Las Grandes Espetas consisten simplemente en llanuras con hierba alta, pajiza y rodeadas de cadenas montañosas que pueden ser facilmente observables en el horizonte. Parte del paisaje se ve salpicado de arboles, animales salvajes y algun que otro campamento nomada algario.
La Ciudad de las Altas Murallas de los algarios se ve más y más grande en el oeste del horizonte a medida que te acercas. Es una fortaleza inmensa y magnífica que se alza sobre las colinas grisáceas. El monumento es una idea que se les escapó de las manos: los algarios son nómadas. Viven en carros y siguen a sus manadas. La ciudad se constryuó para que los enemigos tuvieran un lugar donde atacar, ése es su único propósito. Además, con el paso de los años los clanes algarios organizan una especie de concurso: todos los años compiten unos con otros por la cantidad de rocas que traen y el fuerte se hace cada vez más y más alto.
Cuando te acercas a aquella montaña construida por manos humanas, las puertas se abren y una patrulla viene a recibirte. En el interior de la fortaleza, una vez atravesada la estrecha entrada, notas que no hay edificio alguno. En lugar de ello se levanta un laberinto de muros de piedra de unos seis metros de altura dispuestos a uno y otro lado sin ningún plan aparente. Una vez te internas entre los muros descubres que la ciudad se encuentra entre los mismos muros, pues son los suficientemente gruesos para ofrecer todo el espacio necesario que los algarios necesitan. Es un lugar donde poder descansar y adquirir provisiones para continuar el viaje por estas tierras. Aquellos que exceden los límites de la hospitalidad acaban en el calabozo.