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 El Oráculo de Arthymia (Privada)

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Nissa Revane
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Gerde
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Gerde

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MensajeTema: El Oráculo de Arthymia (Privada)   El Oráculo de Arthymia (Privada) EmptyDom Abr 18, 2010 5:45 pm

El Oráculo de Arthymia

El Oráculo de Arthymia (Privada) Bosq

Dícese que escondido entre las hojas de los árboles de primavera, intimidado por los gigantes de pasos torpes, debajo de los exóticos pétalos de una flor gigante se encuentra una estrella de cinco puntas que emite vida desde su centro, aquella estrella esta hecha por un montículo de piedras blancas adornada con petunias y jazmines, y bañada con polvos ancestrales, que, algunos aseguran, fueron lagrimas de las estrellas.

Aquel recinto sagrado es denominado Oráculo de Arthymia puesto que no han faltado los Dioses que se comunicaron a través él.

Pero hace siglos que no ha vuelto a suceder…. Y nadie sabe con certeza cuando se volverán a escuchar aquellas voces poderosas… Puede que, incluso, suceda hoy mismo.
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Gerde

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MensajeTema: Re: El Oráculo de Arthymia (Privada)   El Oráculo de Arthymia (Privada) EmptyDom Abr 18, 2010 5:47 pm

La Pradera, es un pequeño pueblo ubicado a orillas de las raíces del bosque de Promenthas, se compone, principalmente por pastores y agricultores. Las viviendas son pequeñas y pobres, ya que como mucho, algunas poseen dos habitaciones.
La mayoría de la población esta compuesto por niños que juegan en las calles pateando una pelota de cuero o panty, y también se sumergen en lodo quedando más sucios de lo que ya son.

La Pradera, en conclusión es un pueblo muy aburrido. La gente, todos humanos, son de mentalidad cuadrada y miran con mala cara a los forasteros principalmente si estos son de otras razas. Además poseen un incomprensible pavor hacia el bosque de Promenthas. Obviamente los niños tienen prohibido pisar sus fronteras pero no han faltado los curiosos que cruzan a pesar de las advertencias. A ellos jamás se les volvió a ver.

Son muchas las leyendas que circulan por boca de los ancianos acerca de brujas que secuestran a los niños para quien sabe que cometido, por ende, la magia no es bien vista en ese pueblo, ¡para nada! Incluso llegan a tomar medidas extremistas con los hechiceros que consideran una amenaza, y en general, la mayoría resulta culpable.

Lo único entretenido, o mejor dicho, destacable de este pueblucho es la taberna El Ojo de Buey, en la cual sirven una formidable cerveza verde. Además es tranquila y segura ya que no se arman trifulcas puesto que la mayoría de sus habitantes son pacíficos.

No obstante, desde la metrópolis de Algaria una patrulla de uniformados llegó a dicho terreno estableciéndose en él, para disgusto de la gente, por un tiempo indefinido. Todos desconocían la razón de su llegada, mas nadie se dignó a preguntar, tal vez por miedo a los perturbadores ojos de los visitantes o por que, simplemente, a nadie le interesaba.

Y fue entonces que la habitual monotonía de La Pradera se vio interrumpida por un suceso poco habitual. Un hombre regordete de edad mediana, carente de cabello y de mejillas coloradas corría como si fuese perseguido por unos lobos y pedía auxilio a todo pulmón. Pero no estaba siendo perseguido por ningún animal y tampoco presentaba rasgos de haber sido atacado o herido con algo.

Aquel sujeto empujó con estrépito la puerta de la taberna llamando de inmediato la atención de la clientela, entre ellos a dos de los extranjeros uniformados, y luego de balbucear palabras ininteligibles se desplomó duramente contra el suelo de madera a causa de un desmayo temporal.
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Blaudy

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MensajeTema: Re: El Oráculo de Arthymia (Privada)   El Oráculo de Arthymia (Privada) EmptyDom Abr 18, 2010 8:48 pm

Una bonita escena se podía apreciar desde ahí arriba. Enormes extensiones de hierba de color esmeralda le devolvían a Blaudy los destellos que el sol arrancaba de ellas. En aquella zona se encontraba como pez en el agua. Llevaba todo el día volando por aquella vasta llanura cubierta de vegetación y salpicada aquí y allá de árboles, aunque no tan bonitos como los del bosque que le había visto nacer y crecer, pero árboles bonitos al fin y al cabo.
Voló de nuevo hacia abajo, pues cuando volaba le gustaba hacerlo a ras del suelo, pues ahí el viento solía ser mas suave. Cruzó una amplia extensión de terreno volando con los brazos abiertos, sintiendo el aire pasar entre sus costados, haciendo ondear su túnica y revolviendo su pelo. Chilló, encantado por aquella sensación, y parpadeó un par de veces, haciendo que las lágrimas que le producía el roce del viento saliesen despedidas hacia atrás, cayendo como gotitas de rocío.

Tras llevar algo así como media hora volando, decidió pararse a descansar a la sombra de un enorme árbol de raices retorcidas, que se arqueaban por encima de la tierra como una mano de siniestros dedos agarrándose desesperadamente al suelo. Se sentó una de las raices menos retorcidas que encontró, y se dispuso a comerse un trozo de cereza que había guardado del día anterior. Estaba comiéndoselo, admirando el paisaje, cuando le pareció ver que todo el mundo se movía. Extrañado, miró a todos lados, y al mirar hacia abajo pudo ver que el que se movía era el. Miró hacia arriba, y se topó con la mirada paralizante de una serpiente, sobre la que parecía ser se había sentado sin darse cuenta.
Paralizado de miedo, vió como la serpiente iba acercando su cabeza lentamente, y saltó en el último momento, agarrándose al morro del reptil cuando este se lanzaba a por el, para usarlo como impulso, y salió volando, lejos del animal, lo mas rápido que pudo.

Tras un par de percances mas, entre los cuales están la persecución de un águila por el firmamento y la caida a un charco de barro que casi se le tragó, el silfo consiguió llegar a una pequeña y bonita aldea. Aunque no le gustaban las construcciones de las demás razas, aquel humilde poblado le inspiró confianza, y decidió adentrarse en el.
Unos cuantos niños que jugaban a perseguirse por las calles le vieron entrar, y se aproximaron todos a el, riendo entusiasmados. Antes de que el silfo pudiese alejarse a un lugar seguro, una marea de chiquillos le arrolló y trataron de usarle como muñeco, y el silfo, contagiado por el entusiasmo de los niños, jugó con ellos un rato al pilla pilla, pero cuando comenzaba a atardecer, los niños tuvieron que volver a sus casas, pero Blaudy pudo sacarles la ubicación de un sitio para dormir.

Como la puerta era muy pesada para el, no pudo entrar, de modo que se quedó esperando, sentado en el pomo de la puerta a que alguien la abriese para poder meterse a la posada.
Estaba a punto de quedarse dormido cuando escuchó unos pasos agitados, y alzó la vista. Vió como un rechoncho hombre corría con toda la velocidad que le permitían sus carnosas piernas. Blaudy apenas tuvo tiempo para apartarse del pomo de la puerta antes de que la mano del hombre le espachurrase. Se quitó lo mas rápido que pudo del umbral de la puerta para que el hombre no se le llevase por delante, y se asomó a su espalda. Le escuchó decir algo ininteligible, y luego contempló como se derrumbaba.

Miró hacia dentro de la taberna, percatándose de que se había quedado sumergida en un silencio sepulcral. Todos le miraban con gesto hostil, algunos hasta se estaban levantando de sus asientos. Intuyó que ellos habían visto entrar al hombre alterado y al derrumbarse le habían visto a el que estaba detrás, lo mas probable es que todos sospechasen de el. Algo nervioso, dirigió su mas encantadora sonrisa a la plebe ahí reunida, y alzó las manos, como si quisiese aplacarlos.

Esto... ¡Hola!. Pasaba por aqui y estaba esperando a que alguien abriese la puerta para poder entrar, como podeis ver soy muy pequeñito y... bueno, la cuestión es que este hombre llegó corriendo y casi me espachurra contra el pomo de la puerta y... esto... mmm ¡eh! no pensareis que he sido yo quien le ha echo esto ¿verdad?

Señaló al hombre desplomado en el suelo para reforzar sus palabras. Por cautela no entró en la taberna, no estaba seguro de lo que iba a pasar a continuación, asique se posó en la espalda del hombre, para quedar algo mas elevado del suelo, y se llevó las manos a la espalda, con gesto inocente.
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Gerde

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MensajeTema: Re: El Oráculo de Arthymia (Privada)   El Oráculo de Arthymia (Privada) EmptyJue Abr 22, 2010 4:19 am

Disculpa la demora pero el cole me mantenía ocupada x.x

----------------------------------- ----------------------------------------

A sólo unas pocas cuadras de la posada, cerca del mercado, un alto edificio (el más grande de ese miserable pueblo) se encontraba completamente ocupado por los misteriosos uniformados que decían provenir de la capital.

En su interior se extendía una amplia y elegante sala con diversos muebles antiquísimos y de gran valor comercial, además de arañas de cristal colgantes que iluminaban a los presentes que desperdigados estaban a lo largo de una mesa rectangular. En total eran tres, un enorme individuo de hombros anchos, rostro curtido y ojos tan oscuros como las sombras, que opacaban su melena azabache, aquel sujeto usaba un lustre uniforme azul y una insignia dorada que lo diferenciaba de los otros. El segundo era un hombre igual de intimidador pero más pequeño, tenía el cabello erizado de un tenue color rojizo, sus ojos eran claros pero ojerosos, y sonreía de forma retorcida como si estuviera estresado y hastiado. Y el último individuo, o mejor dicho, "individua" era una rubia mujer de ojos azules y gruesos labios que cooperaba en la importante conversación que entre ellos, se estaba operando.

-Es imposible penetrar ese bosque-musitó la femina al tiempo que encendía un largo cigarrillo-Esas dríadas nos tienen vedado el paso-

-Lo sé... ¿pero qué hacer entonces?-inquirió uno de los sujetos, el pelirrojo, con voz desesperada y suplicante, llevándose a su vez ambas manos sobre los cabellos como si quisiera arrancárselos.

