Defensa de la ciudad(privada)

Cloc, cloc, cloc...Esa melodía me estaba acompañando todo el trayecto, durante mi trayecto no encontraba a nadie, ni tampoco nada para distraerme. Los segundos se me hacían minutos, los minutos horas y las horas...meses. No podía creer que durante mi viaje no me encontrase con unos bandidos que me asaltasen o unos trasgos a los que matar, solo tierra y más tierra.

-Mierda,¿por qué cuando necesitas diversión esta huye de ti?-dije en voz alta, no había nadie por el sendero de tierra que me escuchase; el único que podría oirme sería Duncan, el cual se encontraba demasiado ocupado relinchando y espantando las moscas que tenía pegadas en su trasero.

-¿A que sí Duncan?¿A que nunca pasa nada divertido?-comenté con una pequeña sonrisa sin dejar ver mis dientes, mientras acariciaba la crin del caballo. Duncan como si entendiese lo que había dicho negaba con la cabeza, pero enrealidad era porque tenía un insecto muy pesado cerca de la cabeza.

Poco a poco, la rutina fue estableciéndose de nuevo en nuestro trayecto. No tenía un destino fijo a donde ir, pero deseaba tener alguna aventura y cazar a mas bestias para mi colección, pero parecía que el destino me reservaba algo mayor, ya que no encontraba nada por el trayecto y solo podía significar que una gran aventura me esperaba.

-¿Qué narices...?-murmuré de nuevo al ver en el horizonte lo que parecía ser una posada.-Por fin algo con lo que entretenerme...-una pícara sonrisa se dibujo en mi rostro.

A gran velocidad me dirigí a lo que parecía ser una posada típica: de techo de madera, un poste para atar caballos y un olor a los pocos metros de distancia a pan caliente y una buena jarra de hidromiel bien fresquita. Aunque en el fondo pensaba que era una ilusión creada por mi mente al verse tan desesperada de diversión, pero valía la pena intentarlo.

Al acercarme hasta el punto de llegar mas o menos a la altura de lo que parecía ser el poste para atar, me dí cuenta de que no era una ilusión. Para asegurarme, me bajé del caballo y toqué con los dedos(ya que la palma de mi mano estaba cubierta de la armadura) el trozo de madera, parecía real.

-Duncan, ya puedes descansar por hoy.-le dije, mientras ataba las riendas al poste, en el que por ahora solo había un caballo mas.

Entré con la cabeza bien alta, quería que todo el mundo me viese y así provocar miradas furtivas a mis curvas o cualquier parte de mi cuerpo, para provocar una pelea.

-¿Qué estas mirando?Y...¡Zas!Una bonita pelea en una posada, como adoro eso.-pensé.

Que decepción la mía al ver que solo había un hombre hablando con el tabernero, sin mostrar algún signo de contrariedad en mi fino rostro. Solo había una barra que detrás tenía varios armarios y estantes, tres mesas con dos pequeños taburetes cada una y una chimenea, que mas que fuego tenía humo.

-Una hidromiel...-le dije al posadero, que al parecer estaba hablando de algo importante con lo que parecía ser un guardia de una ciudad por el escudo de armas dibujado en el escudo que llevaba a la espalda y su armadura.

-Necesitamos a gente para una misión, se ofrecerá una buena recompensa. Necesitamos que se lo comunique a todos los viajeros que pasen por esta posada.-le suplicaba el guardia, parecía intersante y lo mejor de todo, es que estaba bien recompensado. Necesitaba el lugar exacto y para ello necesitaba escuchar lo que tenía que decir, así que me quedé callada y no le volví a pedir mi bebida.-¿Conoce la pequeña ciudad de Denerim?¿La que está al norte de aquí? Pues allí es donde nos encontramos, acuérde de decir que hay que...

No escuché mas, salí disparada de la posada y en un abrir y cerrar de ojos ya me encontraba cabalgando a gran velocidad a la ciudad.

-Perdona, Duncan. Sé que debías de descansar, pero por fin tenemos una aventura que parece que merece la pena.-le susurré al oido.

Y al poco tiempo, gracias a la gran velocidad con la que corría Duncan, llegué a la ciudad de Denerim. Sus portones de madera estaban abiertos de par en par y apenas había gente entrando y saliendo de la ciudad, típico panorama de grandes metrópolis. Antes de cruzar las puertas, a su derecha había un pequeño establo echo con madera y paja, perfecto para dejar a Duncan.

El cielo empezó a volverse gris, apenas había gente por las calles pavimentadas de piedra y el único lugar que parecía tener gente dentro se encontraba nada mas atravesar el portón a la derecha, parecía una capilla. Decidí ver si alguien sabía algo sobre la misión y antes de que pudiera aventurarme a la capilla, un hombre con una túnica dorada y de color negro se me acercó.

-La reunión acaba de empezar, debeís entrar rápido.-su tono era sombrío y apagado.

A gran veloocidad me dirigí a las puertas de la capilla...

