primera la hubiera entendido mal, así que hizo caso solo a la ultima.

Llegó hasta esa extraña criatura-árbol a la carrera y descargó un golpe a la altura del "tobillo" de la misma. Saltaron ramitas y astillas, y Mara cerró los ojos instintivamente para protegerlos de posibles heridas.

Cuando volvió a abrirlos vio que el extraño árbol viviente iba a dar otro paso, continuando el avance a pesar del contundente golpe de la orca. Gruñó con frustración y tiró de su martillo para poder asestar otro golpe. Volvió a tirar resoplando y miró su arma. Algunas de las raices de ese "pie" se habían partido pero las otras habían atrapado el enorme martillo.

Mara rugió de impotencia. El árbol que estaba dando el paso y la orca necesitaba su martillo con urgencia, así que comenzó a tirar con todas sus fuerzas, luchando contra esa gruesa raiz que atrapaba su arma, retrocediendo y usando tanto su fuerza como su peso.

Si el árbol continuaba su avance aplastaría al amo y a Blaudy que se encontraba escondido entre las hojas... Mara no lo permitiría.
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MensajeTema: Re: Las dos caras de la moneda   Las dos caras de la moneda EmptySáb Oct 30, 2010 10:26 pm

Caminando, aun. Era muy temprana la misión, así que nada interesante ocurría, solamente observaba la espalda de Rox y Ega, mientras que atrás de mi se encontraba Eco. Voltee a ver al nuevo miembro y al ver su "rostro" gire mi cabeza rápidamente a donde apuntaban -Siguiendo a Rox- Era algo raro, así que mejor ni me meto con el, su aspecto me daba escalofrió. Suspire mientras caminaba y con una de mis manos balanceaba la arracada de mi oreja izquierda.

-Exacto, se incendian de la misma manera- Dije burlándome de eso; que no hace falta repetir.

Avanzaba mientras miraba hacia abajo y observaba una pequeña piedra que pateaba mientras caminaba y me entretenía mientras llegábamos; esta misión comenzaba a ser la mas aburrida que había tenido hasta ahora. Escuchaba el seco chocar de la roca con las demás piedras y el suelo, una y otra vez, repetidas veces hasta el momento en que mis sentidos comenzaron a agudizarse y divisaron a lo no muy lejano, una melodía muy tranquila y relajante. Ignore todos los demás sonidos, solamente concentrándome en la melodía, mientras pateaba la roca y miraba como esta rodaba con mayor lentitud y sin hacer ningún sonido, solamente en mi cabeza se encontraba la misma melodía, pasando por mis oídos una y otra y otra vez.

La música se hacia cada vez mas cercana a nosotros, pensé que ya Rox y Eco podian hasta escucharlo. Nada me molestaba en ese entonces, aun me encontraba divagando en mi alocado estado. Agite mi cabeza como siempre, tratando de volver a la realidad y no escapar a mis alocados sueños. Volví a mirar hacia enfrente y en cuanto lo hice, un tronco atado se dirigió rápidamente contra nosotros, no tuve el tiempo suficiente para reaccionar como Egates, así que mi primer acto por si Ega no tenia éxito en detenerlo fue ponerme de costado y hacer fuerza para recibir el golpe, ya que es lo único bueno que hacia.

El tronco poseído ya había tomado su primera victima, Rox. Obviamente no pude hacer algo para evitarlo; estaba en mis sueños despierto, ella estaba enfrente y por eso se llevo la mala sal. Tal vez hubiese sido divertido si Ega hubiese estado enfrente, pero que va.

Fruncí el ceño para darme mas fuerza y observe el tronco que se acercaba a mi para impactarme. En el corto lapso, mire como algunos arboles comenzaban a tomar vida y se movían conforme a la música, había ignorado este punto ya que estaba pensando en cuanto me iba doler aquel golpe.

(...)

Esa música, no se iba, ya me estaba cansando de ella. Mis ojos comenzaron a ver doble, aquel sonido ya me tenia harto, podría ser relajante, pero en esta situación no me ayudaba en nada.

En un parpadeo, fui tomado bruscamente por mis hombros y agitado como vil trapo viejo. Mi mazo se me fue arrebatado dejándolo a metros de distancia de mi. Pero eso ahorita no me preocupaba, lo que me preocupaba es que estaba siendo sacudido por un ¡Un pedazo de madera!. Después de que el maldito árbol se divirtiera agitándome, fui arrojado bruscamente hacia un tronco de otro árbol; mi mente ahora si que estaba dando vueltas, parpadee repetidas veces y vi como un cabrón se dirigía a mi mazo mientras destruía todo a su paso; no quería que eso pasara con mi mazo, intente levantarme pero con dificultad por el impacto y el mareo, apoye mi brazo hasta sentir un dolor punzante. Mire mi brazo y tenia pequeñas agujas insertadas por todo mi brazo, si, sentía dolor.

Todo comenzaba a pasar en cámara lenta y los sonidos comenzaron a desvanecerse mientras me encontraba sentado bajo ese viejo árbol. Rox había sido tomada violentamente y apunto de ser comida para cuervos, mientras que Egates se quedaba parado por un momento y tomaba acción en arrojar sus dagas hacia una hada, que no me había dado cuenta que estaba allí.

El árbol seguía moviéndose e iba contra mi mazo, no podía dejar a ese maldito salirse con la suya. Con mi brazo izquierdo tome rápidamente algodón de mi mochila y la puse sobre la botella de alcohol que se encontraba en mi cinturón sin perder tiempo. Tome la piedra sílex que estaba en mi bolsillo y moví mi brazo derecho cerca del algodón.