La mujer soltó un soplido y una blanca humareda surgió de sus carnosos y rosáceos labios hasta perderse en el aire.

-¡Maldita sea!-prorrumpió otro de los presentes, el líder, con su voz gruesa y autoritaria provocando que ambos, hombre y mujer, alzaran la mirada en su dirección.
Este se levantó y llevándose ambas manos detras de la espalda comenzó a deambular por el salón.

-Sólo tenemos nueve días, nada más-masculló haciendo castañear los dientes-Si esas perras siguen interponiéndose en mis planes, no nos quedará otra que quemarlo todo…-

-Si me permite interrumpirle, señor-señaló la mujer abriendo en par sus enormes ojos azules-Es probable que destruyan el Oráculo si nos atrevemos a realizar esa imprudencia, ellas tienen prioridades diferentes a las nuestras, y créame, si deben escoger entre el bosque y el Oráculo… no cabe duda de que el bosque saldrá vencedor-

El fornido sujeto se acercó a ella y con su enorme mano levantó su rostro para mirarla fijamente.
-¿Tienes una idea mejor acaso?-

La mujer desvió la mirada escondiendo los ojos cielo entre sus espesas pestañas.
-Bueno… yo…-vaciló intentando acercar el cigarrillo a sus labios pero el rostro de su líder estaba tan próximo que le fue imposible.

-¡Señor! ¡Debe venir rápido!-Exclamó un pequeño individuo que entraba a zancadas empujando la puerta con torpeza.

-¿Qué es lo que sucede?-Espetó en general alzando la barbilla y clavando sus caóticos ojos en los del sujeto al tiempo que se alejaba de la mujer, la cual soltando un hondo suspiro se acercó el cigarrillo a sus labios.

-Ehhh…-El hombrecillo se quitó el sombrero y se inclinó en son de saludo-P-p-perdón mi señor-balbuceó con nerviosismo-No era mi intención interrumpir yo…-

El general negó con la cabeza y reiteró la pregunta enseñando cierta ansiedad. Todos sabían muy bien lo irascible que podía llegar a ser por lo cual el silencio hizo mella en la sala esperando las palabras del recién llegado.

-Uno… uno de esos bichos silvestres está aquí-

El arisco rostro del general se cambió a uno de interés. Le envió una mirada significativa a la rubia lady oscura la cual asintió curvando una aviesa sonrisa.

---------------------------------------

La tensión se sintió en el aire.
La mayoría de aquellos aldeanos nunca en su vida habían apreciado una criatura feérica y el hecho de ver una por primera vez, y casualmente en esa situación (el desmayo del aldeano) despertó la desconfianza, la incertidumbre y el miedo en todos ellos, miedo que les habían infundado sus padres desde muy jóvenes acerca de las criaturas de los bosques.

Las palabras del pequeño fueron pasadas por alto y la primera alarma de tensión se despertó en la mesera que tirando al suelo una bandeja junto con un plato de comida empezó a gritar tan pero tan fuerte que todos le imitaron y se levantaron de los asientos.

Excepto dos personas, los uniformados. Ellos seguían bebiendo como si nada, no obstante de vez en cuando enviaban furtivas miradas al silfo.

-¿Por qué tanto alboroto?-Interrumpió una voz altiva proveniente de una alta mujer que se aproximaba a la entrada de la taberna. Se detuvo a unos escasos centímetros del silfo y lo analizó con la mirada como queriendo cerciorarse de lo que veía era cierto.

El Oráculo de Arthymia (Privada) Thumblightsf209

La mujer vestía una oscura capucha con bordes rojos que resaltaban su piel pálida y sus enormes ojos ovalados de iris azul, sus blondos cabellos se arrastraban hasta sus hombros donde más abajo descansaban sus generosos bustos escondido por un negro corsé.

La gente volvió a guardar silencio ante aquella nueva interrupción. Aquella hermosa mujer y poco común en esos alrededores había venido junto con el grupo de uniformados que llegaron a instalarse en el pueblo, por lo tanto, los pueblerins la habían visto antes, sin embargo todavía no se acostumbraban a su presencia, les perturbaba e incomodaba, y además su exótica mirada resultaba ser intimidante. Claro, ya que los aldeanos, al ser tan ignorantes desconocían que aquella rubia era en realidad una lady oscura, y que su naturaleza caótica era lo que les hacía sentirse cohibidos.

Como anteriormente mencioné, todos quedaron en silencio, excepto un delgaducho aldeano que recogía el sombrero de paja que ante la confusión creada por el reciente disturbio se le había caído.

-Se-señorrita-habló arrastrando las palabras debido a su mal vocabulario-Esá cosa es un demonio, lo trajo el mismísimo Dios Martel pá atormentarnos, tan sólo mire lo que le pasó a don Sande, ¡ese diablillo le quitó el alma, oiga!-Acusó apuntando con su dedo índice el cuerpo desmayado del robusto individuo. Todos asintieron a sus palabras y comenzaron a murmurar, sin embargo nadie se aproximó a ayudar al humano.

<< ¡Miren esas alas!, solo un diablillo puede tenerlas! >> <<Y es tan pequeño… quizá sea uno de nuestros niños… convertido por esas brujas>> <<¡No es un demonio que nos quiere engatusar!>>

La recién llegada sacudió la cabeza en signo de desaprobación e inclinándose lentamente se aproximó lo suficiente para que el silfo la escuchara.

-Como puedes ver, no ganaras nada intentando convencer a estos anticuados y especuladores aldeanos-Sonrió levemente-No sé qué te atrajo de este pequeño pueblucho pero te ayudare a que salgas ileso de él, ¿Qué me dices?
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Blaudy

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MensajeTema: Re: El Oráculo de Arthymia (Privada)   El Oráculo de Arthymia (Privada) EmptyVie Abr 23, 2010 2:25 am

Blaudy vió como seguida a la sorpresa de su repentina aparición iba viniendo una oleada de temor. Parecía que si le acusaban del hombre tirado en el suelo. Vió como una de las posaderas dejaba caer todo lo que llevaba, y como al momento toda la taberna se convirtió en algo parecido a un gallinero de gritos. El pequeño silfo se llevó las manitas a las orejas para protegerlas de todo aquel griterío, y trató decir algo para calmar a la multitud, pero su vocecilla no era oída ni por el mismo.

Dirigió una mirada nerviosa a los uniformados que había visto al entrar en la posada, pero que no había dedicado atención hasta ahora, pues eran los únicos que no estaban de un lado a otro gritando y chillando histéricos. Quizás eran los únicos con medio gramo de cerebro entre todos los ahí reunidos, pero las miradas que le dirigían entre trago y trago le dieron mala espina al silfo.

Fué entonces cuando la taberna quedó quieta y en silencio de pronto al resonar una inquisitiva voz por toda la sala. Blaudy se dió media vuelta y alzó la vista para ver quien había hablado, pero desde ahí abajo solo alcanzaba a ver las fosas nasales de la nariz que asomaba del rostro. El silfo iba a alzar el vuelo para poder ver su rostro de cerca, pero un flacucho y pálido campesino se aproximó a ellos, retorciendo su sombrero de paja nerviosamente. Blaudy abrió los ojos de sorpresa cuando le describió como un demonio.

Espera ¿que has dicho? ¿robar el alma?. Te has parado a pensar acaso lo que...

Se cortó cuando el aldeano retrocedió asustado, murmurando algo de un maleficio. Fué entonces cuando varios comentarios en voz alta resonaron por el lugar, y el silfo parpadeó, ofendido. Iba a decirles cuatro cosas a aquella panda de ignorantes, pero se lo pensó dos veces. Una voz a sus espaldas le hizo dar un saltito del susto, y se dió la vuelta rápidamente. Se topó con la sonrisa de la mujer que había intervenido por el momentos antes, y escuchó con interés lo que le decía de llevársele a un lugar seguro

No entiendo que quieres decir con que me ayudarás a salir ileso... no creo que me hagan algo malo, pero... ¡vale!, iré contigo y así podrás explicarme por que todos aqui parecen tenerme miedo.

Con una sonrisa radiante, el silfo alzó el vuelo, y se posó en el hombro de la mujer, y pasó uno de sus bracitos alrededor de su cuello, para no caerse cuando esta andase. Cuando comenzaban a alejarse de la taberna, algo en la mente del silfo no acababa de encajar. ¿Por que había decidido ir con ella?. Algo en el gesto triunfal de la mujer no le inspiraba confianza al silfo precisamente, y se atrevió a preguntar procurándo que no le temblase la voz de nerviosismo

Por cierto... ¿a donde vamos?
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Gerde

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MensajeTema: Re: El Oráculo de Arthymia (Privada)   El Oráculo de Arthymia (Privada) EmptyLun Abr 26, 2010 1:43 am

-Señores-Musitó la mujer curvando una encantadora sonrisa-Yo me encargaré de que esta criatura regrese a su lugar de origen, si lo lastiman es probable que vengan más en plan de venganza, ¿es eso acaso lo que quieren lograr?-Preguntó cambiando la reacción de miedo de la cara de los pueblerinos a uno de incertidumbre y confusión.

La gente de la posada comenzó a murmurar de nuevo y varios asentimientos comenzaron pulular en la sala, la lady, sin esperar respuesta alguna se marchó de la posada junto con el silfo.

Había conseguido lo que quería.

-No ignoro tu fuerza y capacidad para enfrentarte a ellos-aduló falsamente, cual arpía mezquina evitando reír de burla ante lo que sucedería después-Pero aquellos aldeanos llegan a limites inusitados cuando se trata de seguir sus costumbres, anteriormente muchos magos fueron linchados y quemados vivos simplemente porque eran considerados una especie peligrosa para la sociedad-Iba a agregar que lo eran pero se contuvo.

-Vamos a un lugar seguro-Le mintió sonriendo con malicia-Ya es hora de que tus alas tengan una utilidad diferente aparte de volar-

Entonces, sin previo aviso retiró un largo pañuelo blanco que emanaba un fuerte aroma dulzón y lo aplicó con rudeza alrededor del silfo que yacía sujeto en su hombro mareándolo por aquel insistente aroma y haciéndolo caer en un extraño letargo a causa del misterioso veneno somnífero que aquel pañuelo contenía.