Spoiler:

Cansado y solamente acompañado de su bastón y pensamientos, incluso de vez en cuando hablaba consigo mismo pues el escuchar su propia voz le hacia sentirse acompañado, aunque de vez en cuando veía pequeños animalitos, aunque también molestos insectos…Deambulando por un camino que ni si quiera sabia donde llevaba, pues a lo único que se dedicaba era a vagar sin rumbo, para ver si podía ser útil para el resto del mundo, por el camino se encontró con alguien, vestido con ropas de viaje y cargado con bastante equipaje, le miró y dijo de una voz:

-¡Hey tu forastero!

Y Fredag se asustó, pues no esperaba que le dijera nada, se quedó quieto en el sitio viendo como aquel extraño se acercaba a el, aunque en el fondo tenia algo de miedo, pues no sabia para que le había llamado, al acercarse el extraño dijo:

-No te recomiendo que continúes por este camino, pues cosas extrañas están pasando en la ciudad de Denerim, yo e sido listo y me e ido a tiempo de allí.

Fredag se paró un segundo a pensar, se trataba de un corpulento humano, aunque a simple vista parecía buena gente y dijo:

-Pues voy a ir, algo podré hacer para ayudar.

Sin hacer caso al extraño, entonces el comenzó a reírse y dijo:

-Haya tu, pero no te recomiendo continuar por ese camino

Y el extranjero partió hacia el lado contrario al que se dirigía Fredag mientras se decía así mismo “Que pena de chicos, creen que las cosas son muy fáciles…” Lo que ignoraba Fredag pero aun así se preguntaba a si mismo que podía ocurrir para que aquel extraño le avisase sobre aquella ciudad, alejándose paso a paso con bastón en mano del punto de encuentro…de pronto pensó:

-¿Por qué no le e preguntado que ocurría exactamente?... ¡Arrrrrgh! ¡Maldita sea!

Y cabreado cogió una piedra y la lanzó lo mas lejos que pudo, cayó en un tejado de una posada que se encontraba oculta por los árboles, el golpe se escuchó por todos los alrededores, pues había roto una ventana que se encontraba en el tejado, Fredag escuchó un grito del posadero que salió con un gran cuchillo de cocina al exterior, donde fácilmente este consiguió ver a Fredag, dirigiéndose hacia el corriendo mientras decía gritando:

-¡Ven aquí granuja! ¡Ahora me vas a pagar el cristal!

Y Fredag se quedo inmóvil asustado, pensaba que aquel hombre iba a matarlo allí en medio del camino, pero le agarró de la pechera levantándole del suelo, pues se trataba de un hombre muy fuerte y dijo Fredag:

-Lo siento mucho, no me di cuenta…Pagaré los destrozos

Soltándole y calmándose dijo el posadero:

-Mas te vale por tu bien, ahora acompáñame a la posada, al menos no as salido corriendo como suelen hacer, te invitaré a algo.

Mientras le dio un cachete en el hombro y se dirigía hacia la posada con Fredag detrás, al ver la posada se trataba de una posada hecha de madera vieja en la que el moho abundaba y de las plantas que crecían pegadas a la pared, casi se camuflaban con los árboles, al entrar, la gente pregunto:

-Anda parece que este no consiguió escapar.

A lo que el posadero contestó

-No, este tiene pinta de ser alguien de bien.

“Interesante, últimamente la gente como el escasea” dijo uno de los que se encontraba en la posada, Fredag miró a su alrededor, y por dentro la posada parecía mas grande que por fuera, estaba bien cuidada y limpia, poco tardó en ver a una muchacha, de buen ver acompañada de una buena delantera…a lo que el posadero se dio cuenta y dijo:

-Ni se te ocurra ponerle una mano encima a mi hija.

Pronto Fredag se puso firme como una estaca desviando su mirada, el resto de la gente se trataba de granjeros o viajeros, entonces se acercó a la barra en la que se colocó detrás el posadero, Fredag sacó su bolsa en la que contenía dinero y soltó varias monedas y dijo:

-Con esto bastará supongo

-De sobra muchacho, gracias

Y el posadero sacó una gran jarra de hidromiel a lo que dijo Fredag:

-No, no hace falta, no bebo, lo siento.

Y el posadero respetó su decisión y la guardó de nuevo, entonces Fredag se quedó hipnotizado por la brillante calva del posadero, pero pensó que era una buena oportunidad para preguntarle al posadero, pues los posaderos eran famosos por enterarse de todo lo que ocurría sobre los alrededores y le preguntó sobre aquella ciudad…Denerim y le dijo:

-Oye ¿Sabes que ocurre en Denerim?

Y el posadero puso su gesto serio y dijo:

-No se lo que pasa exactamente, pero se que los guardias están buscando voluntarios para resolverlo, según tengo entendido, ofrecen una buena recompensa.