Comenze a chocar la piedra sílex con el metal de mi guante repetidas veces con mucha velocidad para crear una chispa y así encender la molotov, si lo conseguía, me podría parar rápidamente -aunque doliese- y alerta, mientras que con todas mis fuerzas arrojarsela al árbol que se dirigía por mi mazo y poder extraer las agujas con mas tranquilidad. Pero a mi mente se vino otra cosa, había ignorado lo que Rox había dicho mientras se encontraba presa por aquellos arboles, la ninfa... la ninfa que... ¡Si, la ninfa! Con su música ella le daba vida a los arboles.

Si mi bomba se encendía se la arrojaría a la ninfa, no para matarla, pero tan siquiera que dejara de tocar su música que me tenia ¡Harto!.

Comenze a quitarme las pequeñas agujas una por una, paciente, pero aun así alerta de lo que ocurría alrededor, trate de apurarme para ayudar a alguno de mis compañeros que estuviese el peligro.







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Emrich

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MensajeTema: Re: Las dos caras de la moneda   Las dos caras de la moneda EmptyDom Oct 31, 2010 4:24 am

Comencé mi camino, por detrás de todo el grupo, caminando con las manos posadas sobre el cinturón que portaba sobre sí algunas de mis cosas, con la gabardina abierta como solía llevarla siempre. De repente, me paré en seco arrugue el ceño y llevé mi mano a la empuñadura de mi ballesta y otra a la de mi espalda, comencé a mirar a mi alrededor concentrado en ver algo, la música era extraña… Era algo que no había escuchado nunca, seguramente se trataría del juego de algún tipo de magia, pues no era para nada normal, pero como bien sabía el mal de este mundo desgraciadamente nunca descansa y puede tomar distintas caras, por lo tanto, me mantuve muy alerta. Daba pasos lentos y precisos, tensando mi cuerpo para tenerlo preparado para cualquier respuesta evasiva que pudiera dar, aunque sería costoso darse cuenta de algo cuando el volumen de la música era cada vez mas alto. Luego, de golpe y porrazo me di cuenta como los árboles se abalanzaron sobre el resto de mi grupo, torpes fueron ellos al andarse con tanta confianza…Aunque por culpa de la perdida de capacidad auditiva por la música, algo me golpeó por la espalda con fuerza, pero no la suficiente como para derribarme, si no para dar algunos pasos forzosos hacia delante, evitando perder el equilibrio.

Me giré y una especie de montón de barro húmedo estaba detrás de mí, a no mucha distancia de mi, tenía aparentemente una forma humana aunque no lo era, por lo que tenía estudiado, posiblemente se trataría de algún tipo de defensa de la naturaleza, debimos inquietarla al saber de nuestros planes, y ahora buscan la defensa de esos druidas que nuestro objetivo son ahora, sabía que estas defensas eran muy poderosas, y dependiendo de la capacidad de esos druidas, hasta el bosque entero se nos podía echar encima, aunque no creía en ello, al menos, no por ahora. Los árboles atacaban al resto mientras yo me ocupaba de esa bestia. No sabía muy bien lo que tenía que hacer contra ella, pero por como está hecho y su compostura, diría que me hacia una idea para acabar con el, y por lo que tenía pensado, seguramente ninguna de mis armas sería capaz de hacerle daño. Noté casi al instante de ser empujado como la capa comenzaba a pesarme, así que aun sin saber que era, me la quité lo más rápido que pude por si acaso, y por acto reflejo se la arrojé extendida, con fin de cubrirle de tal forma que, dado su lodo, se quedaría pegada a el, y sería algo complicado quitársela, buscando cegarlo, y si le tapaba alguna extremidad, dejarla algo inutilizada…Eso era lo que esperaba. Recordé que como mis armas no eran viables contra el, uno de mis compañeros portaba una maza que podía aprovechar para combatir contra esa cosa, pues seguramente los golpes contundentes eran los que tenían cabida contra ese tipo de criaturas. Corrí hacia la posición donde el resto del grupo se encontraba, sin llamar demasiado la atención, pasando por zonas en la que los árboles tenían muy complicado golpear. Cogí la maza y volví por mis pasos lo más rápido que pude, y luego pensé algo…

Pude ver como uno de las ramas animadas de los árboles se encontraba encima de la bestia del lodo… ¿Y que mejor que el peso de esta para acabar con esta? Así que se me ocurrió la idea de escalar a ese árbol como pudiera, de tal forma que cuando llegara arriba, pudiera derribar la rama a golpes con la maza, intentando provocar que esta cayera encima de la bestia de lodo, acabando con ella por el peso y el tamaño de la rama.

No tenía en verdad demasiadas esperanzas de alcanzarle, pero a la bestia seguramente le costaría bastante quitarse la capa de encima... Una vez acabara con esa bestia de lodo me escondería lo mejor que pudiera, para luego ir en busca de quien fuese el causante de esto, de tal forma que le atacaría por sorpresa. Debería de tratarse de algún amante de la naturaleza, algún sirviente de esos druidas, o incluso uno de esos druidas, aunque no podía saberlo. Solo esperaba que los compañeros no licántropos que estaban en mi grupo, sobrevivieran, pues esos hombres lobo… Eran bestias que odiaba, pues no sabían controlarse y acabarían con la vida de todo el mundo en una de esas furias que utilizan como excusa, pero ante los ojos de la justicia eso no sirve….Quien mata inocentes, es un asesino, sea por la causa que sea, por lo tanto podría decirse que incluso me alegraría de la muerte de estos….

Me dispuse a hacer todo lo planeado, confiando que me saldría bien por ahora, lo mejor que pude tratando de no fallar. Aunque me mantenía algo atento a mi alrededor, para que ninguna rama me cogiera por sorpresa y ninguna otra cosa de nuevo.
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