Enrolló al silfo ya casi desmayado en aquel pañuelo y junto con los dos sujetos uniformados que anteriormente comían en la taberna se marchó en dirección al gran edificio que usaban como base.
-Tus alas se venden a precios altísimos-murmuró al tiempo que la criatura feérica abandonaba el mundo de la realidad para caer en el de los sueños.


Tres horas después.


El Oráculo de Arthymia (Privada) Bosq


Pasaron los minutos y luego nacieron las horas, hasta que al fin el efecto somnífero acabó y el silfo pudo despertar y observar en donde se encontraba.

Lo habían depositado en una jaula de vidrio, similar a gran una botella la cual tenía unos minúsculos orificios a los costados para que pudiese respirar. Al parecer no lo pensaban matar todavía.
Aquella jaula se encontraba en el interior de una abandonada sala de madera y cemento, iluminada únicamente por una mediana ventana cuadrada ya que la otra se encontraba tapiada.

En aquel lugar solo reinaba el silencio.
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Blaudy

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MensajeTema: Re: El Oráculo de Arthymia (Privada)   El Oráculo de Arthymia (Privada) EmptyLun Abr 26, 2010 4:28 pm

Blaudy cada vez estaba mas nervioso, esa mujer despedía un aura que no le hacía sentirse a gusto. Iba a disculparse para irse volando y dormir en cualquier lugar siempre y cuando estuviese lejos del pueblo. A punto de decir algo estaba cuando la mujer mencionó algo de sus alas, y se quedó parado, mirándola con gesto estupefacto

¿Como que para algo diferente a vol...

Se cortó cuando de pronto un paño blanco le envolvió toda la cara y parte de los hombros. Trató de luchar para quitárselo de encima, pero la mano de la mujer oprimió la tela contra su rostro sin piedad, y a Blaudy todo comenzó a darle vueltas. Intentó dar una última sacudida, pero todo se volvió negro, y se desplomó sobre el hombro de la lady. No se dió cuenta como era cubierto por completo con el pañuelo, aunque le pareció oir algo de necios bastísimos.

Cuando despertó, tendido en una superficie extrañamente lisa, no abrió los ojos, se quedó unos minutos ahí tirado, creyendo haber vivido una pesadilla. Abrió sus ojillos, con la vaga esperanza de encontrarse encaramado a algúna rama, pero no hubo suerte. Tardó unos segundos en darse cuenta de donde estaba. Le habían encerrado en una especie de... ¿botella? de cristal algo mas grueso de lo normal. Miró hacia arriba, buscando el tapón que cerraba su prisión, y vió un sólido tapón de madera fuertemente amarrado con alambres, imposibilitando su huida.

Con paso torpe, se puso de pie. Por suerte la botella era suficientemente alta para no estar encorvado, y era bastante amplia. El silfo se palpó todo el cuerpo, extrañándose de que sus pertenencias siguiesen con el. Se ajustó un poco su guante metálico y estudió donde se encontraba. Una simple sala, silenciosa como la cripta de un rey, y vacía como el cerebro de un campesino.
Extrañado, se preguntó por que no le habían hecho nada todavía, pero decidió tratar de escapar antes de que viniese alguien a por el. Estudió la botella. No parecía poderse romper a base de golpes, y lanzándose contra las paredes solo lograría volcarla. Fijó su vista entonces sobre su cabeza, donde estaba el tapón.

Sin pensarlo demasiado, desenfundó a su fiel espina negra, y comenzó a clavarla repetidas veces en la húmeda madera, haciendo saltar pequeñas astillas de vez en cuando. Quizás si se daba prisa podría salir de ahí antes de que alguien viniese. Pensó que tal vez con su guante metálico iría mas rápido, de modo que se lanzó contra las paredes de su celda, haciéndola balancearse hasta que consiguió volcarla.
Cuando la botella dejó de rodar, avanzó a gatas hasta el cuello de la botella, y comenzó a tratar de arrancar pedazos de la madera para poder escapar.

Vamos... rápido...
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Gerde

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MensajeTema: Re: El Oráculo de Arthymia (Privada)   El Oráculo de Arthymia (Privada) EmptyMiér Abr 28, 2010 4:12 am

El pequeño silfo se concentró en la minuciosa tarea de romper el corcho con su Espina Negra y finalmente con sus manos. Era un trabajo lento pero eficiente, y si aquella criatura no se encontrara contra el tiempo probablemente su plan hubiese funcionado.
La puerta de la vacía habitación se abrió lentamente y una figura familiar se asomó por la entrada, aquella mujer se encontraba acompañada por dos sujetos, uno enorme y fornido de mirada intimidante y cabello oscuro como las sombras, y el otro era más pequeño, pelirrojo y sus pupilas giraban de un lado a otro como lunático.
La lady oscura se acercó a la botella y la levantó con brusquedad sin importarle si la criatura de su interior se golpeaba contra una de las paredes de vidrio que componían su prisión.
-Estas de suerte-dijo simplemente agitando la botella ociosamente de un lado a otro, luego la ocultó con un largo mantel azul marino y junto con los otros salieron de la estancia llevando al silfo consigo.

No calculo cuanto tiempo llevaron cargando al silfo de un lado a otro sin dejarlo ver nada por el manto azul, a menos claro, que aquella pequeña criatura se haya tomado la molestia de contar los segundos. Más o menos era una hora y media.

Los pasos de tacones fueron cambiados por los de botas pesadas y luego por zapatos de pasos cortos. Al parecer el silfo era pasado de mano en mano. Aquellas personas hablaban en murmullos por lo cual el silfo no podía escuchar muy bien lo que decían, y si a eso le sumamos que, además, las paredes de vidrio ayudaban a obstruir el ruido:

<Hay que comenzar la disección...> <Las alas sirven de adorno... caro... mucho dinero> <Se venderían bien... extirpar....>


Luego vinieron saltos irregulares y el bamboleo propio de un carro. Finalmente la jaula de vidrio fue apoyada con dureza sobre una mesa de madera y el manto azul fue levantado levemente por la lady rubia y el silfo comprobó que se hallaba en la misma taberna de un principio, el Ojo de Buey.

-¿Quieres ser libre?-preguntó con fingida preocupación para luego terminar curvando sonrisa burlona-Como te dije, estas de suerte, te soltaremos siempre y cuando nos acompañes hacia el interior del bosque de Promenthas-comentaba al tiempo que le entregaba la jaula al lord pelirrojo que estaba a su lado, este destapó el tapón y rápidamente liberó al silfo de la asfixiante celda no sin antes ponerle un pequeño grillete metálico en la muñeca.

-Si nos llegas a traicionar no dudes en quedar hecho polvo, aquel grillete tiene... propiedades muy especiales-Agregó con expresión siniestra.
-Si quieres liberarte de él sólo debes obedecer, ¿entiendes? ¿O tu pequeña mente no puede asimilar eso?-

Al menos Blaudy se encontraba medianamente libre; medianamente porque aquel frío grillete colgaba en su pequeña muñeca, y libre porque se encontraba fuera de aquella molesta jaula de vidrio y podía extender las alas cuanto quisiese.

El lord oscuro pelirrojo se quedó con el silfo mientras que la mujer se levantó se aproximó a la puerta con cierta impaciencia, como si esperase a alguien.
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Blaudy

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MensajeTema: Re: El Oráculo de Arthymia (Privada)   El Oráculo de Arthymia (Privada) EmptyVie Abr 30, 2010 5:45 pm

Blaudy se esforzaba por destrozar los escasos centímetros que le separaban de la libertad. Llevaba ya casi dos tercios de tapón reducidos a astillas cuando escuchó unos pasos que sonaban en la lejanía. Con gesto resignado, el silfo se sentó de piernas cruzadas y se encaró a la puerta de la sala. Vió entrar a la mujer que le había engañado y encerrado. La acompañaban un individuo cuyo peinado parecía un erizo en llamas, y un enorme hombre, robusto como un toro. La mirada burlona que le dirigió este último hizo que Blaudy temiese por su vida por primera vez desde que había despertado. Intentó que no le temblase la voz

Que... ¿que quereis ahora?

La mujer le dijo únicamente que estaba de suerte, luego echó mano de la botella, enderezándola bruscamente, haciendo que el silfo se precipitase al fondo, y luego le cayeron encima todos los trocitos del tapón. Fué a ponerse de pie, pero la chica comenzó a agitar la botella, haciendo que Blaudy perdiese el equilibrio, quedando de rodillas en el suelo. Abrió la boca para decir algo mas, pero taparon su celda con un trapo azul y se le llevaron de ahí.
Blaudy pasó lo que le parecieron horas quitandose los trocitos de corcho del pelo y de la ropa. Cuando terminó esta labor, se sentó apoyado en la pared de cristal, esperando a que le sacasen de ahí, fuese para lo que fuese.

Cuando finalizó su trayecto, la botella fué destapada, y volcada sin demasiadas ceremonias sobre una mesa. Blaudy cayó sobre sus posaderas, y antes de que pudiese hacer algo mas, le pusieron una especie de pulsera que cerró con un "click" metálico, quedando extrañamente ajustada a su muñeca. El silfo se levantó, y examinó el grillete con ojo curioso. a simple vista parecía un burdo brazal metálico.
Blaudy aleteó un poco para desentumecerse las alas, y miró al pelopincho que le hablaba, pero luego paseó la vista por el lugar donde estaba, abriendo los ojos de sorpresa al encontrarse de nuevo en aquella taberna. Asintió sin saber muy bien por que, y sonrió burlonamente, dándose un toquecito con la mano izquierda en el grillete, haciendo un tañido metálico similar al de una campanilla.

Si claro, propiedades especiales, lo he captado.