-Gracias ¿Puedes proporcionarme un caballo? Pagaré todo lo que me queda por el

-Tienes suerte, encontré uno hace poco, se encontraba con la montura puesta y todo, parecía que perteneciese a algún soldado, pero no quiero imaginarme el estado de aquel soldado, pues el caballo estaba manchado de sangre, pero de acuerdo, tuyo es.

Y Fredag le dejó la bolsa de dinero encima del mostrador, que el posadero cogió y ató a su cinturón, entonces le pidió que le acompañara hacia un pequeño establo que se encontraba al lado de la posada, en los que habían mas caballos, seguramente de los que ya se encontraban en el interior de la posada, y por lo tanto le llevó hasta uno de pelaje grisáceo con motas blancas con la silla puesta en la que había algunas manchas de sangre que parecían haber sido restregadas con un trapo para intentar limpiarlas, por lo que el posadero le dio algunas botas de cuero con agua y le dijo:

-Te deseo suerte en tu viaje.

Y pasándole las riendas a Fredag dio un cachete al trasero del caballo haciendo que comenzara a galopar, alejándose mas y mas de aquella posada camino de Denerim, poco tardó en alcanzar la ciudad, cuando el cielo comenzó a cambiar de color, posiblemente comenzase a llover, pero Fredag no podía saberlo simplemente eran suposiciones, reduciendo la velocidad según se acercaba a la ciudad, se dirigió a cruzar el portón que se encontraba abierto de par en par, mirando a su alrededor extrañado, pues había menos gente de lo normal para una ciudad, dejando el caballo en un pequeño establo en la que se encontraba casualmente una chica haciendo lo mismo, de buen ver, al menos para Fredag, aproximadamente de la misma altura, de cabello lacio y castaño claro y de unos ojos pequeños pero bonitos de color marrón oscuro vestida con una armadura, después de esto, se dispuso a cruzar la puerta, aunque la chica iba delante de el, aunque Fredag no se fijó en eso, pues estaba mas concentrado en mirar de un lado para otro para ver si encontraba algo interesante, entonces nada mas cruzar el portón vio una capilla hecha de materiales pobres, en los que abundaba la madera y varios soldados se encontraban en formación en el patio de esta, en la que parecía que había gente en su interior, buscando información decidió entrar, aunque la chica también se dirigía hacia allí, y justo antes de entrar, un hombre vestido con doradas túnicas de color negro dijo:

-La reunión acaba de comenzar, debéis entrar rápido

Dijo con un tono sombrío y apagado, no inspiró demasiada confianza a Fredag, pero aun así decidió hacerle caso y entrar, entonces vio como la chica de antes se aproximaba velozmente a la puerta de aquella capilla...en el interior había una gran cantidad de gente escuchando atentamente a…

Me quedé a la espera en las mismísimas puertas de madera de la capilla, pegué mi cabeza a las puertas para ver si podía escuchar algo sin teneer que meterme dentro, pero nada. Murmullos, murmullos y más murmullos, eso era lo único que mis oidos lograban captar. Cuando decidí entrar y ver lo que estaba pasando en el interior, ví como un chico de cabellos dorados y curioso aspecto entraba antes.

-Cuantas prisas tienen algunos.-pensé.

Decidí imitarle y entrar para ver si allí había información sobre la misión y todo eso de la recompensa, pero cual fue mi sopresa al ver que toda la gente de la ciudad se encontraba reunida en una misma sala.

Spoiler:

Apenas cabezas se giraron para ver quien había entrado o quien había salido ya que todos estaban demasiado absortos en intentar hacer silencio y así poder escuchar las palabras del que parecía ser el líder o el gobernador de la ciudad. Para llegar a él, debias de cruzar la sala, pasando por el libre pasillo que dejaba la gente y subir unos escalones, ya que el hombre se encontraba encima de lo que parecía ser un escenario con un atril.

El techo era de madera y en varios de sus postes se podían distinguir banderas de la ciudad, las cuales tenían el mismo símbolo que el del guardia de la posada. Sin pensármelo dos veces decidí acercarme todo lo posible y preguntar lo que estaba pasando y el tema de las recompensas, pero antes de que pudiera dar un paso mas, reino en la sala silencio.

Observé detenidamente como el líder empezaba a hablar, mientras se colocaba detrás del atril.

-Buena gente de Denerim, he sabido que la situación por la que estamos pasando es bastante caótica e insufrible, pero no hay que perder la esperanza.-su tono era optimista y alegre.

-¡¿Cómo no vamos a perder la esperanza, sí cada dos días pasa lo mismo?!-exclamó un hombre de la multitud, pero no lo pude distinguir entre tanta gente que había.

Una marea de murmullos vino ante su pregunta, parecía que todo el mundo dudaba de su gobernador o líder.

-No deben de perder la calma ya que tengo una solución a nuestros problemas.-se hizo de nuevo el silencio-He ordenado a varios guardias y mensajeros anunciar por los reinos, ciudades, tabernas, aldeas...Que buscamos a aventureros dispuestos a ayudarnos por una módico precio.

-¿Creé que alguien va aceptar el encargo? ¡Ni un idiota lo aceptaría!-gritó otra persona de la multitud.

Ese era mi momento de gloria, dí varios pasos quedándome enmedio del pasillo entre ambos extremos de la multitud y con una sonrisa dije:

-He sabido de su problema, por ello me presento como voluntaria.-puse los brazos en jarra.

Un gran murmullo volvió a reinar en la sala...

Fredag entró primero en la capilla ansioso para ver lo que ocurría en el otro lado y ver de que hablaban exactamente los de dentro, según abrió la puerta y una gran cantidad de gente se encontraba en el interior, una gran vergüenza recorrió su cuerpo haciendo que sus mejillas se tornaran de un color rojizo, la mayoría de la gente se encontraba de espaldas a la puerta, pero algunos chismosos se giraron para ver quien interrumpía la reunión, por cada mirada dirigida a Fredag este soltaba una gota de sudor de su frente pues la vergüenza lo abrumaba mas y mas al estar rodeado de tanta gente.

Fue a cerrar la puerta cuando vio a la chica de antes entrando, Fredag la guiñó un ojo pero pareció que estaba más interesada en el interior y por lo tanto no se dio cuenta aunque Fredag tampoco lo esperaba, entonces cerró la puerta haciendo el menos ruido posible y se dispuso a colocarse entre la multitud. Fijándose en el interior, algunas personas levantaban demasiado la voz y otras los mandaban callar de un siseo pues pretendían escuchar lo que el que parecía que manejaba el cotarro, o el gobernador de la ciudad decía, que este se encontraba al final de un largo pasillo que la gente dejaba libre y una luz que entraba de las ventanas lo iluminaba, hacia que el interior aunque fuese humilde era bello, había también banderas con un símbolo que el nunca había visto, pero supuso que era el escudo de armas de la ciudad, si continuabas por el pasillo en el que una alfombra de color azul colocada ocultando el suelo de piedra que se encontraba debajo, te encontrarías con unas escaleras que te llevarían a un escenario donde un atril se encontraba en el centro de este. También pudo ver como la chica se encontraba en el interior, y Fredag de vez en cuando desviaba su mirada hacia ella, pero la gente que había a veces le cortaba el rango de visión.

Fredag decidió preguntar a uno de los ciudadanos que ocurría en la ciudad, pero en cuando tubo la intención de abrir la boca toda la gente de alrededor le siseaba para que cerrara el pico y Fredag se murió de vergüenza, fue a abrir la boca para pedir disculpas pero pensó que no era buena idea…

Poco tardo en aparecer de detrás del escenario el gobernador de la ciudad diciendo con una voz alegre y optimista, aunque cuando este apareció toda la gente calló totalmente para escucharle atentamente, entonces este se dispuso detrás del atril colocando sus manos en el y dijo:

-Buena gente de Denerim, he sabido que la situación por la que estamos pasando es bastante caótica e insufrible, pero no hay que perder la esperanza.

Alguien interrumpió al gobernador de la ciudad alzando la voz entre todos, la gran cantidad de gente le impidió a Fredag saber quien era, pero aun así alzaba la cabeza para ver quien era, los intentos eran nulos pues había demasiada gente, la gente comenzó a murmurar rápidamente, había demasiadas voces para escuchar exactamente lo que querían decir y contestó el gobernador:

-No deben de perder la calma ya que tengo una solución a nuestros problemas.

Entonces la gente calló de golpe dejando continuar al gobernador:

-He ordenado a varios guardias y mensajeros anunciar por los reinos, ciudades, tabernas, aldeas...Que buscamos a aventureros
dispuestos a ayudarnos por un módico precio.

Otro ciudadano alzó la voz interrumpiendo de nuevo al gobernador, Fredag ya empezaba a estar molesto por estas interrupciones que no dejaban terminar de hablar al gobernador, pues Fredag también estaba interesado en lo que tenía que decir, y aun no tenía ni idea de lo que ocurría:

-¿Cree que alguien va aceptar el encargo? ¡Ni un idiota lo aceptaría!

Entonces la bella chica de antes a la que Fredag de vez en cuando miraba sus curvas salió de entre la multitud y dijo:

-He sabido de su problema, por ello me presento como voluntaria.

Poniendo los brazos en jarra y con una pose heroica se encontraba entre la gran multitud de gente que esta centró sus miradas en ella, Fredag pensativo, creía que debía de imitarla, pues el estaba allí para lo mismo, temblando y sudando de los nervios entre los murmullos de la gente, se armo de valor y comenzó a salir de entre la multitud, pasito a pasito y con una voz tímida dijo:

-Y yo también, iré con ella

Aunque pensaba que aquella humana se negaría rotundamente a ir con el, pues Fredag no parecía ser un valiente guerrero curtido en miles de batallas, incluso pensaba que la gente en ese momento se reiría de el, y así fue, aunque poco tardó la gente en ser callada por el gobernador y entonces Fredag se puso al lado de la humana y dijo con una voz tímida mientras estaba sonrojado:

-Haré lo que pueda para ayudaros y prometo no estorbaros.