Alzó el vuelo hasta que sus ojos estuvieron a la altura de las del pelopincho, e hizo un par de volteretas en el aire. Dudaba que aquella chatarra tuviese algún efecto, lo mas probable es que fuese algún tipo de farol para ganarse su lealtad. El silfo trató de pensar rápidamente como librarse de ellos... No sabía ni siquiera donde estaba aquel bosque que le mencionaban, pero con suerte, podría internarse en el, y cuando menos se lo esperasen, salir volando entre los árboles. Voló hacia la puerta de la taberna, seguido por el pelirrojo, y señaló al horizonte

¡Os llevaré al bosque si tanto lo deseais, pero cumplid vuestra parte del trato!
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Gerde

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MensajeTema: Re: El Oráculo de Arthymia (Privada)   El Oráculo de Arthymia (Privada) EmptyDom Mayo 02, 2010 12:35 am

Off: Bienvenidos los nuevos jugadores, las indicaciones fueron dejadas en el post de inscripción. Las dudas se preguntan allí Wink

--------------------------------------

-No seas impaciente, partiremos dentro de un rato-Le dijo la mujer con sequedad al joven silfo-Ahora quédate ahí quietico, sin molestar, o te meteremos de nuevo en la botella-



Era una noche cálida en La Pradera, el pequeño pueblo ubicado a los lindes del bosque de Promenthas, anteriormente un simple valle, manso y frágil en el cual la caza era el deporte principal para sus habitantes debido a la docilidad de los animales, no obstante, de un día para otro los troncos y sus ramas adquirieron una dureza y tamaño extraordinario que hizo despertar los peores presentimientos de los aldeanos, que de por si ya eran bastante supersticiosos.

A eso hay que sumarle la desaparición de algunos niños hace unos cuantos meses y también el repentino acontecimiento de uno de los ciudadanos el cual se desplomó contra el suelo de la taberna al ser “atacado” por un demonio con alas… O al menos eso es lo que se cuenta de la boca de los pueblerinos.

Sin embargo aquella inusitada “milicia” que se había instalado en el pueblo sin ninguna finalidad en particular parecía que al fin haría algo útil en La Pradera ya que de un momento a otro todas las calles se llenaron de pancartas ofreciendo una cuantiosa suma de dinero por encontrar a los desaparecidos.

“Necesitamos gente valiente que quiera acompañarnos de expedición al bosque de Promenthas para ir en busca de los niños que se perdieron en él.

La recompensa es alta.

Buscarnos en la taberna el Ojo de Buey”

La taberna por más extraño que paresca se encontraba semi vacía, sólo estaba el silfo, los dos lord oscuros y el tabernero que en silencio limpiaba una y otra vez la misma jarra como si no tuviera nada mejor que hacer.

Y quién diría que aquel mismo día la taberna recibiría nuevos forasteros y tal vez una que otra sorpresa.
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Nissa Revane
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MensajeTema: Re: El Oráculo de Arthymia (Privada)   El Oráculo de Arthymia (Privada) EmptyDom Mayo 02, 2010 6:49 am

El camino estaba solo, la noche estaba muy cálida para mi gusto y las lunas estaban en su punto más alto, tenía un destino muy conocido para mí, mas sin embargo por el camino que recorría se alcanzaba a ver un bosque muy denso para estar en esta zona, no recordaba que hubiera un bosque tan denso a las orillas del pueblo, mi memoria era algo borrosa, había viajado a tantos lugares que mi mente dejaba entremezclar mis memorias sin que me diera cuenta, decidí no darle tanta importancia. Seguí mi camino al pueblo, estaba algo cansada por el trayecto, hubiera sido buena idea ir a caballo, pero para mi desgracia no había podido conseguir uno, el arco y el carcaj ya me pesaban, aunque no llegaban ni a los dos kilos sentía que me derrumbaría por su peso, me detuve un momento para descansar, desde donde estaba parada se podía apreciar el pueblo, ya estaba muy cerca, respire muy hondamente y tome todo el aire que me permitían mis pulmones, en mi cintura llevaba enfundada un espada del lado izquierdo, me puse la capucha de la capa y coloque mi mano izquierda sobre la espada, estaba algo oscuro y cualquier cosa podría atacarme en cualquier momento, cerré mis ojos y emprendí carrera hasta el pueblo.

Solo había corrido cerca de doscientos metros, cuando llegue a la entrada de este, estaba muy cambiado a la última vez que había estado en ese lugar, tenía ganas de recorrer el lugar pero mis piernas no daban para estar visitando lugares sin sentido, un sujeto estaba parado fuera de un edificio, estaba muy sucio y parecía ebrio pero era la única persona que veía por lo que tuve que preguntarle a él.


-Oye… tú debes saber dónde está la taberna “El ojo de Buey”.- El sujeto apenas podía sostenerse en sus pies, se limito a hablar y solo ignoro mis palabras. Tome al tipo por el cuello y volví a preguntar un poco más seria.

-¿Me puedes decir dónde está la taberna “El ojo de Buey”… Por favor.- La luz de la luna dejo ver mis ojos y todo lo que estaba debajo de la capucha. El sujeto se puso un poco serio y después de ver mis orejas diferentes a las suyas levanto una mano señalando hacia un edificio del que salía una tenue luz, solté al tipo y me dirigí a la taberna.

La taberna estaba muy vieja, y en extremo vacía para estar en medio de un pueblo, me limite a hablar con alguien y me senté en una mesa sola lo más alejada de la gente que estaba dentro e intente poner atención a las conversaciones que pudieran estar teniendo los presentes.
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Vulte

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MensajeTema: Re: El Oráculo de Arthymia (Privada)   El Oráculo de Arthymia (Privada) EmptyDom Mayo 02, 2010 7:04 am

-¿…? –La cara reflejaba la pregunta que Vulte se estaba haciendo ¿Qué era todo eso?

El gran icario miraba desde dentro del bosque a un grupo de niños que se revolcaban por el suelo, ensuciando sus ropas y sus caras entre el fango que Lluvia creaba. Vaya que eran tan… “ingenuos” ¡Jugar con la naturaleza! Aunque bueno, si Lluvia y Tierra quisieron eso, pues estaba bien que lo aprovecharan.

Bajó el brazo izquierdo para dejar de apuntarlos con su balésa –como nombró a su ballesta- y tomó con su gran mano derecha la espada que había dejado enterrada en el suelo. Aunque a simple vista se viera como un arma realmente pesada, no lo era tanto. Sea la suerte, o una inspiración divina de Tierra, Vulte logró fabricar aquella arma lo más ligera y resistente posible. A ella le llamó pádá.

De un solo movimiento la llevó hasta su hombro, para poder cargarla con más “ligereza” y facilidad, y caminó por entre los árboles, con pasos grandes, cada vez más hacia la luz; cada vez más hacia fuera del bosque. Sería la primera vez en su vida que abandonaría los bosques; pero era… “normal”: se había aburrido ya de aquella vida; y si quería que todo “lo otro” se convirtiera en plantas y en árboles, él mismo debía ir y empezar a trabajar en eso.

Apenas salir de la hierba se detuvo. Se sentía… solo. Como si de repente, se hubiese vuelto completamente pequeño. Nada allí parecía natural, ni siquiera los niños que antes había visto jugando. De cerca, parecían más criaturas sin razonamiento. Como pequeños animales, pero no como los del bosque –estos no tenían pelo, pero sí usaban… ¿Ropas?- ni como otro cualquiera que hubiese visto. Sin embargo, algo de lo allí existente –o más bien no- le gustó: Pudo extender las alas con total libertad; todo cuanto lograban dar, las extendió. A veces, incluso se olvidaba de ellas. Dentro del bosque, sólo podía hacer aquello en algún claro y casi nunca podía volar, pues como se cansaba rápido podía caer en cualquier parte y lastimarlas de forma bruta.

Le sonrió a los niños, que poco a poco ya se retiraban hacia unas cosas que los devoraban. Seguramente era su madriguera, como las tenían los topos, o sus nidos, como era el caso de las aves.
Levantó una mano en señal de despedida, la mano zurda, y luego siguió caminando con ligereza. Miró a una chica entrar a otra madriguera, pero esta al parecer había atacado a un pobre hombre. Vulte se acercó primero hacia él y lo miró a los ojos, flexionando un poco las piernas para este menester.
-¿He…rido? –Le preguntó con voz grave, la que siempre lo acompañaba. A duras penas había podido desarrollar algo de lenguaje, que aprendía de algunos hombres que llegaban a entrar en los bosques y con los que ciertas veces tenía contacto.
-El –señaló con la zurda al encapuchado que entraba a la madriguera- dis… cul… par.

Sin decir más, sonrió y se volvió a poner en pie, entrando a la misma madriguera que el atacante entró.

____

* Atacante/encapuchado: Nissa.
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Seelie

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MensajeTema: Re: El Oráculo de Arthymia (Privada)   El Oráculo de Arthymia (Privada) EmptyDom Mayo 02, 2010 11:11 pm

Me había perdido, estaba completamente segura de ello, tampoco era de extrañar, era la primera vez que me internaba en una ciudad y a cada paso que daba encontraba algo fascinante que observar, y pronto descubrí que no sabía por donde había estado ni que rumbo tenía que seguir para salir de aquel bullicio. Claro que para mí, cualquier grupo de más de dos personas me parecía una aglomeración y me podía distraer con el reflejo del agua en un espejo.

Todo lo que ahora veían mis ojos era nuevo, no estaba ya en el circulo de piedras, no había yugo sobre mi cabeza ni reina madre a la que servir y obedecer sin rechistar, sin levantar la cabeza, sin pensar... todo eso se había terminado.

Ahora, ahora cada ráfaga de viento era una nueva sensación, cada brizna de hierva un nuevo mundo, cada objeto un nuevo misterio, las nuevas dimensiones algo que explorar, algo a lo que habituarse.

Por lo tanto, cada minuto una nueva aventura.

Hacía tiempo que había dejado de volar, tenía las alas algo cansadas, llevaba en el aire varias horas y necesitaba descansarlas, y aquel lugar, tan ruidoso, con tanta gente y tatos olores por descubrir, me había parecido ideal para caminar.

Sin embargo, una vez en el suelo y tras caminar gran parte del día, me di cuenta de que me había precipitado, ¡nunca había estado en un lugar tan concurrido!

Seguí caminando largo rato, notando, como la gente que pasaba por mi lado, me miraba con curiosidad, incluso algunos me miraban con susceptibilidad. Supongo que era normal llamar la atención, no se ven muchas hadas hoy en día y aunque hubiese podido esconder las alas bajo una capa, siempre quedaría el tema del tono verde de mi cabello.