Entonces el Gobernador alzó la voz diciendo:

…

La gente no paraba de murmurar cosas sobre mí, lo que mas les parecía increible era que una mujer se presentase como voluntaria. Mi mirada arrogante se desvió a los hombres de la sala, que parecían incrédulos ante mi propuesta, parecía que no se podían creer que una mujer valiese más que para las tareas de la casa.

Pero los murmullos aumentaron, al ofrecerse otro tipo como voluntario para la misión. No pude evitar girarme para ver de quien se trataba, tal vez un guerrero fornido en mil batallas sin familia y sin emociones que solo vivía para la batalla o un mago poderoso que quisiese practicar un poco mas o probar nuevos conjuros.

-¿Un elfo?-me pregunté a mi misma al ver sus orejas respingonas, en mi rostro no había signo de emoción pero no pude evitar que mis cejas estubiesen mas arriba de lo normal.

Me dí cuenta de que el elfo que se había presentado, era el chico que había entrado antes que yo y sin que me diese cuenta por la sorpresa que llevaba el elfo se colocó a mi lado. Prometió ayudarmevy no estorbarme, almenos tenía algo de respeto hacía los profesionales.

-Um...-no podía hablar, se había presentado una piltrafa y no un guerrero de bíceps cuadrados...no podía entenderlo.

Pero parecía que al gobernador gobernador le había gustado nuestra intervención, ya que podía decir que hasta los idiotas se presentaban para la misión.

-¡Bienvenidos! Gracias por aceptar nuestras suplicas de ayuda, necesitamos a gente como ustedes para llevar acabo esta misión.-nos dijo a ambos con una pequeña sonrisa.-Gente de Denerim, aplaudid y vitorear a aquestos héroes, puesto que son los únicos que se han ofrecido para ayudar.

Pero antes de que la gente pudiera obedecer sus órdenes o pasar de ellas directamente, una persona salió de entre la multitud y con una sonrisa, levantó la mano y dijo en voz alta:

-Yo también me ofrezco voluntario, puesto que por mi ciudad daría mi vida.-por fin apareció el caballero de brillante armadura, por su aspecto diría que era un niño de mama.

Al ver al hombre con brillante armadura, espada con brillantes y de aspecto confiado, la multitud empezó a vitorearnos y a bendecirnos. En mi interior estaba furiosa por la hipocresía y machismo de las gentes del pueblo, solo confiaron en nosotros por el niño de mama con armadura de latón.

-¿Me harían el favor de seguirme para poder hablar mas tranquilamente?.-preguntó el gobernador que se encontraba ya a nuestro lado.

El muchacho asintió con la cabeza, mientras con su mano se despedía de la gente de la capilla. Sin pensarlo dos veces salí la primera de aquel lugar tan agobiante y me dirigí a la puerta, dirigí una mirada al elfo.

-No juzgues un libro por su portada...-pensé a la vez que salía del lugar.

Que contraste de luces del interior del edificio, a las afueras de él. El cielo estaba completamente negro, parecía que iba a llover, pero a mi me dió la horrible sensación de que algo malo iba a ocurrir. Me alejé unos pasos de la entrada de la capilla, casi a la altura de las dos estatuas.

Observé que el hombre que el hombre que me dijo que debía de darme prisa, ya no estaba al lado del tablón. Pero no me dió tiempo a ver nada mas, ya que el gobernador y el caballero de latón llegaron, pero en la cara del anciano ya no había signos de alegría.

-Aún estaís a tiempos de decir que no a la misión...-murmuró el hombre, se había acercado a mi altura y a su lado derecho se encontraba el caballero.

-Podeís confiar en mí.-se golpeó el pecho con la mano derecha en señal de obediencia.

-Si hay dinero de por medio, podeís contar conmigo.-dije con tono arrogante, mientras me ponía la mano izquierda en la cadera.

Ahora solo faltaba que el elfo hablase, pero con o sin él, yo iba a hacer la misión.

Al lado de la chica Fredag escuchaba murmullos sobre ella, y burlas sobre el, a los que miraba con odio uno a uno, como ignorantes y gañanes los ponía a sus ojos, con comentarios machistas se dirigían a la chica, y con insultos hacia el, pensaban que ese seria tan solo carne de cañón…

Los murmullos subían el volumen mas y mas, cada vez costaba mas entender lo que decían por culpa de la gran cantidad de gente que hablaba aunque intentó alzar la voz para defenderse de las burlas, era inútil, había demasiada gente hablando a la vez y demasiado alto como para que alguien se enterase de lo que el decía, vio el gesto que tenia la chica y era u gesto de decepción, Fredag lo entendía, seguramente, al igual que el resto de gente, esperaban un gran guerrero de dos metros de anchos brazos y armado hasta los dientes, esto fue algo que no lo animó demasiado a continuar por el hecho de sentirse inútil en ese momento, pero aun así el estaba decidido a ayudar, aunque fuera poco, el quería aportar su pequeño grano de arena por casi inútil que resultara.