Finalmente, conseguí escabullirme en una callejuela poco concurrida, me apoyé un segundo en una de las paredes suspirando con alivio, parecía que por fin podía respirar tranquila, sin agobios, sin gente empujándome y sin intentar buscar el camino correcto sin buen resultado.

Cuando me recompuse, miré a mi alrededor, del edificio de enfrente, colgaba un cartel, ‘El ojo de buey’. Suspiré aliviada, por fin un sitio en el que pararme, respirar tranquila y tal vez poder preguntar alguna referencia para saber como orientarme, un mapa tampoco me haría demasiado apaño, había visto alguno desde que había salido de mi comunidad, pero no sabía interpretarlos. Lo mio eran las montañas, el musgo, la hierba, las plantas, donde crecen y donde no es mejor pista que una linea dibujada en un trozo de papel.

Así que sin más preámbulos me decidí a entrar.
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Isildur

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MensajeTema: Re: El Oráculo de Arthymia (Privada)   El Oráculo de Arthymia (Privada) EmptyMar Mayo 04, 2010 6:40 pm

Hacía tiempo que los recuerdos asolaban mi mente y despojaban mi ser hasta reducirlo casi a cenizas, como si el pasado se hubiera adueñado de mi vida y ya no tuviera ningún cometido que afrontar. Tan sólo un minúsculo esbozo de fuerza quedaba en mi cuerpo y era lo único que me otorgaba gracia para sobrevivir en aquel frío bosque donde me hallaba. El recuerdo de mi querido hermano persistía de forma sobrenatural en mi mente, y la imagen de aquella terrible daga rebanándole el pescuezo me infligía aún un castigo voraz, me atormentaba y corrompía cada vena del cuerpo. Por momentos, sentía que la furia se adueñaba de mi corazón y la locura se arraigaba en mí como ancla en el fondo del mar.

-“No puedo continuar así…Necesito un resquicio de esperanza” – musité mientras examinaba y caminaba por el burdo sendero que se extendía ante mí – “Debo aceptarlo, necesito asumirlo, o esta tristeza se adueñará de mí para la eternidad

Seguí avanzando lentamente, con los sentidos agudizados y una mano rozando el bello pomo de la espada que me había entregado Reilm. Un denso bosque, de altos árboles y fuertes arbustos, se esparcía a mi alrededor, dificultando mi marcha sobremanera. Estaba cansado, mas no debía detenerme…una noche más a la intemperie podría finalizar en tragedia… Por eso, tensé todos mis músculos y avancé con verdadera firmeza por el sendero, sin saber muy bien cual sería mi destino.

El viento comenzó a levantarse y el claro cielo se inundó de oscuras nubes que anunciaban una densa noche. Seguían transcurriendo las horas, como si de minutos se tratasen; mis fuerzas flaqueaban, mi cantimplora estaba vacía. Supuse que, sin duda, sería el fin de mi corta vida…No podía continuar, por eso decidí sentarme al amparo de un grueso tronco, con la cabeza gacha sobe mis rodillas.

De pronto, creí escuchar un grito; no expresaba terror, tampoco maldad. Se trataba, más bien, de una alegre carcajada que provenía de las proximidades.

-“¿Me habré vuelto loco? ¿Acaso el cansancio me ha hecho perder toda noción de la realidad? pensaba mientras levantaba la cabeza e intentaba agudizar el oído.

La brisa arremetió con fuerza contra mi sien, enmarañando, si aún cabía más, mi larga melena. Pero con ella había regresado otro grito. Me incorporé de un salto y, con la esperanza en mi corazón, corrí en la dirección de la cual creí que provenía. Salí del sendero con presteza, bordeé algunos densos matorrales y, finalmente, fui a parar a un pequeño descampado con una brillante laguna en su centro. En la parte más oriental crecían algunas plantas de extremada belleza que, por su aspecto, parecían gigantescas rocas cubiertas musgo; en la zona occidental, vislumbré, con verdadero agrado, el juego de dos chiquillos tras un par de patos que nadaban ociosos para no ser perturbados por los niños.

De nuevo los recuerdos junto a mi hermano Reilm, jugando cerca de las playas, entrenando en la cima de las lomas, surcando los mares en nuestro barco comercial...se hicieron más poderosos en mi, que todo el cansancio albergado en mi cuerpo. Rápido, intenté desterrar esa imagen mental y me concentré. Estaba claro que, si había niños en este paraje, algún pueblo habría cercano. Por fin pregunté:

-“Muy buenas pequeños” – grité con fuerza, intentando no parecer agresivo -. ¿Sabríais indicarme un pueblo cercano?

Los niños cesaron su juego y me miraron un tanto desconcertados. Seguramente, no estaban acostumbrados a ver forasteros por estos lugares. Después, uno de ellos se adelantó ligeramente y habló:

- El pueblo más cercano se llama La Pradera, está en esa dirección – dijo indicando el norte con el dedo índice -. Ahora estás en el Bosque de Promenthas.

- Muy bien, muchas gracias – dije yo haciendo una pequeña reverencia-. Decidme, ¿qué hacéis vosotros dos en el bosque con la cantidad de peligros que acechan por doquier? ¿No tenéis miedo?

- ¡No! – dijo de nuevo el chiquillo con voz socarrona-. Nuestro padre es un fuerte cazador. Está por las proximidades intentando capturar algún animal para la cena de esta noche. Después vendrá por aquí a recogernos.

- ¡Muy bien entonces! – respondí esbozando una pequeña sonrisa en mis labios-. Agradezco la información que me habéis dado. Ahora, debo partir de nuevo. ¡Adios!

Me giré y corrí en la dirección que me habían indicado los hermanos. Pronto estaba en un pequeño valle que había servido de refugio al pueblo conocido como La Pradera. Ya casi oscurecía y tan solo tenía ganas de encontrar algún lugar donde poder pasar la noche sin temor a nada; un refugio caldeado por el magnánimo calor del fuego y una fresca y revitalizante jarra de cerveza…

No fue muy difícil hallar una pequeña posada llamada “El Ojo de Buey”. Abrí la puerta, atravesé el umbral y me dirigí a la barra, siempre expectante de todo cuanto ocurría a mi alrededor.

Gente muy distinta frecuenta este poblado… me dije mientras pedía mi bebida y echaba una ojeada a las distintas gentes.
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Gornal

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MensajeTema: Re: El Oráculo de Arthymia (Privada)   El Oráculo de Arthymia (Privada) EmptyJue Mayo 06, 2010 10:06 pm

“Gornal se hallaba escondido entre unos arbustos, tenía miedo de hacer algún movimiento brusco y que aquel ser del averno lo descubriese, solamente se atrevió a levantarse un poco de donde estaba para poder percibir a aquel monstruo. Entonces Gornal decidió retirarse poco a poco, pero el miedo y pavor que sentía al mirar aquella criatura lo hizo tropezar. Fue, en aquel momento, cuando supo que había llamado la atención de la bestia. Intentó salir corriendo, pero las piernas no le respondían, entonces comprendió que su final estaba cercano. La irracional aberración clavó sus ojos en el joven guerrero y se lanzó a por el muchacho incauto. El gran lobo se abalanzó sobre Gornal, y ………………….”

Era la hora del alba, Gornal se palpó la cara y observó que la tenía bañada en sudor. –Tengo que dejar atrás ese momento de mi vida, de todas formas si no fuera por eso no estaría ahora mismo aquí, y esto es lo que deseo.- Se dijo Gornal, intentando mantener la respiración.

Al cabo de un rato, el guerrero se tranquilizó y pudo observar que el sol estaba empezando a salir, pero las nubes no parecían dejarlo. Gornal se sentó al lado de un árbol y comenzó a desayunar. – Tengo que llegar al pueblo más cercano, porque otra noche a la intemperie puede llegar a mermar mis habilidades. – Se indicó a sí mismo.

Poco después, ya estaba preparado para otra caminata, la cual le dirigiría a su destino. Cogió todos sus utensilios y se dispuso a caminar. Al poco tiempo de emprender el viaje, sobrepasó una pequeña colina y allí, en su cima, pudo deleitarse con el hermosísimo Valle de Promenthas. En él, había todas las tonalidades de verde, incluso de amarillo y marrón. El joven guerrero vislumbró un pequeño pueblo que no quedaba lejos de donde él se encontraba.

Con aquella maravillosa vista, descendió la pequeña pendiente y se colocó en un camino, que parecía transitado, ya que no crecía la hierba por el centro de la senda. Al cabo de unas 2 horas, Gornal llegó a aquel pequeño poblado. En la afueras se veía a los niños jugar con una especie de pelota, a la cuál le daban patadas. Gornal no prestó mucha atención a los críos y se dirigió a lo que parecía una plaza.

Entonces, Gornal advirtió el letrero que tanto añoraba volver a ver. En dicho epígrafe se adivinaba a leer “El Ojo de Buey”.

- Por fin un lugar donde poder comer y beber tranquilo, además de descansar como los dioses mandan. – Dijo Gornal con clara y decidida. El guerrero se adentró en la taberna y se fue hacia la barra, colocándose en la esquina final de esta.
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Gerde

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MensajeTema: Re: El Oráculo de Arthymia (Privada)   El Oráculo de Arthymia (Privada) EmptyDom Mayo 09, 2010 1:59 am

Quién diría que aquella noche destinada a ser como cualquier otra, La Pradera se encontraría con distintas novedades que cambiarían para siempre su historia.
Pero vamos a centrarnos en la taberna, El Ojo de Buey, lugar típico de reunión para los campesinos luego de su extensa jornada laboral. Pero hoy su clientela fue abruptamente reemplaza por diferentes forasteros, que acabaron con la impuesta monotonía del pueblo.

La primera figura que entró en la taberna era el de una mujer-una elfa para ser más exactos-que mantenía oculta su figura por una larga capa, pero que dejaba a luz sus verdosos ojos y sus puntiagudas orejas que sobresalían de su oscuro cabello. La visitante se ubico a un extremo de la posada y el tabernero saliendo de la barra se acercó a ella cargando una espumosa cerveza verde.