El gobernador con una barba bastante poblada y de cara ancha sonreía contento seguramente por que al menos alguien, aunque no aparentase ser muy fuerte u poderoso, pero por lo menos alguien ofreció su ayuda, con una pequeña sonrisa se dirigió a ambos con una pequeña sonrisa y dijo:

-¡Bienvenidos! Gracias por aceptar nuestras suplicas de ayuda, necesitamos a gente como ustedes para llevar acabo esta misión

Después se dirigió al resto de la gente y diciendo casi gritando para que todo el mundo que se encontraba en la capilla le escuchase atentamente:

-Gente de Denerim, aplaudid y vitorear a apuestos héroes, puesto que son los únicos que se han ofrecido para ayudar.

Pero antes de que nadie pudiera hacer nada un muchacho de brillante armadura, con una espada adornada con joyas brillante, de poco tamaño, por lo tanto no debería tener mucha edad, por lo que Fredag le vio como un niño y pensó que hacia mal en proponerse voluntario para tal misión, aunque todavía no sabia de que se trataba aun y entonces dijo el muchacho:

-Yo también me ofrezco voluntario, puesto que por mi ciudad daría mi vida

Orgulloso y cargado de seguridad y en alto dijo eso, la gente comenzó a vitorear, aplaudir y a gritar de alegría al ver que el chico se unía al grupo de voluntarios, pronto el cuerpo de Fredag se vio invadido de rabia al ver el comportamiento hipócrita del pueblo, el gobernador se acercó a los voluntarios y posando su mano en el hombro de Fredag que este se sobresaltó al sentir su mano, y entonces dijo:

-¿Me harían el favor de seguirme para poder hablar mas tranquilamente?

El chaval asintió con la cabeza mientras sonriendo a los ánimos de la gente se despedía con la mano, entonces pudo ver como la chica se dirigía rápidamente a las puertas de la capilla y desvió su mirada a Fredag, este al darse cuenta la sonrió y siguió al grupo encontrándose atrás del todo, al salir pudo ver que el día era oscuro, la humedad se notaba en el ambiente, y no había gente recorriendo las calles…esto alarmó le alarmo y apretó su mano a su bastón y pudo escuchar a los otros tres gracias a sus sentidos de elfo diciendo:

-Aún estáis a tiempo de decir que no a la misión...

-Podéis confiar en mí.

Golpeándose el pecho orgullosamente y entonces la chica dijo:

-Si hay dinero de por medio, podéis contar conmigo

Entonces llegó el momento del elfo, que este comenzó a dudar sobre si ayudar a los ciudadanos que se habían reído de el antes, pero empezó a pensar sobre que pensarían de el entonces, y seria algo que no se perdonaría nunca, el hecho de dejar de lado a la gente que requiera su ayuda, aunque ahora le subestimen…pero entonces se armó de valor y se acercó a los otros tres, apartando al chico con su mano derecha dijo orgulloso:

-Y contad conmigo, no vengo por el oro y la gloria, simplemente quiero ayudar.

Se acercó a la chica y la dijo para demostrar a los ciudadanos:

-Demostradle a este niñato de que estáis hechas las mujeres, estos gañanes sabrán lo que es bueno.

-Este crío se acobardará en el último momento...-murmuré al ver como se acercaba con gesto dudoso. Parecía ser el típico crío egocéntrico que solo pensaba en aparentar lo que no era, o eso pensaba yo, ya que no era normal un elfo con su aspecto, buscando trabajo en una ciudad apartada de las demás civilizaciones.

Pero al oír como aceptaba la misión me quedé sorprendida, aún más cuando se dirigió a mí apartando al caballero de latón y me dijo que demostrase la valía de las mujeres frente a los ''gañanes''. No sabía ni que decir, ni que hacer. Saqué fuerzas para no reirme en su cara, pero no pude evitar soltar una pequeña carcajada apenas sonora, pero para no quedar aún mas mal me tape la poca con la mano derecha con gesto refinado.

-¡Ja, ja, ja, ja! El chiquitín saca las uñas. Mejor quedaos en casa con vuestra madre, dejar esto a los profesionales.-se notaba que tenía que hacer un gran esfuerzo para poder dejar de reir, pero mientras lo decía no paraba de desordenar el pelo del elfo.

El gobernador por otra parte se quedó serio, con la mirada perdida en el horizonte. Al ver que no iba a hablar con todo el jaleo que estábamos montando, me quedé callada y con la mirada en la tela azul que colgaba de mi armadura.

El caballero pronto calló también y en gesto de perdón, agachó la cabeza y se quedó con los ojos cerrados. Pude escuchar como la gente salía poco a poco de la capilla, como comentaban entre ellos la reunión y lo que iban a hacer en un futuro; parecía que a nadie le preocupaba aquello por lo cual estábamos allí y aún menos nuestra reunión, ya que toda le gente se volvió a sus casas.