-Esta es nuestra especialidad-balbuceó algo asustado mirando de reojo a los lord oscuros-La casa invita-finalizó regresando a su lugar.
Pero entonces la puerta vuelve a ser empujada y una portentosa pero desorientada criatura ingresa a ella. Nada menos que un icario. El tabernero se adelantó a servir al recién llegado una jarra de cerveza y llegó frente a él casi a saltos.

-La… la… casa invita-Musitó con cierto temblor y miedo en su voz, pero no por los lord oscuros, si no por el mismísimo Vulte, y le entregó la cerveza sin dejar de mirar impresionado sus gigantescas alas y por supuesto su portentosa musculatura.

Y cuando el tabernero se dispuso a regresar a la barra, por fin, y un poco más sosegado la puerta comienza a chirriar hasta finalmente quedar abierta dando paso a un nuevo forastero. El pobre pueblerino se sobresaltó aterrado pensando que otra criatura como el alado ingresaría a la posada, pero su semblante se relajó unos instantes al ver entrar a una pequeña muchacha, sin embargo al observarla con mayor detenimiento otra ceja de desconcierto se alzó sobre su arrugada frente al percibir que la joven era de color verde como la hierba y de su espalda se extendían unas coloridas alas. Pero esta vez no fue él quien atendió al hada, si no el lord oscuro.

-Tenga buena noche señorita, ¿le apetecería tomar algo?, hoy la casa invita-Dijo el pelirrojo con amabilidad tendiéndole la mano al tiempo que era observado furtivamente por la mujer rubia la cual comenzó a deambular alrededor de la taberna mirando con descaró la cara de los recién llegados y curvando una sonrisa satisfecha se subió sobre la mesa para llamar la atención. Pero contuvo su voz ante la llegada de dos nuevos extranjeros los cuales fueron atendidos de inmediato por el tabernero el cual no les cobró nada por sus pedidos.

La mujer apoyó ambas una mano sobre su cadera y alzó la barbilla con desdén mirando a todos desde la altura de la mesa.

-Bienvenidos a La Pradera-Saludo extendiendo una amplia sonrisa de dientes perfectos-Como ya se han dado cuenta me he tomado la molestia de pagarle al tabernero todo lo que ustedes estén dispuestos a consumir, ¿la razón?, pues una muy simple, estoy en busca de fuertes hombres y valientes mujeres para emprender un recorrido por el bosque de Promenthas para ir en busca de unos niños desaparecidos-

El pelirrojo se aproximó hacia su compañera y depositó bajo sus pies un amplio saco lleno de coronas.

-Como pueden ver la recompensa es alta. ¿Y bien? ¿qué me dicen? ¿estan dispuestos a aceptar esta oferta?-


---------------

-Debido a que somos demasiados y no tengo intenciones de hacer una partida lenta los turnos son libres y el plazo máximo para postear es el día viernes.

Todas las consultas en el tema de inscripción de la partida.

Y bievenidos!
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Blaudy

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MensajeTema: Re: El Oráculo de Arthymia (Privada)   El Oráculo de Arthymia (Privada) EmptyMar Mayo 11, 2010 5:40 pm

El silfo se frenó en seco. Asique no se irían todavía. Pues vaya. Odiaba esperar. Revoloteó por la taberna hasta la barra, donde el camarero dió un pequeño respingo al verle. Blaudy comenzó a pasear lentamente arriba y abajo por el tablado de madera, intentando ignorar las miradas de temor que le lanzaba de vez en cuando el tabernero, y sintiendo como los ojos del pelopincho y de la otra se le clavaban en la nuca.

Vengaaa me aburro, vamonos al bos...

Decidió callarse cuando las miradas de los dos lords le taladraron. Agachó la vista, y caminó hasta el lado de la barra que limitaba con la pared, y se sentó con la espalda reposando en la pared. Durante un rato esperó, hasta que la puerta se abrió. Blaudy se puso de pie para ver mejor. Una chica con una bonita capa entró en la taberna y se dirigió a la barra. Apenas había dejado de tintinear la campanilla que avisaba cuando entraba un cliente, cuando un enorme individuo entró. Casi se tuvo que agachar para pasar por el marco de la puerta, y parecía que tenía alguna dificultad a pesar de haber pasado todo su cuerpo por el umbral.
Cuando el hombre hubo pasado por la puerta, Blaudy pudo ver que sus dificultades para pasar de la puerta (además de su enorme envergadura corporal) se debían a unas alas que nacían de su espalda. El silfo se quedó atontado viendo aquellas hermosas alas, luego dirigió un desaprovador gesto a las suyas propias. A su lado, parecía una mosca frente a un águila.

Luego entraron otros dos hombres, pero no llamaron la atención de Blaudy tanto como el de las alas. Entonces la rubia, habló, y el silfo sintió un escalofrío al oir de nuevo su voz. Mientras la escuchaba, examinó otra vez aquel grillete. Era una simple baratija, estaba seguro... Aunque si ellos supiesen que se iba a dar cuenta ¿por que se habrían tomado la molestia de ponérselo?
Tendría que dejar sus sospechas para mas tarde, pues parecía que ya se iban a poner en marcha. Alzó el vuelo y se dirigió hasta el hombro de la mujer, donde tomó apoyo, esperando a que partiesen...
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Isildur

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MensajeTema: Re: El Oráculo de Arthymia (Privada)   El Oráculo de Arthymia (Privada) EmptyMiér Mayo 12, 2010 2:36 am

- ¡Vaya! - exclamé exaltado al tener tan acogedor recibimiento, pues nunca había sido invitado a una reconfortante jarra de cerveza al entrar por primera vez a un establecimiento público-. Gracias señor - proseguí diciendo-. Pero, esto... ¿a qué se debe?

Mis dudas se desvanecieron rápidamente cuando vislumbré a una hermosa mujer de rubios cabellos subirse a una mesa con verdadera decisión. Se alzaba allí, tan bella e imponente, resplandeciendo su piel pálida a la escasa luz de las antorchas y candiles. Parecía como si los mismísimos dioses le hubieran otorgado tanta belleza para embrujar a los allí presentes. Habló con fuerza, con un tono que se tornaba entre sarcástico y burlón:

- Bienvenidos a La Pradera. Como ya se han dado cuenta me he tomado la molestia de pagarle al tabernero todo lo que ustedes estén dispuestos a consumir, ¿la razón?, pues una muy simple, estoy en busca de fuertes hombres y valientes mujeres para emprender un recorrido por el bosque de Promenthas para ir en busca de unos niños desaparecidos.

¿Niños desaparecidos?” pensé mientras el fulgor de mi mirada se clavaba de forma penetrante en el semblante de aquella extraña dama. Intenté hallar una respuesta a la cantidad de preguntas que, en estos momentos, comenzaban a invadir mi mente. ¿Por qué habrán desaparecido esos chiquillos? ¿Quién será el responsable de tan maléfico acto? ¿Les habrá ocurrido algo similar a los pequeños con los que me encontré al venir hacia este insólito pueblo?. Los interrogantes tomaban forma en mi cabeza y me atormentaban, como si de afiladas dagas intentando penetrar en mi estómago se tratasen. Sacudí la cabeza ligeramente y decidí prestar más atención. En ese mismo instante, un hombre pelirrojo, corpulento a simple vista, depositó una bolsa colmada de coronas sobre la mesa que pisaba la mujer.

- Como pueden ver la recompensa es alta. ¿Y bien? ¿qué me dicen? ¿estan dispuestos a aceptar esta oferta?

Sin buscarlo, el destino me había hallado. Ahora estaba solo en un lugar desconocido y sin un cometido al que poder aferrarme; por lo tanto, concluí para mis adentros, que un poco de acción no me vendría nada mal. Además, si con ello ayudaba a salvar las vidas de esos pequeños muchachos y adquiría algo de dinero por mis servicios, el aliciente se presentaba más apetitoso aún. Aunque, a decir verdad, aquella hembra me desconcertaba sobremanera y me hacía desconfiar. Sin embargo, algo en ella me había cautivado, quizás sus ojos, tal vez su decisión y carisma, posiblemente su belleza y esbelto cuerpo.

Sin saber porque, me acerqué hasta la mesa donde se postraba ella, la miré de nuevo y hablé un tanto arrogante:

- Me uniré a tu expedición – mencioné decidido-. Pero dime, mujer, ¿cuántas de esas coronas me corresponderán si decido acompañarte en tu viaje?

Permanecí allí, impasible, esperando su respuesta y si habría otras gentes en ese lugar capaces de aceptar la tarea que nos había propuesto aquella intrépida dama.
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Vulte

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MensajeTema: Re: El Oráculo de Arthymia (Privada)   El Oráculo de Arthymia (Privada) EmptyVie Mayo 14, 2010 3:03 am

Miró el interior de esa madriguera y se esforzó un poco por ver con detalle; ni la oscuridad del bosque era tan desconcertante como la casi-iluminada madriguera en la que había entrado.
Un topo… no, parecía un pequeño hombre, como los que en contadas ocasiones había visto entrar a los bosques, los que le habían enseñado un poco de la lengua humana, se le acercó y le dio una cosa… con agua. Lo miró extrañado ¿Así eran las costumbres? Parecía muy interesante, sí. Se llevó el recipiente a los labios y se detuvo ¡Apestaba! Pero no quiso parecer alguien malo, ni rechazar su ofrecimiento. Lo dejó sobre una tabla cercana mientras recordaba su misión ahí:
Alguien había molestado a un hombre, y él le había jurado que lo sacaría y le haría pedirle disculpas.

Recorrió la madriguera con la vista, de aquí para allá, mientras escuchaba a una extraña mujer soltando palabras tan rápido que no podía ni entenderlas. Habían allí muchos hombres; raros todos ellos. Ninguno con alas. Eso apoyaba lo que siempre pensó: Él era realmente especial, único en su especie.