-Si ya habeís acabado de decir estupideces...¿Puedo continuar?-preguntó el anciando al elfo. El caballero y yo levantamos la mirada a la vez, los ojos del anciano estaban llenos de ira y su rostro no era el de la reunión, estaba completamente serio.

Acto seguido, ladeé apenas la cabeza para ver al elfo y su reacción.

Al ver que lo ultimo que dijo lo dijo en alto sin querer y no dio el efecto que quiso ante la mujer, se tornó serio y se cruzó de brazos, pues lo que quería decir es que demostrara a los ciudadanos que las mujeres no solo valían para las tareas del hogar, pues Fredag piensa que la gente sea del sexo que sea tienen las mismas oportunidades. Notó la mano del niñato tocándole la cabeza, un odio le recorrió todo el cuerpo y sobretodo…cuando escuchó el comentario sobre su madre, rápidamente, hecho la mano a la empuñadura de su machete, pero se lo pensó dos veces ya que el no es ese tipo de persona y simplemente le dirigió una mirada asesina, pues Fredag tenia gran afecto a su difunta madre, pues sus padres murieron para defenderle y así pudiese seguir viviendo en vez de morir como lo hicieron ellos, un brillo en sus ojos despertó pero consiguió apagarlo pronto, entonces al ver a la chica riéndose de el, o al menos eso pensaba, se desanimo bastante pues ese comentario iba para animarla después de los insultos de los aldeanos, pero vio que no tubo demasiado efecto, la miró con ojitos de perro degollado al ver que comenzó a reírse pero dio pocos resultados pues estaba riéndose aun de el.

Fredag le apartó la mano de un golpe al niñato y entonces el gobernante dijo mirándole en un tono de cansancio:

-Si ya habéis acabado de decir estupideces... ¿Puedo continuar?

El elfo hizo una leve reverencia un poco en forma de burla por el por el comportamiento que habían tenido su pueblo y el niñato hacia el, se sentía bastante ofendido, pero Fredag era un hombre de bien y por lo tanto aunque ahora se comportaran así en el futuro se lo agradecerán y por lo tanto, el se sentiría mejor consigo mismo al ayudar a los necesitados, pues era una de sus aspiraciones en la vida y aun era joven para ser un elfo, pues solo tenia 80 años.

Cuando todos callaron y la gente salía poco a poco de la capilla, nadie desviaba sus miradas al grupo, ni si quiera los interesados niños, nadie pero esto en parte le sentó bien a Fredag pues no estaba de animo para soportar mas criticas hacia el. Fredag vio el rostro serio de el gobernador y el se llevó la mano al mentón pensando en que se trataría la misión y el que deberían hacer para evitarlo entonces. Miro a los que serian sus compañeros, especialmente a la chica, aunque cada vez que la miraba, si ella se la devolvía, Fredag la desviaba a otra parte rápidamente nervioso, golpeo el suelo con el extremo de su bastón levemente para desviar la atención de todos y dijo en una voz seria:

-Haré todo lo que este en mi mano para ayudar a los ciudadanos de este lugar, aunque os riáis de mi apariencia, no puedo convenceros de que puedo valer mas de lo que aparento, disculpad mi incompetencia de antes, no volverá a ocurrir, pero me gustaría saber, pues a mí solo me han contado que necesitabais ayuda, no Supieron decirme que os ocurría exactamente ¿Me podéis decir que ocurre y cuales son nuestros objetivos?

Se colocó al lado de la chica y dijo susurrándola:

-Si os ofendí con ese comentario, no era mi intención, solo pretendía animaros después de los sucios comentarios de los ciudadanos hacia vos.

Y esperó la respuesta del gobernador atentamente.

Miré seriamente a el elfo, el cual cuando se topaba con mi mirada enseguida la escondía y parecía avergonzarse. Dí un gran bufido al ver aquel penoso espectáculo, no me gustaba la gente con tanto sentimentalismo ya que me ponían muy nerviosa y me enfadaban por nada. Pero me contuve y lo único que hice fue dar el gran bufido.

El elfo se disculpó con gran solemnidad, pero formuló una pregunta que ya me había rondado tiempo atrás...¿Por qué necesitaban voluntarios en un lugar tranquilo y alejado de las demás ciudades? Pero antes de que el gobernador pudiera expresarse, el elfo me murmuró al oido el por qué de su comentario.

Pero esta vez me quedé callada y con el rostro neutro, el elfito creía que los comentarios de los aldeanos en la capilla me habían desanimado, ¡já!, que equivocado estaba. Los comentarios soeces o estúpidos de los hombres solo me animaban a combatir y dar lo mejor de mí en combate para demostrarles que no era una ama de casa; y encima, no los había escuchado.

-No necesito comentarios amables, solo necesito saber lo que ocurre aquí.

El gobernador tragó saliva, parecía que le costaba hablar del tema. Cada vez mi curiosidad iba en aumento, necesitaba saber almenos que había que hacer para poder ganar la tan ansiada recompensa.

-Sucede...que...Cada dos días, al segundo, al anochecer...Nos atacan muertos vivientes.-su tono fue tembloroso y a la vez como si tuviese miedo al hablar sobre el tema.

El tiempo se paró en seco, mis ojos se abrieron más de lo normal, no podía creer lo que estaba escuchando. Siempre había escuchado cuentos sobre los muertos vivientes, leyendas, mitos...pero jamás pensé que fuese verdad.

El caballero se quedó blanco, parecía un auténtico fantasma, vaya, eso va acorde con la historia de los muertes vivientes. Ninguno de nosotros nos esperábamos esto, parecía que todos habiamos sido atraidos a este lugar sin saber exactamente lo que pasaba, porque sino las caras de sorpresa no aparecerían en nuestros rostros.

-Sí se mueve...se puede matar.-me dije a mí misma-Sí se mueve...¡Se puede matar!-esta vez lo dije en voz alta y con una sonrisa en mi boca.-Um...porfavor, ¿nos puede dar mas detalles de la misión y todo lo sucedido?.

No me dí cuenta hasta algo más tarde, que había dicho la parte en voz baja en voz alta y así quedar en un ridiculo espantoso, aunque me daba igual, pero pude notar por las extrañas miradas que me lanzaban el gobernador y el caballero, que había dicho algo raro.

-Perdonad si no os he hablado con lógica, aún no puedo hablar del tema sin temer en lo peor. Pero antes de seguir...¿Seguro que aceptareís la misión?.

Asentí con la cabeza, estaba ahora más que nunca segura de mi éxito ya que cualquier cosa que se mueva, puede matarse, es lógica pura. El caballero asintió con la cabeza al poco rato, su cara de miedo y de fantasma había desaparecido por completo.

Al escuchar el comentario de la chica, Fredag se quedó algo extrañado pero aun así dijo para enmendar su error:

-De acuerdo, como vos deseéis, así será

Y desde ese momento el elfo comenzó a mantenerla la mirada, pero cada vez que sus mirabas se cruzaban, este sonreía agradablemente y en algunas ocasiones medio alzaba su pulgar aunque cada vez que el gobernador hablaba, este desviaba toda su atención a el, pues era importante lo que el tenia que decir y necesitaba saber todo cuanto pudiese de la misión que le iban a encomendar, entonces vio como la nuez del gobernador subía y bajaba, estaba claro que estaba nervioso, pensó que seria por lo que seria el objetivo de la misión, Fredag no se tornó nervioso en ningún momento, pues fuese lo que fuese haría lo que pudiese. Entonces el gobernador dijo con un tono de inseguridad:

-Sucede...que...Cada dos días, al segundo, al anochecer...Nos atacan muertos vivientes.

Muertos vivientes pensó, le sorprendió el hecho de poder ver esa aberración en persona, Fredag no hizo que esto le intimidase, es mas estaba ansioso por ver como eran, pues había oído hablar de ellos en libros y historias, pero nunca ha tenido oportunidad de verlos en persona. Llevándose la mano al mentón comenzó a pensar sobre todo lo que conocía de estas criaturas, aunque no podía estar seguro de que, de lo que sabia era cierto, pero era bueno hacer un repaso por si acaso.

Todo el mundo cayó, Fredag observó a los que le rodeaban, especialmente al niñato, pues quería ver si se había asustado, pudo ver como sudores fríos le bajaban de la frente y estaba totalmente inmóvil, por lo que pensaba Fredag este se encontraba muy asustado aunque era normal tener miedo de los no-muertos, en el fondo esto a Fredag le daba un poco de miedo, pero seria una buena experiencia tratar con seres tales como aquellos así que esto le animaba mas. Mirando de un lado a otro pudo ver como sus dos compañeros estaban sorprendidos al escuchar tal respuesta, Fredag esperaba que no se rindieran pues el solo no podría ocuparse de ellos, entonces la chica rompió el hielo:

-Um...por favor, ¿nos puede dar mas detalles de la misión y todo lo sucedido?.

Fredag asintió cuando escuchó esto, apoyando la palabra de la chica, entonces el Gobernador inseguro dijo:

-Perdonad si no os he hablado con lógica, aún no puedo hablar del tema sin temer en lo peor. Pero antes de seguir...¿Seguro que aceptareis la misión?.

Fredag pudo ver como la chica asintió con la cabeza, entonces a este una gran confianza de poder cumplir la misión le llenó el cuerpo, este levanto el pulgar y vio como el caballero también asintió, sorprendido, pues el pensaba que no se atrevería, poco conocía de el entonces, viendo que poco a poco el gobernador echaba una sonrisa dijo Fredag:

-¿No-muertos, eh? Interesante, os ayudaré sin dudarlo ¿De donde vienen?

Y el elfo esperó la respuesta con una gran sonrisa en los labios mientras miraba al gobernador y a la chica.