Pero… ¡Allí estaba! Esa piel tan rara lo delataba ¡Aquel era el sujeto que estaba buscando! Caminó hacia él, mientras se volvía a echar la espada a los hombros para poder cargarla. Y apenas llegar, le tomó del hombro dejando caer su brazo –su peso- a plenitud.
-Tu… -miró a los demás, esperando que no lo tomaran tan a mal- dis…culpar –señaló fuera, hacia la puerta de la madriguera- hombre.

No quería ser tan rudo, así que sonrió ampliamente mientras retiraba el peso y daba un paso hacia atrás. Y mientras alzaba la cabeza hacia la mujer que hablaba placenteramente, pues logró captar una palabra: Bosque.
-Árbol –dijo con su voz gruesa- ir voy
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Nissa Revane
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MensajeTema: Re: El Oráculo de Arthymia (Privada)   El Oráculo de Arthymia (Privada) EmptyVie Mayo 14, 2010 3:33 am

No había pasado mucho tiempo desde mi llegada a la Taberna, cuando el tabernero ya me había ofrecido algo de beber, en otras circunstancias la habría rechazado rotundamente, pero el camino que había recorrido había sido largo y cansado, además de que la sed me estaba matando, tome el tarro lleno de un liquido verde sin preguntar que era.

–Gracias- esboce una leve sonrisa al tabernero y empecé a beber.
Instantes después empezaron a entrar más creaturas, algunas muy extrañas otras muy comunes, Icarios, hadas humanos, uno tras otro entraban en la taberna, lo más seguro, con el mismo motivo que el mio, intente no llamar mucho la atención, jugaba con una flecha haciendo marcas en la mesa en que me encontraba sentada, solo venia por una recompensa, me pare, mire a los presentes y me deshice de la pesada y estorbosa capa que traía puesta y la coloque sobre una silla. Ya había recuperado la energía gastada en el viaje, de pronto una mujer rubia rompió el silencio que predominaba en la taberna, mis ojos se desviaron por completo hacia ella, pero no duro mucho mi atención, un saco lleno de coronas había sido dejado a sus pies, esa era la razón de mi presencia.

Estaba pensando en el por que de la reunion, y en el futuro de esas coronas, cuando una pesada mano cayo sobre uno de mis hombros sacandome de mis pensamientos, la creatura intentaba hablar, le costaba trabajo hablar el mismo idioma, solo se le entendia poco
-No te ofendas amigo alado, pero si te refieres al hombre ebrio de afuera, no tengo intenciones de pedirle disculpas, el se lo ha buscado, y no le hice gran cosa.- Mire al gran icario sin parpadear, me vinieron muchas dudas a la cabeza, pero todavia no era tiempo de preguntarlas -No esta en mis planes llevarme mal con mis compañeros, asi que si no te importa, olvidemos ese insignificante problema.-

Me levante de mi lugar y me acerque un poco a la mujer, tome mi arco, la flecha con la que estaba jugando y los coloque sobre la mesa de la taberna mas cercana –Mi arco es tuyo, úsalo como te plazca…- En mi rostro se dibujo una leve sonrisa.

Mire nuevamente a todos los presentes por un momento, unos ya habian hablado, volvi a tomar mi arco y la flecha, -Soy Nissa Revane, sera un gusto trabajar con ustedes...- Me dirigi hasta donde estaba mi capa y volvi a sentarme en el mismo lugar del que me habia parado -Y a que hora salimos- pregunte mientras pedia otro tarro de cerveza.


Última edición por Nissa Revane el Miér Mayo 19, 2010 4:18 am, editado 1 vez
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Gornal

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MensajeTema: Re: El Oráculo de Arthymia (Privada)   El Oráculo de Arthymia (Privada) EmptySáb Mayo 15, 2010 12:44 am

Al abrir la puerta de aquella pequeña taberna, a Gornal le dio un escalofrío debido a la incipiente hoguera y al calor que ésta desprendía. Sin pensárselo dos veces, se encaminó hacia la barra en la que estaban sentados dos hombres bastante corpulentos.

Rápidamente el tabernero se acercó a Gornal con una gran jarra de cerveza verde y le dijo – la casa invita -. Gornal se sorprendió un poco pero no lo demostró y le expresó al cantinero – Gracias por esta revitalizante cerveza -.

Mientras Gornal se deleitaba con la espumosa, escuchó un pequeño golpe en una madera y acto seguido unas palabras, a las que le prestó atención sin despegar su mirada de la cerveza.

- Bienvenidos a La Pradera. Como ya se han dado cuenta me he tomado la molestia de pagarle al tabernero todo lo que ustedes estén dispuestos a consumir, ¿la razón?, pues una muy simple, estoy en busca de fuertes hombres y valientes mujeres para emprender un recorrido por el bosque de Promenthas para ir en busca de unos niños desaparecidos.

Acabado el escueto discurso, Gornal advirtió como uno de los personajes que estaban juntos a la barra se dirigía hacia donde se encontraba aquella señorita que había hablado, llevando un saco. Entonces Gornal se giro para poder ver mejor la escena y distinguió unas coronas que sobresalían del saco, que había sido colocado a los pies de la oradora.

-Como pueden ver la recompensa es alta. ¿Y bien? ¿qué me dicen? ¿estan dispuestos a aceptar esta oferta?-

Rápidamente se adelantó un humano que por su indumentaria era un guerrero y pronunció las siguientes palabras: - Me uniré a tu expedición. Pero dime, mujer, ¿cuántas de esas coronas me corresponderán si decido acompañarte en tu viaje?

En ese mismo momento, Gornal se levantó de su silla y se apoyó en la barra, mientras decía con una pasmosa tranquilidad: - Me uniré a tu aventura, pero espero que haya algo de acción, porque mi espada ya tiene ganas de salir de su funda.

Dicho esto, Gornal recogió su cerveza y le dio un trago hasta que la terminó, acto seguido le pidió otra.
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Gerde

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MensajeTema: Re: El Oráculo de Arthymia (Privada)   El Oráculo de Arthymia (Privada) EmptyDom Mayo 16, 2010 2:04 am

La lady oscura se mordió el labio inferior con sensualidad y se acuclilló hasta que su rostro quedó a la altura del humano Isildur. Acercó los dedos a su barbilla para alzarle el rostro.

-Todas las que seas capaz de conseguir-Susurró con una voz arrullante y encantadora, quizás demasiado. El lord pelirrojo al ver la actitud de su compañera distendió los labios hasta crear una sonrisa divertida marcando unos infantiles hoyuelos en sus mejillas.

-Shaiya tiene razón, les otorgaremos 100 lunares a todos aquellos que nos acompañen y si finalizan el viaje como corresponde le entregaremos la misma cantidad pero en coronas-Informó acentuando la voz en la última oferta.

El tabernero continuaba sirviendo cervezas a quienes le solicitaban pero cada vez se sentía más nervioso hasta que llegó a tiritar con tanta fuerza que votó una de las jarras.
Shaiya, la lady oscura, lo fulminó con la mirada al tiempo que descendía de la mesa y le entregaba a todos los que aceptaron unirse a la misión el saco de lunares correspondientes. Blaudy aburrido se sentó en su hombro pero la mujer no tenía porque seguir fingiendo que le agradaba aquella criatura, así que, sin ningún respeto hacia él, lo empujó hacia atrás con su mano derecha para quitárselo de encima.

-Aléjate o haré funcionar ese brazalete... y quedaras hecho polvo-Murmuró extendiendo los ojos cual fiera que amenaza a su presa.

-Bueno, bueno-Interrumpió el lord pelirrojo aplaudiendo constantemente para acallar los ruidos de la taberna-Antes de comenzar con las explicaciones me presentaré, mi nombre es Darken y ella es Shaiya, mi hermana. Nuestro objetivo consiste básicamente en penetrar la espesura del bosque de Promenthas para ir en busca de los niños que se perdieron hace una semana. No garantizo que se encuentren con vida debido a los múltiples animales salvajes que rondan por allí pero si podemos salvar una vida aunque sea, es más que suficiente-Finalizo Darken cual hombre ejemplar haciendo mella de su uniforme militar.
-Vamos a partir mañana en la mañana, ¿alguna dud...?... -

Pero no alcanzó a decir nada más. La puerta de taberna se abrió con estrépido y una enorme criatura armada con una portentosa hacha gruñia molesta mirando a todos los presentes y deteniendo la visual en ambos lord oscuros.

Spoiler:

El verde troll vestía un simple taparrabos rojo y unas hombreras de acero además de unas calaveras humanas colgándole en la cintura, era bastante alto, incluso se podría decir que llegaba a los 2 metros, no obstante y a pesar de su comportamiento agreste se mostraba muy desconcertado con lo que veía como si fuese la primera vez que entraba a una taberna. No era una criatura civilizada, ni siquiera tenía un lenguaje que se pudiera catalogar como idioma, sólo rugía y hacia modismos bocales sin expresar nada en concreto.

Afuera de la taberna los gritos aumentaron y un cuerno de guerra resonó por todo el lugar, luego las ventanas de la taberna fueron destruidas por piedras y armas arrojadizas.

El troll levantó el hacha y se acercó profiriendo distintos rugidos hacia los aventureros. Fuera de la taberna los misteriosos uniformados luchaban contra aquella peste verde que los atacaba mientras que los aldeanos corrían a refugiarse en sus casas.

-¡Hay que salir de aquí!, ¡rápido!-Ordenó la mujer abriendo una escotilla oculta frente a la barra
.

---------------------------

Turnos libres hasta el día Sábado.
Los pj que no postearon en esta ronda les recomiendo que lo hagan o puede que ganen un hachazo del troll.

Mayores indicaciones en el tema de apertura de la partida. Y recuerden que todas las dudas se postulan allí.

Dato útil:

Sistema monetario de Utopia

Coronas
Lunares
Escudos

(100 escudos= 1 lunar

50 lunares= 1 corona)
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Isildur

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MensajeTema: Re: El Oráculo de Arthymia (Privada)   El Oráculo de Arthymia (Privada) EmptyVie Mayo 21, 2010 1:00 am

-Todas las que seas capaz de conseguir – me dijo la dama con tono sobrecogedoramente tierno, mientras su mano se deslizaba delicadamente hasta mi barbilla y me inclinaba la cabeza ligeramente para hallar mi mirada.
¡Qué bella es…! Pensé mientras mi rostro se tornaba de un rojo intenso y los pelos de mis brazos se erizaban al sentir el aliento de la fémina.

Sin embargo, no debía mostrarme atraído por una persona desconocida; ¡Yo no…! Mi fuerte educación, experiencia e intuición me habían demostrado que las apariencias siempre engañan. Hasta el momento, la mujer se había presentado como una persona demasiado desconcertante y me llegaba a turbar e intrigar. Quizás fuera eso, la intriga e incertidumbre, lo que me gustaba tanto de ella… ¿una dama espléndida? O, ¿tal vez, mezquina? Anhelaba saber tanto de ella... y estaba seguro que la persuasión no funcionaría con alguien de su calaña…

Sin hacer notar estos sentimientos que empezaba a albergar en lo más profundo de mi ser, hablé con tono arrogante otra vez:

- ¿Todas las que sea capaz de conseguir? -. Dije yo con tono burlón y proseguí mirándola con indiferencia y esbozando una sonrisa picarona-. Quizás no tengas sacos suficientes para pagarme…

Acto seguido, uno de los compañeros habló:

- Shaiya tiene razón, les otorgaremos 100 lunares a todos aquellos que nos acompañen y si finalizan el viaje como corresponde le entregaremos la misma cantidad pero en coronas.

“Shaiya…ese era su nombre” Un nombre que no olvidaría, del mismo modo que tampoco lo haría con la última frase del individuo pelirrojo: “100 coronas si finalizamos el viaje con éxito”. La misión ahora tomaba un sabor más apetitoso; la combinación de viajar junto a Shaiya y la sustanciosa recompensa que nos otorgaría me hacían sentir un frenesí inalcanzable. Sin embargo, yo permanecí mirándola desde mi posición, deseando saber su respuesta. Maldije a los dioses cuando la vi bajar de la mesa, pasando de mí con indiferencia, pero me alegré cuando se acercó y me entregó un saquito de cuero cuyo contenido ascendía a 100 lunares. Miré el dinero con recelo, sabía que esa cantidad sería insignificante comparada con la que cobraría una vez finalizada la misión.

Absorto en mis pensamientos, escuché de nuevo al pelirrojo hablar:

- Bueno, bueno. Antes de comenzar con las explicaciones me presentaré, mi nombre es Darken y ella es Shaiya, mi hermana. Nuestro objetivo consiste básicamente en penetrar la espesura del bosque de Promenthas para ir en busca de los niños que se perdieron hace una semana. No garantizo que se encuentren con vida debido a los múltiples animales salvajes que rondan por allí pero si podemos salvar una vida aunque sea, es más que suficiente-

La verdad, la vida de los niños no me importaba demasiado, mi personalidad se había forjado guiada por mi propio interés y por los de las personas que realmente me aportaban algo en la vida. Aunque, este sentimiento, no lo hice notar en ningún momento.

-Vamos a partir mañana en la mañana, ¿alguna dud...?...

Darken no pudo finalizar sus palabras, puesto que el pequeño barullo de la taberna se vio alterado por una extraña criatura color verdoso, ataviada con un taparrabos rojo y unas hombreras metálicas de las cuales sobresalían dos grandes cuernos. Era alto y corpulento, y esgrimía un hacha de doble filo que alzaba a los cuatro vientos. El horrendo individuo expresaba sonidos guturales inentendibles y parecía estupefacto ante la congregación del local donde nos hallábamos.

Dado su carácter agresivo, decidí separarme y correr hasta la posición de Shaiya, quien se había alejado para entregar otros saquitos de lunares a los demás aventureros que habían aceptado unirse a la comitiva. A su lado, desenfundé mi espada y adopté posición agresiva mirando al monstruoso ente. Me concentré todo lo que pude y musité unas palabras para mis adentros, formulando el conjuro de “Asfixia” que liberaría contra la criatura. Aunque no fuera gran cosa, el monstruo quedaría un poco debilitado y sería más sencillo derribarlo.

Sumido en mis pensamientos, pude escuchar gritos que provenían del exterior y a Shaiya decir:

-¡Hay que salir de aquí!, ¡rápido! Y abrió una escotilla situada frente a la barra de la taberna.

Finalicé mi meditación, me metí en la escotilla y pregunté a Shaiya:

- ¿Qué diablos era esa cosa?
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Blaudy

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MensajeTema: Re: El Oráculo de Arthymia (Privada)   El Oráculo de Arthymia (Privada) EmptyVie Mayo 21, 2010 2:30 am

Blaudy tomó asiento sobre el hombro de la lady, dejando colgar las piernas, pero un manotazo le tiró hacia atrás. Afortunadamente sus alas le sujetaron en el aire.
Miró a la mujer con gesto de protesta, y la boca abierta para replicar, pero la mirada de ella le atravesó como un cubo de agua helada. Blaudy desvió la mirada, incómodo, y se cruzó los brazos tras la espalda.

Tampoco era para ponerse así, no hice nada malo...

Se volvió a ir hacia la barra de la taberna, donde se sentó abrazado a las rodillas, con expresión triste y abatida. Examinó de nuevo su brazalete. Le pasó su guante metálico con suavidad, haciéndole chirriar, le dió varios golpecitos contra la madera de la barra, incluso le intentó morder.

Nada, el redondo aro se fijaba a su muñeca como una lapa a una piedra. Además, parecía que las juntas para abrirle habían... ¿desaparecido? Blaudy se preguntó por que no se iba de la taberna. Si el aro funcionaba... bueno, le querían vivo para ir hasta el bosque, asi que no le haría nada grave... y si no funcionaba y todo era un farol... sería libre.

Esperó para tener alguna oportunidad, a que todos estuviesen distraidos. Se paseó por la barra un poco, y uno de los aventureros que habían entrado en la taberna llamó su atención, aunque mas bien era el aburrimiento y las ganas de distraerse hablando con alguien. Voló hacia la elfa, pues desde que salió del bosque no había visto demasiados de su raza, y se situó de pie delante de ella, sobre la madera de su mesa.

¡Hola! Me llamo Blaudy ¿y tu? ¿que te trajo hasta aqui? ¿vienes mucho por la zona? ¿por que vas a...?

El enorme hombre de las alas de antes entró en escena, ignorando al silfo, y apoyando su enorme mano sobre el hombro de la elfa. Dijo algo de ¿enculpar? ¿repescar?. Entre que hablaba a trozos, y tenía una voz muy grave, al oido del silfo se le escapó el significado de lo que quería decir. Se encogió de hombros al ver que le ignoraban, y alzó el vuelo de nuevo, revisando lo que pasaba en la taberna.
Parecía que el pelopincho estaba diciendo las condiciones de aquel "rescate". Ahora que estaban distraidos hablando, era la oportunidad de escapar de ahí. Se dirigió hacia la puerta, que se abrió con tanta fuerza que casi la descolgaron de los goznes.

Entró un apestoso bicho verde, con un hacha tan grande que Blaudy se podría haber construido dos armaduras con ella, y le habría sobrado metal para hacerse una espada.
El silfo se quedó blanco como la cera, paralizado a excepción del batir de sus alas, que le mantenían en el aire. Cuando el troll gruñó, la mente de Blaudy reaccinó, y voló detrás de la primera persona que encontró, que fué Vulte. Se agarró a su espalda, y asomó la cabeza tras el enorme hombro del sujeto.

Pero que demonios es eso...

El grito de la rubia de ponerse a cubierto no se hizo de repetir por parte del silfo, que atravesó la posada como una flecha, y se introdujo por la trampilla. Se permitió descansar entonces, sentándose en el primero que vió pasar. Dejó que la mujer pasase... no quería mas manotazos. Tras ella iba un hombre con una melena ejemplar, y se sentó en su hombro, mirando hacia atrás para ver si todos les habían seguido...
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Nissa Revane
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MensajeTema: Re: El Oráculo de Arthymia (Privada)   El Oráculo de Arthymia (Privada) EmptyVie Mayo 21, 2010 3:08 am

Estaba por darle un sorbo al líquido verde que el tabernero me acababa de servir nuevamente, me detuve por un instante, había percatado unos pequeños ruidos de varios caminares a lo lejos pero no les había dado mucha importancia, le di un trago profundo al tarro y dirigí la mirada al pelirrojo que había comenzado a hablar.

Me quede pensando en lo que acababa de mencionar el pelirrojo, rescatar un grupo de niños, y peor aun, un grupo en el que no importaban los supervivientes, no era mi trabajo cuestionar la misión, pero no me parecía muy coherente el conformarse solo con un niño, no le di mucha importancia, después de todo solo estaba por la recompensa que ofrecían, tome el pequeño saco de lunares que me habían dado y me lo colgué en la cintura, justo al lado de la espada.

Estaba por preguntar algo al par de hermanitos, pero la puerta de la entrada se abrió de golpe causando un estrepitoso ruido y un tanto molesto para mis delicados oídos, en la puerta un troll que pasaba de los dos metros estaba parado interrumpiendo la salida de la taberna, el ruido que la puerta causo había dejado un zumbido en mi cabeza, era muy molesto, me había costado trabajo escuchar lo que la mujer había gritado, me quede pasmada viendo la “humanidad” del troll que no había podido reaccionar del todo, uno de los humanos que estaban en la taberna había entrado por una trampilla, seguido de algo que paso volando de lado a lado de la taberna, intente seguir al humano pero mi equilibrio estaba un poco inestable.


-No es un buen comienzo para mí- dije para mí con una voz muy leve, Rápidamente tome mi arco, una flecha y le apunte a la enorme creatura que se levantaba en la entrada, pero una voz resonó en mi cabeza, “No seria muy sabio llamar su atención si no es a ti a quien mira.” No sabía por que escuchaba esa voz pero decidí obedecer aquel consejo, baje el arco y me dirigí con dificultad hacia donde había entrado el humano. Mi equilibrio aun no se había recuperado, me apoye en una de las mesas que tenia cerca y cerré los ojos por un momento. Puse la mano derecha en la espada que colgaba de mi cintura y espere a que mi equilibrio se recuperara.


Última edición por Nissa Revane el Dom Mayo 23, 2010 7:02 am, editado 2 veces
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